G20: ¿Multipolaridad o multilateralismo?

Por Alexander Buvdonov

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

El hecho de que Estados Unidos este “negociando” la expulsión de Rusia del G20 es un excelente ejemplo de las diferencias entre multipolaridad y multilateralismo en el marco de las relaciones internacionales. A primera vista parecen lo mismo, pero en realidad son dos cosas muy diferentes. El “multilateralismo” no es más que una forma de unipolaridad extendida por medio de la cual Occidente invita a integrarse a sus instituciones a otros posibles polos de poder, obligándoles a adoptar su agenda, sus normas y sus valores en lugar de desarrollar los suyos propios como alternativa a Occidente. El “multilateralismo” es una de las estrategias occidentales de difusión de sus valores, normas y visión de las cosas, intentando coaptar al resto de los países no occidentales a través de sus propios mecanismos de poder. En cambio, la multipolaridad es proponer una alternativa completamente diferente a la hegemonía occidental tanto en sus formas culturales como en la creación de grandes espacios diferenciados, aunque no totalmente cerrados, unidos por elementos estratégicos, económicos y civilizacionales.

El G20 fue inventado por Occidente como una especie de ampliación del G7-8 (club occidental) con tal de crear un nuevo club informal cuya estructura y objetivos fueran parecidos al segundo. Precisamente fueron los miembros del G8 los que seleccionaron a los candidatos que formarían parte del G20 en 1999, aunque este último solo comenzó a volverse importante después de la crisis del 2008. Solo entonces la administración de Obama empezó a hablar abiertamente de “multilateralismo”.

El G20 está basado en el economicismo y el materialismo occidental, por lo que su misión no gira entorno a las civilizaciones ni tampoco alrededor de los principales actores geopolíticos a nivel mundial: solo se trata de un club que reúne a las principales economías del mundo. Sus reuniones tampoco tienen un peso político: por ejemplo, ningún país africano, a excepción de Sudáfrica, hace parte del G20 (sólo Sudáfrica), mientras que muchos países de la UE hacen parte del mismo. Irán, que es un actor geopolítico importante, tampoco hace parte del G20.

Es por esa razón que los demócratas estadounidenses (el G20 surgió con Clinton y fue impulsado por Obama) intentan “excluir” a Rusia de su creación, pues esta ha comenzado a desafiar la agenda occidental y su concepto de “multilateralismo”. Sin embargo, la misma composición del G20 y el hecho de que este formado en su mayoría por países no occidentales se puede convertir en un obstáculo para los planes de Estados Unidos. Si los otros miembros del G20 deciden ponerse del lado de Rusia, a pesar de la presión que ejerza sobre ellos Estados Unidos, esta organización adquirirá un carácter cada vez más multipolar. Y sería aún mejor si lograran boicotear o expulsar a Estados Unidos de esta estructura.

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