Sobre Karl Maria Wiligut, Wotanismo y el Sol Negro

En el sitio kalkiweisthor.net su autor publicó el año pasado en tres partes (3, 5 y 9 de Febrero) un material titulado simplemente Karl Maria Wiligut, en el cual, con la profundidad y seriedad que muestra en todos sus artículos, lleva al lector a enfocarse en dicho esoterista austriaco (1866-1946) y a considerarlo de manera distinta a la aparente visión popularizada de él. Al poner estos textos en castellano pretendemos dar a conocer algunos aspectos poco conocidos de un simbolismo que ha sido distorsionado o simplemente echado al olvido, advirtiendo, por supuesto, que lo que alcanzó a comunicar Wiligut es de por sí altamente complejo, y más para quien no tenga nada en común con antiguas sabidurías y simbologías germánicas, de todo lo cual él se decía depositario fiel, y para no arredrar al lector poco informado del tema le sugerimos revisar lo que hemos ya publicado en la categoría Karl María Wiligut.

KARL MARIA WILIGUT

por Kalki Weisthor

Febrero de 2018



PRIMERA PARTE

     De todos los profesores y escritores del moderno Armanen, o lo que fue conocido como el Renacimiento Ocultista Alemán, quizá ninguno es visto a través de un lente más distorsionado que Karl Maria Wiligut, que fue tal vez el más grande de todos ellos en términos de un verdadero conocimiento antiguo. Muchas de las distorsiones habrán llegado a través de los escritos de aquellos que, independientemente de sus intenciones, han escrito desde el contexto de la historia escrita por los vencedores de los sacrificios de sangre que fueron enmascarados como las Guerras Mundiales I y II. Así, Wiligut a menudo es marginado como un aparente excéntrico, un anciano mal adaptado a sus responsabilidades en la SS de Himmler, y que finalmente cedió ante la enfermedad mental que lo había (según lo presentan) asediado en el pasado, y a la bebida excesiva, y que fue silenciosamente jubilado como un bochorno a medida que el Tercer Reich se movía hacia la guerra.

     El principal impulso del Renacimiento Ocultista a menudo es visto como habiendo sido promovido por Guido von List —quien aparentemente recuperó todo el antiguo conocimiento por sí solo—, por sus protegidos Lanz, S. Kummer y Marby, y por laGermanenorden que dio a luz finalmente a la Sociedad Thule, y así al NSDAP. Luego después, según las modernistas versiones de la historia, el NSDAP marginó a los profesores sobrevivientes de dicho renacimiento, disolvió sus organizaciones y los puso en campos, y abandonó las verdades Armanistas. El propio Wiligut es visto como una rareza cuyas enseñanzas no lograron entrar en la corriente principal y son por lo general presentadas como estando de algún modo en conflicto con ella. Él es presentado como un Irminista más bien que como un Armanista, un seguidor del Kristos prehistórico más bien que de Wodan, y su Kristianismo Ario es visto como alguna especie de predecesor de cosas como el movimiento Christian Identity, tal como son vistas las enseñanzas de Lanz. Nada de eso es correcto.

     Lo principal que hay que entender sobre Karl Wiligut, para tener acceso a sus escritos, es que él era el vástago de una antigua línea, el verdadero heredero de enseñanzas que sólo podían ser estudiadas externamente por Von List, lo cual no implica denigrar el trabajo de este último. Sin los escritos de Von List y su círculo de enseñanza, probablemente no habría habido ningún Renacimiento Ocultista, ninguna Sociedad Thule, y la resurrección de Wotan, que surgió para encarar al demonio Yahvé en el punto decisivo principal y final del siglo XX, habría tenido necesariamente que asumir una forma algo diferente. Pero el conocimiento de Wiligut es de un orden totalmente distinto. Es Wiligut quien nos trae, aunque en forma algo fragmentada, enseñanzas verdaderas de una parte de la historia del hombre (y de la historia de lo que es más que el hombre), que de otro modo estarían perdidas en las nieblas del tiempo. Para entender la naturaleza de aquellas enseñanzas, dichas a nosotros por sobre un abismo de miles de años, debemos encargarnos primero de la cuestión de cómo el mundo, de la realidad misma realmente, ha cambiado durante aquellos milenios.

     Si a los escritos de Madame Blavatsky se les ha dado demasiado crédito por su influencia sobre Von List y aquellos que siguieron, dichas escrituras de hecho nos hicieron el servicio parcial de posesionarnos y promulgar ciertas verdades de los Vedas, siendo una de las más importantes la naturaleza del Tiempo, no sólo como un ciclo sino también como una espiral descendente, y en realidad como espirales dentro de espirales. La más provechosa de aquellas enseñanzas hurtadas, aparte de la naturaleza de los ciclos mismos, para nuestros objetivos presentes es la comprensión del descenso en la materialidad.

     En las teorías de ella de las razas-raíz, Blavatsky deja claro que su primera raza raíz, la Astral, no estaba compuesta por seres que eran materiales en el sentido moderno, en absoluto, y que cada raza sucesiva era cada vez más material. La comprensión más esencial del cíclico descenso a través de los Yugas, desde Satyahasta Kali, consiste en que se trata de un descenso desde lo espiritual hacia lo material, a medida que la esencia de la existencia manifiesta se mueve a través de los rigurosos tiempos de la Edad de Hierro, que está terminando ahora, a la Edad de Plomo, un tiempo de oscuridad cuando todo conocimiento desaparece y el estado de los seres sensibles es uno de servidumbre absoluta, desesperación y terror. Finalmente, toda conciencia es perdida para el mundo manifiesto, y preservada sólo en un nivel que precede a la existencia, para reaparecer finalmente en el alba de un nuevo Eón.

     Conforme la existencia mundana pasa de lo espiritual a lo material, la dorada sangre de lo Acausal, de lo increado, que habita en el núcleo interno de los arios o sus remanentes incluso hasta este día, se hace cada vez más rara, se sepulta cada vez más en la materia, se hace más difícil de encenderse con la Llama Negra, hasta que la retirada a un plano más alto, en preparación para la manifestación en un inevitable tiempo mejor, es la única opción. Ésta es la situación que pronto deberá sernos presentada. Pero para el propósito de entender las enseñanzas finales de los Viligotis, es primordial que entendamos el descenso de la naturaleza del conocimiento y sus corolarios, como la primacía del número. A esto último sólo podemos aludir brevemente, pero un entendimiento de lo primero es esencial.

     Para ver la espiral descendente de la naturaleza del conocimiento, contemplemos nuestros tiempos actuales. Para aquellos de mi generación y otras aún más recientes, es actualmente una gran ocupación estar criticando la ubicuidad de nuestros externalizados recuerdos y procesos de pensamiento, nuestros computadores y muy especialmente nuestros smartphones. Lo que fue una vez conocimiento y aprendizaje ha sido externalizado y entregado a Google, una entidad en sí misma que está en el proceso de una actual evolución, en esta época de involución (!), hacia una Inteligencia Artificial, hacia un ser post-humano y meta-humano. Por supuesto, esta evolución de lo material es una involución del espíritu. Pero deberíamos ver que lo que está ocurriendo es una manifestación de una esencia demoníaca que es del demonio que ha robado el nombre del dios tribal Yahvé, o de otro demonio similar.

     Y para nuestros actuales objetivos, la naturaleza exacta de aquel nuevo demonio no es relevante (¡aunque él pueda ser el siguiente gobernante de este mundo sumido en la oscuridad!). Lo que quiero destacar es la involución y externalización del conocimiento. Ahora bien, aquellos de entendimiento superficial en nuestro propio tiempo también condenarán la ciberización de la mente moderna en comparación con los procesos de pensamiento de aquellos de nosotros, de muchas generaciones durante varios siglos en un tiempo que se está terminando, que vivieron en el auge de la palabra impresa, el Libro. Yo por supuesto soy un gran admirador del Libro, y entiendo el punto de ellos; el libro es un medio que requiere la participación del lector, y así los procesos de enseñanza, de entendimiento, y por lo tanto de pensamiento y aprendizaje, son mucho más «humanos», más espirituales, menos externalizados a lo material.

     Sin embargo, no puedo sino ver, cuando criticamos a las multitudes irreflexivas que sostienen sus dispositivos y se ignoran entre sí y al mundo «real» alrededor de ellos, que su comportamiento no es distinto de la adicción a los libros que tenían generaciones anteriores. Aparte de la intensidad, ¿cómo la disociación perceptible en un cuarto lleno de adictos electrónicos se diferencia de las escenas universitarias de mi juventud donde uno podía encontrar a un grupo de estudiantes leyendo sus materiales impresos? El smartphone es una extensión del libro; él es el libro en el siguiente nivel de nuestro descenso, que es por lo cual el acceso a él fue tan fácilmente motivado.

     Contemplando hacia atrás, teniendo presente el flujo descendente de la naturaleza del conocimiento, inevitablemente somos llevados a la cuestión de cómo —en aquellos tiempos gloriosos antes de que el mito cediera el paso a la mera historia, con su foco diferente— el conocimiento fue transmitido antes de la escritura, que era obviamente la palabra hablada. El ejemplo más claro de eso que es accesible para la mente moderna es la historia de los Vedas, que son ciertamente el fragmento mejor conservado del conocimiento antiguo. Los textos de los Vedas pueden haber sido puestos por escrito hace no menos de siete o cinco mil años; pero como demostró Bal G. Tilak, en el contexto de probar algo más en total (en The Arctic Home in the Vedas), el contenido exacto de aquellos textos debe haber sido preservado más o menos exactamente durante milenios antes de entonces, conservando así la evidencia de su origen. Incluso en el siglo XX, si no incluso en nuestro propio tiempo, ha habido sacerdotes y monjes que pasaron sus vidas enteras preservando el conocimiento de sólo ese modo, transmitido de una generación a la siguiente, concienzudamente, no fuera que el conocimiento escrito se perdiera.

     Y precisamente esa conciencia de la transmisión verbal entre generaciones (en el caso de los Viligotis, de padre a hijo, que tristemente se terminó cuando el hijo de Wiligut murió) nos lleva a donde estamos, al entender la primacía de los textos de los Encantamientos Halgarita y de los otros escritos de Wiligut por sobre las revelaciones personalmente gnósticas de Von List y las otras erupciones de Wotan y, yo diría, de esencias y seres más antiguos, que surgieron como una última manifestación de la Voluntad del Espíritu contra la corrosividad de «Yahvé». Von List fue un hombre importante y un gran estudiante, pero él no era el heredero o la encarnación de la tradición antigua, como lo era Wiligut. Es a Wiligut y a los otros desconocidos de su tipo a los que debemos la existencia de los signos que Von List y los demás pusieron de manifiesto.

     Y para el lector curioso, también debo señalar lo que también puede llegar a ser relevante para nuestra investigación: la palabra hablada, en la forma del cuento épico o la escritura, era en sí misma una involución del conocimiento desde un nivel previo y superior. Porque había un conocimiento, seguramente antes de la palabra, que dio origen a la palabra, y a su necesidad. De modo que el discurso es una materialización del pensamiento. Y aquellos de nosotros que hemos pasado mucho tiempo en meditación también estaremos conscientes de que el pensamiento mismo, en términos de pensar en palabras, y en etapas anteriores a ésa, de pensamiento sin palabras, de una simple conciencia, siendo conciencia de algo, y antes de esto, puramente… es también un descendiente de otro acontecimiento, más espiritual y más puro y menos manifiesto.

     Aquí arriesgamos aproximarnos a las escuelas de pensadores modernistas, de Heidegger y otros por el estilo, que han intentado, con mayor o (en mi opinión) menor grado de éxito, llevar lo noumenal [esencial] al reino de lo fenoménico, y expresar el inefable pre-pensamiento como la Palabra… y ésta es una distracción que mejor evitamos y que por suerte no es necesaria para nuestra discusión aquí.

     Pero habría que tener en cuenta, al estudiar a Karl Wiligut, que los fragmentos que tenemos de la tradición por medio de él, derivan en último término de una fuente de verdad no fundada en un mundo que se aproximó a la materialidad y pesadez de nuestros propios tiempos. También debemos ser conscientes de que aquellas palabras habrán sido inevitablemente filtradas y afectadas por acontecimientos posteriores a su origen. En otros términos, encuentro en Wiligut evidencia de un cambio orgánico no diferente de aquel de los anillos en el tronco de un árbol, sino más como las espirales encontradas en las conchas de ciertos moluscos y antiguas criaturas, cuando sus elementos compositivos se han calcificado. Es mi entendimiento que las enseñanzas de Wiligut, en vista de que ellas son transmisiones antiguas, han sobrevivido a guerras y glaciaciones, a civilizaciones y quizá a especies de hombres y otros, todo lo cual también ha dejado sus marcas.

     Además, es evidente que la decadencia y la caída de civilizaciones y más, de mundos y en efecto de razas de criaturas, que han ocurrido mientras las enseñanzas que son sólo en parte manifiestas como los Encantamientos Halgarita fueron transmitidas entre los Viligotis de padre a hijo —y seguramente en formas paralelas a lo largo de otras líneas de transmisión—, todos esos acontecimientos están reflejados en dichas enseñanzas. En términos de los grandes mitos nórdicos y germánicos que han llegado hasta nosotros como enseñanzas también paralelas aunque más exotéricas, encontramos evidencia en Karl Wiligut del flujo y reflujo de las fuerzas de creación artificial (material) y de su cíclica destrucción: por una parte, de los poderes Thúrsicos [*] que están al acecho bajo el diseño básico y se manifiestan principalmente en nuestro mundo como fuerzas de destrucción que hacen espacio para un nuevo Eón, y, por otra, de los Ases y otros seres que se manifestaron por orden de los verdaderos Demiurgos que produjeron Eones previos.

[*] NdelT: En la mitología nórdica, un Jötunn (plural jötnar) es un tipo de entidad que se contrasta con los dioses y otras figuras, como enanos y elfos, y son ambiguamente definidos y diversamente mencionados por varios otros nombres, incluyendo RisiThurs y Trolls. El antiguo nórdico þurs (thurs), el antiguo inglés ðyrs (dhirs), y el antiguo alto-alemán duris, «demonio, espíritu maligno», son palabras relacionadas que derivan de raíces proto-germánicas.https://en.wikipedia.org/wiki/J%C3%B6tunn

 

SEGUNDA PARTE (WOTANISMO)

     A menudo es difícil para nosotros saber qué hacer de un hombre que habla de la eternidad desde un contexto en el cual todos sus contemporáneos tratan con asuntos a mano. Pero también parece que los hombres de la eternidad a menudo nacen en tiempos de crisis, que ellos se manifiestan allí por necesidad. De modo que, por ejemplo, lo que Wiligut tuvo que decir, a pesar del contexto en el cual sus escritos y su legado son inevitablemente tomados hoy, en su esencia fue mucho más allá que incluso los objetivos de la SS y del NSDAP, y ciertamente de la Ahnenerbe (de la que nunca fue parte, a propósito).

     Como una advertencia, antes de que vayamos demasiado lejos en el análisis de las escrituras y enseñanzas específicas dejadas a nosotros por Wiligut —que desafortunadamente no son voluminosas, y consisten sobre todo en poesía, escrituras rúnicas sujetas a interpretación, y un legado oral contado por sus alumnos que casi ciertamente tenían sus propias agendas— deberíamos ser conscientes de que por lo que dicen todos, y lo cual puede venir como una sorpresa para aquellos que han sido expuestos al falso retrato de Wiligut como un semi-funcional y tambaleante viejo borracho, él era de hecho un individuo vivaz y atractivo, y que esos alumnos, incluyendo a Anders, Teilinger y Mund, han contado que gran parte de lo que su profesor tuvo que decir era no-verbal, o consistía en gran medida no en lo que él dijo sino en cómo lo dijo. Así, y por las mismas razones que los escritos de Wiligut, incluyendo los encantamientos Halgarita, deberían ser leídos en voz alta para ser sentidos y entendidos, debemos recordar que sobre todo Karl Maria Wiligut era un artista, aunque un artista de lo eterno. Como Platón, de algún modo. Y que sus expresiones eran a menudo términos del arte.

     Además la realidad, la ontología explícita e implícita, de los escritos de Wiligut era una de eternidad, no de cambio. Era dinámica sólo en tanto que el cambio aparente ocurre desde la cambiante perspectiva de lo temporal; de hecho, se dice que él dijo que el cambio era una ilusión. En ese grado, su realidad, su metafísica, es la de Parménides, con un poco de Heráclito implícito. Su símbolo para la subyacente realidad de todo era el Drehauge, un ojo rotatorio, una confluencia de lo material (girando horizontalmente) y lo espiritual (rotando verticalmente), con la conciencia —¿la perspectiva humana?, ¿o algo más?— generada en el medio, en la confluencia, representada como la No-Runa, la Necesidad. Él, así, veía la realidad «absoluta» como moviéndose, pero inalterable.

     Este entendimiento arroja una cierta luz sobre las historias atribuídas a él de, digamos, la guerra en curso entre los Irministas y los Wotanistas. Él no ve aquello como un conflicto igual. Mi parecer es que él sintió que la enseñanza de los Irministas, de los cuales su clan Viligoti era una antigua parte, era eterna, y mientras de hecho las enseñanzas apoyadas y vividas por los Wotanistas eran inferiores, decadentes y exotéricas, él no sintió que la verdad de los Irministas / Armanistas fuera amenazada por ellos, sino más bien incomodada.

     Las alabanzas de Wiligut a Gotos no son realmente tan difíciles de entender desde incluso la corriente principal académica de la espiritualidad indoeuropea, cuando uno comprende que cuando él habla de su dios único, o dios-fuerza, Gotos, él realmente está hablando del mismo Dios Único de los antiguos arios, Teut o Deus o Tiu o cualquier variante del nombre que uno escoja, que era conocido incluso en tiempos de los romanos como el dios de los germanos. Si leemos esta poesía en el contexto de lo que Tácito dice de ese dios, o Rydberg mucho más tarde —incluso los cuentos de Saxo Grammaticus [s. XII d.C.] y de todos aquellos que afirmaron que Wotan, el cual más tarde se convirtió en Odín, era un hombre primero, que fue deificado más tarde—, podemos entender la opinión de Wiligut de que el de Wotan fue un culto posterior y herético de la antigua religión germánica. Incluso una versión antropomórfica del alto dios fue incluída en el «panteón» nórdico como el dios Tyr, el cual perdió su mano más tarde ante el lobo Fenris. ¡Qué parábola tan asombrosa del descenso de la vieja religión está incorporada en aquella historia!

     Los escritos de Wiligut, entonces, actúan como una clarificación del uso de las runas por parte de la SS y en el NSDAP en general. Ciertamente Wiligut tenía sus propias Runas, que eran diferentes de las Runas que han provenido de fuentes «académicas», que han sido divididas en Futhark Mayor, Menor, Anglo-Frisón y otros… y las Runas de Wiligut, similares aunque distintas de las de Von List (¿fueron las desviaciones de Von List inspiradas por su propia gnosis o por su período de ceguera [en 1902]?). En efecto, cuando uno entiende el descenso desde lo espiritual a lo material que es una parte del «endurecimiento», la creciente densidad y materialización que es una parte inevitable del descenso desde la Edad de Hierro a la de Plomo, es más fácil ver por qué Wiligut advirtió contra los Wotanistas.

     El panteón germánico de aquellos que llegaron a ser conocidos como los Asescuando ellos entraron en el período nórdico que está mejor documentado, consiste en hombres deificados y deidades reducidas. No es mi intención en esta coyuntura desviarme en una extensa crítica de la religión nórdica, pero es claro que cuando llegamos a los tiempos de Snorri y Saxo, y de aquellos otros que documentaron lo que tenemos de los mitos nórdicos, las historias y las imágenes de aquellas deidades habían sido corrompidas no sólo por el cristianismo, en su forma semítica, sino también por los mitos griegos y romanos, ellos mismos descendientes de otros que encerraban verdades más altas. Las alegatos de Wiligut de que los problemas con los Wotanistas se remontaban a siglos, o incluso milenios, deben implicar obviamente una versión del Wotanismo que es diferente del moderno que conocemos por las escrituras del siglo XIII de nuestros propios tiempos, ¡y mucho más de la re-creada religión de hoy!

     Tampoco éste es el lugar para especular acerca de la evolución de lo que llamamos Wotanismo a partir de tiempos prehistóricos (o tiempos cuya historia se perdió o fue destruída), pero indicaré algunas cosas que son necesarias para nuestro entendimiento, en particular el entendimiento necesario de cómo el Irminismo de Wiligut calza en aquel flujo cíclico que es parte del ciclo de las Eras. Es específicamente en cuanto a Wotan / Odín que tengo que hacer algunas distinciones.

     Primero, Wotan / Odin es varios seres diferentes, que deben ser desenredados para otorgarles algún sentido. En la Edda Poética, y también en la Edda en Prosa de Snorri Sturluson, bajo nombres algo diferentes Odín y sus hermanos hacen el mundo, o mundos, a partir del cuerpo desmembrado del gigante Ymir. Precisamente aquí los modernos thursatruaar [seguidores de la moderna corriente Thursatru] han insertado un extraño pero persistente error en su neo-sistema ¡haciendo de Odín el Demiurgo!, lo cual hace más intenso el error preexistente al entender a Yahvé como el Demiurgo, que él únicamente pretende ser. (Realmente, Yahvé afirma ser el Dios Único, no el Demiurgo, pero eso se desliza por la misma ladera). Pero es muy claro, al menos para mí, que este Odín es una entidad totalmente diferente que el Odín que va en diversas búsquedas espirituales para el entendimiento divino: el auto-sacrificio en el Havamal durante las nueve noches en el Árbol del Mundo, y la compra de la sabiduría de Mimir con el Ojo de Odín. Son estas últimas búsquedas de Odín de la sabiduría, de seres más antiguos y más sabios —los Jotuns o Thurses, quienes no son distinguidos por los académicos, o distinguidos de tal forma que resultan des-antropomorfizados, como lo hace Stephen Flowers— las que prestan la mayor parte de crédito a las enseñanzas de los thursatruuar y los profundos anti-cosmicistas de todas las variedades.

     Pienso que la confusión entre el demiurgo-Odín y el buscador espiritual, el cual también más tarde se convierte en el Padre del Todo (All-Father), sólo aumenta la confusión… Aquello es un producto artificial del crecimiento de la religión nórdica que Wiligut llama Wotanismo, y que él califica como corrompida. Aquella religión sería fácilmente vista como corrompida por uno que abrace una religión de estilo vedantino nórdico de Gotos como la expuesta por Wiligut. Aquello es al menos fácilmente visto como algo construído y que evolucionó en el tiempo histórico para incluír a un Odín o Wotan que probablemente estaba realmente basado en un hombre de origen asiático occidental o germánico del Norte que fue deificado y finalmente confundido con un demiúrgico dios creador. La confusión se intensifica cuando uno considera al dios Wotan como una entidad meta-humana o Arquetipo como lo enunció Jung en el siglo pasado.

     Para mis propios objetivos de claridad, Wotan para mí es el Arquetipo Jungiano, no un arquetipo en el pequeño sentido psicológico como un producto de la mente humana, sino como Jung pretendía, como una entidad ¡con un grado más alto de realidad que los humanos!; este Wotan, el cual como Yahvé ha surgido al poder sobre la tierra en base a esta relación con el hombre, y que combatió y básicamente perdió ante Yahvé en las Guerras del Siglo XX. De manera no casual, por favor note que Wotan y Yahvé lucharon aquellas Guerras, en particular la última, usando a humanos del mismo pueblo como delegados, aunque un grupo luchara conscientemente, y el otro como esclavos engañados, de modo que la victoria de Yahvé fue aún así una pérdida y una expansión de la esclavitud de aquellos que lucharon a favor de él.

     Considerando el contexto de lo anterior, la actitud de Wiligut hacia los Wotanistas es comprensible. La religión de ellos era para él un descenso hacia una especie de barbarie, un conglomerado de hombres convertidos en dioses ¡y el propio alto dios rebajado a una deidad antropomorfizada que estaba subordinada al hombre! Por supuesto Tyr era también un dios de la guerra en cierto punto, pero en este punto viajamos más profundamente que lo necesario hacia la militarización de los arios y sus descendientes en los años formativos del Odinismo, y que lo que es necesario para nuestra discusión de Wiligut.

TERCERA PARTE (CONCLUSIÓN – EL SOL NEGRO)

I

     Lo que intenté hacer aquí fue hablar de cómo la religión o metafísica de Wiligut, o lo que podemos saber de ella basado en esos escritos y dibujos suyos (porque tal es la naturaleza de la mayor parte de su escritura rúnica), sus enseñanzas verbales conservadas o relatadas y las interpretaciones de sus alumnos, puede ser vista dentro del contexto del descenso de las Edades, en particular en vista del momento fundamental en el cual él vivió y escribió, que puede ser visto como la verdadera Última Batalla de la Época Moderna, en la cual el Hierro ya no pudo ser contenido de convertirse en Plomo. Porque lo que uno consigue de Wiligut es la eternidad y la victoria eterna de las fuerzas de la Luz, en base al movimiento y equilibrio internos, pero siendo ellos mismos inalterables. En efecto, la idea de Eras no fue importada en lo que se hizo conocido como Hitlerismo Esotérico sino hasta que Savitri Devi leyera arianismo en el Hinduísmo, o sus formas más altas, y Miguel Serrano de manera bastante imperceptible combinó todo eso en su propia tradición esotérica, y no sólo suya, pero también sobre una base aún más amplia de un antiguo saber sumerio, babilónico y mesopotámico, y aún como fue visto más tarde por griegos y romanos.

     Wiligut por supuesto no era —realmente no es necesario decirlo— un abogado de ninguna de las fuerzas thúrsicas de la Nigredo (negrura); él vino a esta vida hasta cierto punto como un profesor, pero sobre todo como un preservador de verdades eternas. Es triste, desde lo que debe haber sido su punto de vista, que a él no se le permitiera transmitir totalmente sus enseñanzas, cuya oportunidad se perdió en el momento de la muerte de su único hijo, de modo que algunas de sus enseñanzas más profundas no fueron quizá reveladas a nadie. Debemos buscar entonces algo de eso por medio del filtro de la enseñanza de sus alumnos y la propia descripción de Wiligut, y mediante pistas en sus escritos.

     Además de los escritos explícitos de Wiligut acerca del Drehauge y su visión de lo eterno de los ciclos que es la base de la unidad, quizá la veta más rica para excavar en busca de pruebas de la conciencia del profesor de lo «anti-cósmico», las fuerzas de la destrucción y la disolución —Nigredo—, se encuentra en sus Encantamientos Halgarita. Tenemos los escritos de Emil Rüdiger, Werner von Bülow, Rudolf Mund y otros para agradecer o culpar por las elaboraciones.

     Emil Rüdiger, un miembro de la Edda-Gesellschaft y alumno directo de Wiligut, compone la mayor parte del verso 27 de los Encantamientos Halgarita. En gran parte de los Sprüche 27, 68 y 1818 él saca imágenes de una enseñanza que él elabora en sus propios escritos y los atribuye a Wiligut: la de los dos soles, Sunur y Santur, el último de los cuales, el llamado Sol Negro, no se hizo prominente a los ojos del mundo sino hasta después del tiempo de Wiligut. Según Rüdiger (y otros), el así llamado Sol Negro es un remanente de un sol más antiguo que dio luz a una Tierra más temprana, más jubilosa, y fue el fin del Sol Negro como una cáscara quemada el que aproblema a nuestro Sistema Solar, después de una batalla entre los dos, que marcó el descenso de nuestros antepasados astrales e hiperbóreos hasta los modernos arios, obviamente hace muchísimos años, según él, ¡330.000 de ellos!

     Encuentro otras referencias en los Encantamientos que parecen aludir, nunca explícitamente y nunca claramente, a al menos una conciencia de las fuerzas caóticas que existen como la fuerza del cambio aparente, y a un eventual acto de limpieza que conduce al equilibrio y al renacimiento, al despertar de nuevo. Remito aquí al lector a una publicación mía anterior [en inglés] al respecto:

https://www.kalkiweisthor.net/wiliguts-halgarita-charms-thursic-elements/

II

     Me gustaría concluír con una especulación final acerca de lo que puede o no haber sido el papel y la intención de Wiligut en cuanto al diseño del castillo SS en Wewelsburg. Yo ciertamente seguiría a Miguel Serrano en su énfasis de que no sólo el diseño primario de los rituales SS y muchos de sus artefactos fueron de Wiligut —vea de Serrano «El Hijo del Viudo» [*] para una declaración concisa— y su advertencia de que algunas cosas que han sido atribuídas a Wiligut, a la SS, y por lo tanto a las fuerzas y entidades que las autorizaron y las potenciaron, son realmente la manifestación de una última Era.

[*] http://editorial-streicher.blogspot.com/2014/01/miguel-serrano-el-hijo-del-viudo.html

     Algunas de esas cosas que fueron atribuídas a Wiligut son de hecho, creo, hasta cierto punto lo opuesto de lo que comúnmente creemos. La más interesante de ellas es la Sonnenrad [Rueda Solar] en el suelo de la Sala de los Obergruppenführer, la que, aproximadamente desde 1991, de alguna manera ha sido considerada como un emblema del poder de las fuerzas ocultas supuestamente «oscuras» que estuvieron detrás del régimen «nazi», pero que yo argumentaría que es realmente un sello que contiene fuerzas que han sido reprimidas pero no vencidas por las fuerzas de Yahvé después de su victoria sobre Wotan en 1945. ¿Es el propio Wotan el que está retenido en Wewelsburg?. ¿Y qué sucedería si el sello fuera o abierto o roto?. Y el hacer aquello ¿está más allá de los poderes que tienen a Wewelsburg ahora, o es inminente?

     Después de una visita a Wewelsburg en Mayo de 2017, escribí:

     Por alguna razón, a pesar de cada oportunidad, decidí honrar la petición o regla de que no podían ser tomadas fotografías en la Torre Norte, que era la cámara ceremonial SS. Muchos otros han hecho aquello, y es difícil decir por qué yo no lo hice. La respuesta era una sensación, primero de ser vigilado, y no por el personal del museo; hay en efecto una entidad meta-humana actuando en Wewelsburg. Hay dos cámaras abiertas en Wewelsburg y dejaré al lector que estudie sus funciones; pero la cámara superior es la localización del gran disco en el suelo conocido como el Sol Negro. ¿Por qué ha sido dejado allí, pero profanado? Digo profanado, porque está limpio y claramente visible; me incliné para tocar con mi mano su superficie lisa. De hecho, uno podía caminar sobre él, que es quizás el punto. Está cubierto y rodeado por horribles sacos de frijoles de color naranja y mesas plásticas blancas que tienen carpetas y no que contienen nada significativo. Alguna magia patológica o anti-magia está claramente actuando aquí, algún intento de distorsionar y anular el poder del sello que no se cumpliría destruyéndolo.

     No sé cómo referirme a esa magia, la que siento por todas partes de Alemania, la magia del opresor, del destructor, que no quiero llamar magia oscura porque mi magia oscura lleva una redención Luciferina. Yo podría llamarla magia Demiúrgica, aunque yo comience a cuestionar la identidad de la Enfermedad, el corruptor que tomó el nombre Jehová o Yahvé, y a pensar en ella como un fenómeno muy posterior al concepto gnóstico. Es una magia del caos, de la materialidad más densa, de desintegración, destrucción y sufrimiento interminable. Actúa por todas partes de esta tierra, en Alemania, para mantener ciega, esclavizada y temerosa a la mayor parte de la gente.

     Yo hago lo que puedo, instintivamente, para contrarrestarla o neutralizarla a medida que voy, a saber: al entrar en la cámara superior y percibir la corrupción de la profanación, también me encontré obligado a recorrer circularmente la cámara en sentido contrario al reloj[levógiramente]. Tras reflexionar y percibir eso, deliberadamente circumnavegué en la dirección opuesta antes de salir, sintiendo que al haber hecho eso amarré un gran nudo. Algo fue sellado allí de modo que la corrupción no siguiera filtrándose. No sé en que nivel de experiencia personal frente al universo ocurrió aquello.

     He estado volviendo a pensar mi compulsión por circum-ambular de nuevo la cámara, en la dirección opuesta. Serrano habla de la rotación en el sentido de las agujas del reloj [dextrógira] de la esvástica o de la rueda del Sol como un abrirse, como una externalización, y de la rotación en sentido contrario al reloj como la del retorno, del cierre. Crowley habla de estas mismas consecuencias e implicaciones de los dos vectores de la rotación. Quizá mi impulso inicial para circum-ambular en sentido contrario al reloj [en sentido levógiro] fue impuesto por los demonios que poseen y supervisan el cuarto, para ayudar a sellar los poderes contenidos. Quizás mi reacción intuitiva, un poco más tarde, fue mi esfuerzo subconsciente o inspirado para liberarlos, para abrirlos. Me pregunto, si uno llegara a estudiar una cinta (o un registro etérico, que casi ciertamente existe), lo que uno podría ver de cuantos individuos sensibles se vieron atraídos a reproducir ese patrón, o al menos la parte que para mí fue inconsciente y sonambúlica.

IMAGEN: Foto de la Sonnenrad que claramente muestra el incongruente plato metálico en el medio, donde algo parece haber sido removido.

III

     A pesar de la creencia popular de que Karl Maria Wiligut fue de alguna manera responsable o el arquitecto de la Sonnenrad que se ha hecho conocida como el Sol Negro, no hay ninguna prueba de que él haya tenido algo que ver con ello. Su atribución a su Santur es un constructo de supuestos esoteristas del último tiempo. Serrano escribe [en Adof Hitler, el Último Avatara] con algún detalle acerca de la construcción de la Cripta que está directamente debajo de la Sonnenrad en la sala superior, y correctamente localiza en ella el escenario para los reales rituales históricos exotéricos, así como otros no dichos, de la SS. Como él señala, a pesar de bastantes notas sobre los contenidos de la Torre Norte, destruídos al nivel de la sala superior por los hombres SS que se retiraron en 1945 y luego saqueados por las fuerzas del Caos por órdenes y con la tolerancia de sus amos, ¡no hay realmente ninguna mención de la Sonnenrad allí sino hasta 1961! Entonces me parece que fue puesta allí poco antes de aquel tiempo. Y como nosotros y otros hemos indicado, no fue específicamente, y algo equivocadamente, identificada con el Sol Negro sino hasta treinta años más tarde.

     Entonces ¿qué es la Sonnenrad, y qué es para nosotros? Anteriormente, buscando un amuleto y un sigilo [sello] para mí, yo había diseñado y había mandado a hacer a un amigo un pendiente que consistía en los anillos externos de la Sonnenrad —que en conversaciones otros han vinculado al Zodiaco y otros «doces», pero también a los doce de la cámara de abajo— y colocada en el centro una Esvástica. El pendiente está hecho de modo que sea perceptible desde uno u otro lado.

     De manera interesante, desde lo que normalmente se considera como la vista delantera —de la Esvástica— las runas Sieg están invertidas, como en algunas de las antiguas joyas alamánicas en las cuales está basado. Cuando las runas Sieg están en la dirección normal [en la cara posterior], el centro es una Sauvástika [una esvástica dextrógira, al revés de la NS], que Serrano relaciona con el Retorno, la marcha atrás hacia el Rayo Verde detrás del Sol Negro mismo [*]. Ése es un artefacto, me parece, que participa en su construcción de lo que Serrano llamaría el Arquetipo.

[*] NdelE: Aquí el autor cae en el mismo error que cometió Serrano (en El Cordón Dorado) y que luego corrigió (en El Último Avatara), al considerar a la esvástica NS como dextrógira, siendo en realidad levógira. La verdera dextrógira, al revés de la NS (que aquí el autor llama Sauvástica), Serrano la considera un antiguo símbolo de la expansión hiperbórea, y la de Hitler es calificada como la del Retorno.

     ¿Entonces qué? A menudo me parece que la respuesta a un enigma que he estado considerando viene a mí cuando he ido muy lejos. Fue en el libro «Diabolic Gnosticism» que Frater Kafyrfos escribió del Sol Negro como un sello que contiene las fuerzas thúrsicas o, en sus términos, diabólicas, que están selladas bajo esa construcción demiúrgica. Y él sugiere que la llave de su cerrojo es la Esvástica. Comprendí al leer eso que lo que yo había hecho fabricar para mí (y yo no fui el primero, ya que algunos artefactos alamánicos tienen el mismo patrón) era un emblema de la llave de la Esvástica abriendo la puerta, el sello del Sol Negro. Se trata de un emblema de la liberación de Wotan en su prisión debajo de Alemania, o quizá de la apertura de la puerta para permitirnos el acceso no sólo a su Sabiduría, ganada a pesar de la ira thúrsica, que Odín el Buscador, y no el distinto Odín o Wotan como supuesto demiurgo, ganó junto con su sabiduría en sus noches en el Irminsul o en su búsqueda con Mimir, el otro Thurs.

IV

     Admitiré haberme alejado bastante de las enseñanzas y escritos reales y probablemente atribuíbles de Karl Maria Wiligut, alias Lobesam y Weisthor, en este texto. Si sólo algunos de sus otros y más directos alumnos hubieran sido tan honestos en sus presentaciones, ¡quizá tendríamos menos confusión! Pero en resumen, yo declararía:

     Karl Maria Wiligut fue, lamentablemente, el preservador final de una corriente directa de transmisión y conocimiento esotéricos que pasó a través de su familia, según él, durante cientos de miles de años. La corriente termina en el punto decisivo al final de Edad de Hierro, la apertura del Kali-yuga. Como mencioné anteriormente, pero no me expliqué, la oportunidad de las épocas, la cuenta implicada allí, como está expuesta en los Vedas y en los propios escritos de Wiligut, está sujeta a un materialización del concepto de número que la distorsiona. ¡La Era de Kalki no viene dentro de medio millón de años en el futuro!, excepto quizás en algún ciclo más grande; porque eso es lo que es la verdadera naturaleza del tiempo, como los escritos de Wiligut lo aclaran realmente: ciclos dentro de ciclos dentro de ciclos.

     De modo que en cuanto a las fuerzas de la Nigredo, de la disolución, de los Thurses y Satán y las entidades anti-cósmicas, el empuje genuino del trabajo de Wiligut ciertamente no es en favor de ellas —dichas fuerzas sólo procuran ser reconocidas y no necesitan ser «empujadas»— ni tampoco ese impulso es contra ellas. Y aquí es donde, creo, él puede entrar no en algún conflicto sino, digamos, en alguna diferencia de propósitos con sus empleadores alemanes en el Reich. Wiligut no es tanto, para usar la terminología de Savitri Devi, un Hombre Contra el Tiempo, como lo eran sus empleadores, que procuraba sostener y salvar los últimos vestigios del honor y la civilización arios a ser encontrados en este mundo material; más bien él era un Hombre por Encima del Tiempo, fuera del Tiempo, como lo fue Akenatón, como lo fue el propio Hitler, hasta el grado que él era el Arquetipo y no el Führer. Pero en el trabajo y las enseñanzas conservadas de Wiligut tenemos toda la evidencia que necesitamos de que él estuvo consciente de esas fuerzas, y de su propio lugar con respecto a ellas. Y de esto debemos sacar nuestras propias conclusiones en cuanto a nuestros propios adecuados roles.–

Extraído de Editorial Streicher

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