La cruzada de la extrema derecha europea contra el Papa Francisco

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Por José Pedro Zúquete

Traducción del inglés de Juan Gabriel Caro Rivera

 

Muchos identitarios, miembros de movimientos europeos de extrema derecha, son enemigos desde hace mucho tiempo del universalismo judeocristiano y del igualitarismo y su posterior secularización; esta concepción ontológica abstracta de los seres humanos afecta a las sociedades humanas en todo el mundo y es la raíz del «mal» occidental. Sin embargo, los identitarios también ven favorablemente la herencia del cristianismo, tal como se ha vivido y expresado en la experiencia real, como un componente importante de la identidad europea. Partiendo del hecho histórico de que el cristianismo mismo está en deuda con la herencia de la antigüedad pagana (expresada, por ejemplo, en el culto a los santos) (1) y que, en palabras de Venner, en Europa “[el cristianismo] se vivía a menudo como una transposición del culto pagano antiguo”, vivido a través de los siglos como un “cristianismo pagano” de facto, una “variedad religiosa particular, muy alejada de sus orígenes bíblicos”.

 

Más allá de esto, la cristiandad medieval es muy respetada en muchos contextos identitarios; Guillaume Faye, por ejemplo, la ve como orgullosa, combatiente, caballeresca, sacra y estética en las antípodas del cristianismo actual, desacralizado y blando. “Las iglesias contemporáneas se asemejan a las oficinas de correos, sin haber retenido nada de las catedrales”, se lamenta Faye, culpando de este proceso a la Iglesia posconciliar que ha abierto el camino a la “tolerancia ‘ecuménica’ de la ofensiva islámica, la alineación sistemática de sus prelados siguiendo líneas neotrotskistas, su fomento del etnomasoquismo, su casi perfecto acuerdo con las clases intelectuales y mediáticas políticamente correctas». El cristianismo tradicional, ya sea católico u ortodoxo, que aún conserva un “sentido pagano-cristiano de lo sagrado”, es un aliado importante en la defensa de Europa.

 

Si bien mencionó la falta de impacto de las protestas callejeras masivas en la alteración del terrible curso de los acontecimientos, Philippe Randa dio como ejemplo de la inutilidad de tales marchas en las calles la serie de manifestaciones La Manif Pour Tous (la Manifestación [o Protesta] para todos) en 2012-14 contra el matrimonio entre personas del mismo sexo: “Las repetidas demostraciones del Manif Pour Tous fueron inesperadas, impresionantes… y perfectamente estéril «. Más allá del fracaso real (la ley del «matrimonio para todos» no fue revocada), muchos identitarios ven su significado como mucho más profundo y como un signo de un cambio de paradigma en las mentalidades, una especie de mayo del 68 para los activistas tradicionales, e incluso una especie de renacimiento espiritual cristiano en forma de un “populismo cristiano”, en palabras del pensador conservador Patrick Buisson. “Todavía es difícil evaluar cuál será el impacto a largo plazo de esta reacción, pero demuestra claramente las renovadas aspiraciones espirituales identificadas con un catolicismo tradicional muy fuerte al margen de la iglesia oficial, en gran parte adherente al sistema dominante”, dice Philippe Conrad.

 

Lo llaman un «catolicismo identitario» que, «alimentado por el creciente islamismo», debería «ocupar su lugar en la lenta y paciente conquista de mentes y almas que está en curso hoy». De hecho, este “catolicismo identitario” está muy presente en la generación más joven de identitarios. En su caso, es un apego al cristianismo no solo en términos de pertenencia (a una Europa cristiana distinta) sino en términos de creencia. “Europa es una civilización con una inmensa espiritualidad; ya sea por la vieja sabiduría de la Antigüedad o por el mensaje de Cristo, es imposible entablar nuestra batalla sin espiritualidad”, dice Arnaud Delrieux. Este apego, por tanto, va más allá de la mera inclusión de la herencia cristiana como parte de la identidad europea y de hecho se traduce, sobre todo porque “muchos militantes de esta generación identitaria son cristianos fervientes” en su activismo real a través de iniciativas y redes. La marcha identitaria anual en honor a Santa Genoveva, la santa patrona de París, supera al culto de veneración a Santa Genoveva al que se apegan los residentes de la ciudad y su historia como un único rito activista.

 

El culto a la Virgen María también está presente, y los identitarios de Lyon celebran una marcha cada año en su honor. “Celebremos a María, demostremos que la identidad lionesa está viva, demostremos que las raíces culturales y espirituales de nuestro pueblo no están muertas”, decía un comunicado en respuesta a la decisión del alcalde de la ciudad de cancelar la procesión, que también se suponía honrar a las víctimas de los atentados de París, alegando que los organizadores incitaban al odio contra una parte de la población. «¡Nadie negará a la juventud lionesa la celebración de María!» Este activismo católico está impulsado por la sensación de que el cristianismo está siendo atacado por la islamización.

 

Los casos de vandalismo de cementerios e iglesias cristianas en suelo europeo, a los ojos de los identitarios, son señales concretas y directas de esto. “Degradación es el eufemismo que se usa para designar la profanación de los cementerios cristianos; cuando se refiere a cualquier otro cementerio, se utiliza el término profanación”, dice el diccionario Polémia. «Una hermosa alegoría de la Gran Sustitución, ¿no es así?», preguntó el autor del editorial de la revista Identitarians, comentando la sugerencia del director de la Gran Mezquita de París, Dalil Boubakeur, de que las iglesias abandonadas sean transformadas en mezquitas porque “es un mismo Dios, son ritos parecidos, fraternos, y creo que los musulmanes y cristianos podemos convivir y coexistir”.

 

Esta sugerencia fue vista favorablemente por el obispo de Évry, una comuna suburbana de París que ya tiene una de las mezquitas más grandes de Europa, quien dijo: «Como principio, prefiero que las iglesias se conviertan en mezquitas en lugar de restaurantes». Sin embargo, aunque el obispo expresó su favor, en palabras de Faye, de «la manera más increíble». Faye y otros identitarios ven la sugerencia del director como un ejemplo típico de una artimaña islámica. Cuando la catedral de Bourgoin-Jallieu fue pintada con escritos islámicos y anticatólicos, los identitarios locales se pararon en sus escalones con una pancarta con el mensaje «No toques mi iglesia».

 

Su lema se convirtió en «¡Defiende tu iglesia!» después del asesinato yihadista de un anciano sacerdote en Normandía, que provocó una movilización de activistas durante semanas frente a las iglesias francesas que protegían a los feligreses: «Protegeremos nuestras iglesias de los islamistas, con o sin el gobierno». El fuerte simbolismo del ataque a la Iglesia no pasó desapercibido para los identitarios: “Hacía mucho tiempo que no había mártires cristianos en Europa. ¡La historia siempre vuelve, siempre! » escribió Arnaud Delrieux. Esto también se sintió ampliamente como una señal de advertencia para que la Iglesia recupere su punto de apoyo y renueve su espíritu combativo. “A todos los cristianos: ¡Ahuyenten a sus malísimos cardenales y obispos y hagan algo! #remigración”, tuiteó Martin Sellner desde Viena, publicando una imagen del Papa Urbano II de finales del siglo XI con los títulos “Defiende Europa” y “Deus Vult”, o Dios lo quiera, el grito de guerra de la Primera Cruzada.

 

El activismo identitario se manifiesta, también, en las iniciativas para potenciar la formación católica de militantes. Cuando Zentropa publicó un anuncio sobre un taller católico / escuela de verano en el 2016 de la Academia Christiana (Academia Cristiana) en Normandía, con el tema Identidad contra la Nueva Torre de Babel, estaba promoviendo ese tipo de catolicismo identitario que los identitarios esperan que aumente. Su misión está orientada a la ciudad. “El maremoto del Manif pour tous y la explosión creativa que lo acompañó revelaron la existencia de una juventud rebelde, combativa… y católica”, escribió su fundador, Julien Langella.

 

Un ex militante y portavoz de Generation Identity, dice Langella,

 

“Siguiendo al [Papa] León III creemos que «los cristianos nacen para el combate», y como solía decir [el diplomático, poeta y dramaturgo católico francés] Paul Claudel, «La juventud no nace para el placer, sino para el heroísmo». Una nueva juventud católica debe levantarse para defender y propagar la fe, el amor a la patria y la justicia social”.

 

Incluyendo una defensa de la “ecología profunda” en el “amor a la patria”, señala, “Ciertamente, la biodiversidad, la etnodiversidad: ¡es la misma lucha! Como dijo Benedicto XVI en Lourdes en 2008, ‘Las naciones nunca deben aceptar ver desaparecer lo que hace única su propia identidad’”. En definitiva, la descristianización del continente ha hecho posible, y más fácil, la actual conquista musulmana, y una revitalización de la Europa cristiana es la única salida al colapso que esta en curso:

 

“La inmigración-invasión de Europa y su corolario, la conquista islámica, son sin duda un shock para los pueblos del Viejo Continente. Debe entenderse que blandir las miserables “libertades” occidentales de acostarse con cualquiera y beber hasta vomitar no es un acto de resistencia al fanatismo islamista, sino una forma de ofrecer nuestro país en bandeja de plata. La esclavitud a los impulsos, la adicción al consumismo y la falta de autocontrol son señales para el Islam de que «¡esta tierra debe ser tomada!» La descristianización de Europa ha dejado el campo abierto a todos los falsos mercaderes de esperanzas, porque la sed de absoluto es una necesidad vital del alma humana que la Modernidad ha demostrado ser incapaz de alimentar: la naturaleza aborrece el vacío, la secularización de las sociedades occidentales ha creado un efecto de succión irresistible para el extranjero, confiado y decidido a imponerse donde la suma de nuestra cobardía le preparaba un lugar confortable. Nuestro Señor nos advirtió: “Y si una casa se divide contra sí misma, esa casa no podrá subsistir” (Evangelio de Marcos), y también: “Porque falsos Cristos y falsos profetas se levantarán y harán grandes señales y prodigios, para engañar, si es posible, incluso a los elegidos” (Evangelio de Mateo). Ninguna nación es invadida desde afuera sin antes haber colapsado desde adentro”.

 

Para que este nuevo militantismo cristiano se afirme, según Langella, “hay que estar en todas partes: en la calle, en los institutos, universidades, clubes deportivos, partidos políticos, asociaciones, etc. EstáR aquí y ahora, con paciencia y determinación, es como se construye la contra-sociedad destinada a tomar el lugar de la podrida anti-civilización que vemos derrumbarse a nuestro alrededor”. Y, porque “hay que estar en todas partes”, junto con Generation Identity; ellos también marcharon por las calles de París en una demostración de que «¡Este es nuestro hogar!».

 

La filosofía del Vaticano de “Esta es la casa de todos”, es aún más obvia, desde el punto de vista de los identitarios, con el comienzo del mandato del Papa Francisco en 2013 y su bienvenida incondicional a todos los inmigrantes y refugiados, lo que no ha sido más que una ayuda y una complicidad con la conquista extranjera del «hogar». Esa es sin duda la opinión de Tom Sunić. “Sin duda, se puede culpar a George Soros [un financista húngaro-estadounidense] y a una serie de turbias ONG por inundar Occidente con inmigrantes africanos y asiáticos”, escribió. «Sin embargo, el hecho es que estos inmigrantes siguen ante todo las llamadas de invitación unilaterales de los políticos de alto rango de la UE secundados por el Papa y el alto clero católico». Hablando sobre el Papa Francisco, Philippe de Villiers, un político de derecha, así como un escritor, que alerta permanentemente a otros sobre la «islamización» de Francia, lo llama «el Papa del Campo de los Santos», probablemente recordando las palabras de Jean Raspail sobre “Su Santidad” en su crónica del fin de Occidente: “Un Papa en sintonía con los tiempos, agradable a la prensa. ¡Qué buena historia de primera plana! »

 

La gran mayoría del clero católico no es diferente, y cuando el arzobispo de Colonia celebró una misa de Corpus Christi frente a la catedral de la ciudad con un barco de refugiados que servía como altar, Martin Lichtmesz vio este «teatro macabro» como una escena que podría proceden de «El Campamento de los Santos» y un símbolo definitivo de la «perversión de la religión cristiana». Ahora es imposible negar que “el catolicismo dominante, con el Papa a la cabeza, está apuntalando, con una velocidad cada vez mayor, la religión globalista de la humanidad, de las fronteras abiertas y la ética hipermoral”.

 

Langella, aunque crítico, es benevolente con el Papa. “La Iglesia no es un partido político, es una familia”, dice, y agrega: “Para mí, cuando el Papa habla de inmigración, de alguna manera me parece escuchar a un tío mayor que se descarrila. No escucho todo lo que dice y siento un profundo afecto por él”. Pero Faye, en esta hora tan peligrosa, en cambio, no escatima palabras al hablar del Papa. En todos sus pronunciamientos (“Todos somos migrantes” o “Es hipócrita llamarse cristiano y despedir a un refugiado”) y gestos (desde “lavar los pies a los inmigrantes ilegales árabes y africanos frente a las cámaras de televisión” hasta traer Familias musulmanas a Roma, en detrimento de los cristianos perseguidos de Oriente Medio), Francisco es el Pontífice de la sumisión al Islam: “Sus gestos tienen graves consecuencias internacionales: el propio Papa recomienda la puerta abierta para la invasión musulmana, es un verdadero ‘¡Milagro de Dios!’ Para el Papa, Europa es La ‘patria de los derechos humanos’ y no el hogar de un pueblo y una civilización”. ¿Es el hombre que muchos ven como el Santo Padre “un ingenuo utópico engañado o un cínico destructor de la identidad europea? … En cualquier caso, el mensaje para el cristianismo y los europeos es claro: no te resistas a la islamización, no arriesges nada. ¿El mismo Papa cree en esta mentira?

 

Y cuando el Papa pidió «perdón» a los refugiados por el «cierre» y la «indiferencia» de Europa, Adriano Scianca respondió con:

 

“Por supuesto, perdónennos. Perdónennos la corriente interminable de dinero no reembolsable que se lanza al negocio de acoger lo que enriquece a unos pocos y empobrece al mundo; perdónennos si dimos barrios enteros y ciudades enteras a los recién llegados; perdónennos si dejamos de defendernos, nuestra tierra y nuestra familia; perdónennos si queremos ofrecer, además de sustento, también ciudadanía; perdónennos las películas, las conferencias, las editoriales que glorifican a los inmigrantes e insultan a los lugareños”.

 

Todo esto, para el Papa, «todavía no es suficiente», a pesar de que es «mucho más de lo que cualquier otro pueblo en la historia haya hecho para instigar su propia invasión». Scianca luego sigue con la pregunta: «El Papa Francisco, más allá de cualquier valoración sobre su religión, ¿es hoy el enemigo número uno de Europa?» El mismo Papa que, en una audiencia privada con católicos franceses, aceptó que “hoy podemos hablar de una invasión árabe [como] un hecho social”, pero luego, sin embargo, la desdramatiza comentando: “¡Cuántas invasiones ha tenido Europa conocido a lo largo de su historia! » Europa “siempre ha sabido superarse a sí misma, avanzando para encontrarse a sí misma como si fuera agrandada por el intercambio entre culturas”.

 

Pero los identitarios solo ven una mezcla de engaños y capitulación en sus palabras. “El Papa Francisco habla de una ‘invasión árabe’ de Europa. Pero entonces, para él, no es una Gran Sustitución sino un enriquecimiento”, tuiteó el presidente del Bloc Identitaire. Jean Raspail, un realista y católico romano que desde hace mucho tiempo no cree en tal «enriquecimiento», considera en cambio que, ante la afluencia de poblaciones no europeas al continente y para evitar la «sustitución» de «nuestro países”, la caridad cristiana debe pasar a un segundo plano, y los fieles, si pueden, deben “endurecer su corazón y quitarse cualquier tipo de compasión”. Al fin y al cabo, tal vez sea posible una “especie de reconquista”, “sin duda diferente a la [Reconquista de los] españoles, pero tomando como punto de partida las mismas razones”. Será una «historia peligrosa sobre la que escribir», y «su autor probablemente aún no ha nacido, pero es un libro que verá la luz del día a la hora señalada, estoy seguro», profetizó Raspail más de treinta años después tuvo su «visión» del suicidio del «pueblo decadente» conocido como Occidente.

 

Notas:

 

  1. https://churchlifejournal.nd.edu/articles/the-faith-of-ancient-philosophys-fathers/

 

Fuente: https://churchlifejournal.nd.edu/articles/the-european-alt-rights-crusade-against-pope-francis/

HESPERIALISMO. SOBRE LA CRIANZA DEL FUTURO EUROPEO (Y ESPAÑOL) AUTÓCTONO

El hombre europeo se asoma al abismo. No está preparado para tan horrible visión. Él mismo fue cavando el abismo, que será fosa para su muerte y olvido. Los cadáveres de las civilizaciones pueblan el mundo, y sus ruinas arrugan la corteza terrestre, restos pétreos que, sin vida ni contexto, dejan de ser comprendidos. No será Europa la primera ni la última de las civilizaciones que se asomen a un abismo y den un último suspiro. Europa, o su prolongación (a veces deformada), llamada “Occidente”, es una Civilización que mira al abismo y no sabe lo que ve. El tipo humano que rigió los destinos del orbe durante cinco o seis siglos, se hinca de rodillas, se deja carcomer y cargar de cadenas. Puede ser un fin muy indigno. En el pasado, el declive de Roma o de España, civilizaciones stricto sensu, esto es, generadoras y universales, no fue tan indigno como este. Se presentó batalla al bárbaro, al pirata y al infiel hasta el último momento. Aunque la batalla final se pierde fundamentalmente por acción de la corrupción interna. Pero Europa quiere morir antes de ser invadida del todo, quiere el suicidio.

Europa muere, y no presenta batalla. Pero ¿toda ella? ¿Hay posibilidad de regeneración? La filosofía de Oswald Spengler nos da el lenguaje y la percepción adecuada para valorar esto. No es la de Spengler una “teoría” contrastada o verificable, es, antes bien, una Filosofía de la Historia. Como tal, resulta irrefutable, acientífica pero, precisamente por ello, penetrante en dirección al futuro.

Spengler nos propuso una vía de intuición. O se intuye el movimiento histórico, desde lejos, como el entomólogo observa las filas de hormigas que recorren el suelo, o no se comprende nada. Se debe intuir con frialdad, por más que el pathos de ser europeos y de amar lo nuestro nos embargue, y sólo así vislumbrar cuál es nuestro sino y cuáles son las opciones. Se debe intuir que no existe la “Humanidad”, que cuanto hubo y hay en la Historia es un vario paisaje, un jardín (biocenosis) de gran biodiversidad en el que abundan plantas, las culturas, no todas compatibles entre sí cuando coinciden en el espacio, y no todas comprensibles entre sí se separan en el tiempo. Se debe intuir, cuanto antes mejor, que nuestra civilización, como cualquier otra, tuvo un punto de origen y tendrá un punto final. El conocimiento exacto del momento en que nos hallamos dentro de la curva de nuestro ciclo vital es asunto harto difícil. Que la curva se ha vuelto descendente a raíz de las dos Guerras Mundiales, eso es algo que aquí no se cuestiona. Lo decisivo es saber si el declive adopta una verticalidad, una aceleración ya imparable o hay todavía ciertas fuerzas dignas de consideración que lo frenen.

Existen reacciones y oasis de esperanza. No toda Europa es “occidente”. La gran Rusia y toda la corona de países que aún le son afines, es un espacio europeo que sigue su propio destino y atiende a otras lógicas que no son las del declive que el neoliberalismo occidental ha agudizado. Amén de la civilización rusa, pero no en armonía con ella, la rebeldía de los países del grupo de Visegrado frente a los dictados cada vez más totalitarios de la U.E. es otro bastión donde se defienden los valores de Europa, entre los cuales, y como pilar fundamental, se encuentra el cristianismo.

Para la Europa occidental no cabe otra esperanza que mirarse en ambos espejos, el espejo ruso y el espejo de Visegrado, y cultivar eso que David Engels ha dado en llamar Hesperialismo. El Hesperialismo cuenta con el hecho de que, a diferencia de Rusa y los países centroeuropeos, las sociedades aún sanas de Europa occidental no van a contar con el Estado ni con la U.E. como herramientas para la defensa de su identidad, su patrimonio histórico-cultural, su legado religioso, sus medios (hasta ahora) dignos de vida, su estado del bienestar, la educación de sus hijos y el respeto y libertad de la mujer. Antes bien, el Hesperialismo da por sentado que los Estados occidentales y la U.E. se han vuelto instrumentos al servicio de poderes financieros y especulativos no comprometidos ni con la historia ni con el bienestar de las sociedades que ahora, despóticamente, rigen. Con lo cual se hace preciso una reorganización defensiva y resistente desde las propias familias, los individuos y las comunidades inmediatas. Esa reorganización defensiva implica, en un altísimo grado, la transmisión de todo un legado: es cuestión de educación (pero no de reformas legales de unos sistemas educativos corruptos, prevaricadores y lacerantes), o por mejor decir, es una cuestión de crianza. Se trataría de que los europeos volvieran a tener niños, muchos niños, contra viento y madera, y se les educara de forma paralela y alternativa a como los Estados y los organismos internacionales cada vez más intrusivos (ONU, UNESCO, OCDE…) pretenden. En esa educación o crianza se volvería a inculcar a los niños de cada unas de las naciones todo el aprecio por la historia de cada comunidad nacional o étnica, así como el orgullo ante los logros comunes de todas las comunidades que forman, todavía hoy, la gran nación europea. Con independencia del grado de fe religiosa, si es que alguno hay, se les daría a esos niños una exquisita formación en lo que atañe a los logros del cristianismo como religión y civilización creadora de nuestro acervo común, como enorme vaso que arrojó luz, equidad y dulzura en nuestros sistemas de derecho y en nuestras instituciones. El legado clásico del arte, la ciencia, la filosofía y el derecho, esa luz que vino de Grecia y Roma, junto con la cristiandad, que hermanó a las más varias etnicidades europeas, se volvería a transmitir de padres a hijos y en comunidades locales “resistentes”, sabedoras de que han pasado de ser hegemónicas a ser –nada más- que reductos paralelos a muchas otras comunidades de origen extra-europeo, las cuales van a ir reclamando privilegios, espacios de poder y derecho al hostigamiento de todos aquellos que un día fuimos sus anfitriones.

El Hesperialismo no excluye una reunión y acción concertada de todas aquellas fuerzas que, de manera harto imprecisa, dan en llamarse “tradicionalistas” y a veces “conservadoras”. Antes bien, lo exige. Impreciso es –no obstante- incluir dentro del “conservadurismo” a aquellos grupos que siguen apostando por la versión más nociva del liberalismo o neoliberalismo. La versión, implícita ya en el embrión mismo del modo de producción capitalista; la versión, decimos, que sabe que el Capital no posee olor, ni se deja empapar por atmósferas nacionales, la nefasta versión que conoce que el Capital no desea fronteras, ni arraigos, ni religiones ni vínculos afectivos basados en la sangre o en el suelo. Tan impreciso y nocivo es reunir a las tribus del “anti-fascismo” en un mismo saco, como tratar de hacer lo propio con un “anti-comunismo”, hoy por hoy delirante, pues no existen apenas comunistas sino tribus populistas y anti-sistema. Impreciso y contraproducente a no ser que el propio sistema de dominación mundial, el nuevo (o viejo, si lo miramos de cerca) capitalismo depredador desee imponer tal miope “conservadurismo”. ¿Y qué es lo que desea el Capital, en el fondo, al obrar así? Remover todos los obstáculos que se oponen al crecimiento, a la acumulación y centralización del mismo Capital. La élite que hoy en día actúa en nombre de esos mecanismos de obtención de plusvalía y que, de forma cada vez más minoritaria pero dotada de poder omnímodo, es la principal beneficiaria del saqueo y depredación, es una élite apátrida, sin “olor” ni impregnaciones culturales de ningún tipo. Exactamente como el dinero.

Los europeos occidentales que han de pasar a la resistencia deben evitar los falsos amigos tanto como los falsos enemigos. De veras, ha de hacerse un análisis profundo sobre cuál va a ser el futuro próximo y saber qué armas ciudadanas todavía están a nuestra disposición. El análisis ha de hacerse pronto, antes de que la composición sociológica y étnica de la llamada “ciudadanía” cambie, cosa que va a ocurrir drásticamente en diez o veinte años. Con la composición social y étnica totalmente alterada, por el tráfico “progresista” de personas que hoy se llama inmigración y acogida de refugiados, los cambios legales que hoy parecen radicales y sin vuelta a tras, serán cada vez más numerosos, despóticos y aplastantes. Se negará incluso el derecho a la existencia física y a la ocupación de espacios públicos al “nativo”. El europeo de dentro de dos décadas será como el poblador originario, nativo, de los Estados Unidos en la actualidad: el “indígena” vivirá en reservas o será una atracción de circo. Eso mismo le espera al autóctono europeo, blanco y cristiano, para más señas, si no espera “pasar desapercibido” en la olla multicultural obligatoria que están preparando. Dado que el confinamiento en espacios privados va a ser una realidad, pues las expresiones públicas, naturales y abiertas de su propia etnicidad, cultura y religión van a estar mal vistas, primero, y prohibidas después, será de todo punto necesario cultivar esa educación privada, reducto para esa “marca de clase” de una verdadera nueva aristocracia. La aristocracia en el sentido de cultivar un “poder de los mejores”, de quienes más se exigen a sí mismos y que reincorpore –adaptados al siglo XXI- los ideales caballerescos medievales, los ideales caritativos cristianos del Medievo y de la Hispanidad habsburguesa, así como los de la areté homérica.  Nos acercamos a una época en la cual ser europeo será una cuestión heroica. Una mezcla de caballero cristiano al servicio de un Imperium universal, donde reine la justicia y caridad, un poco de monje-sabio y de atleta de la virtud, un héroe que, anónimamente, al lado de su familia y su comunidad inmediata, preserve la esencia de una Civilización que podrá decaer, mas no morir, si ese ethos se conserva y vivifica, expandiendo a partir de ahí su radio con cada nueva generación. Para resistir, hay que criarse con fortaleza.

Las culturas son seres vivos colectivos, según Spengler. Ellas vienen al mundo, nacen y conocen una aurora originaria, en la que todo es nuevo y la inconsciencia de su identidad se asemeja a un sueño. Dentro del sueño de su propio venir al mundo, las culturas toman las formas de su propia alma, única, aunque absorben todo género de materiales de su paisaje originario. El alma auroral y balbuciente de una cultura está envuelta e impregnada de los datos físico-paisajísticos, ambientales. Para el desarrollo del proyecto impreso en el alma de una nueva cultura que viene al mundo, es preciso que ésta se sirva de un pueblo. El pueblo será el vehículo que transmita en dirección al porvenir ese embrión del alma de una cultura, cargado de formas y de materiales que hirieron definitivamente las entrañas del recién nacido que despierta a la vida. La cultura balbuciente fáustica, por ejemplo, de la que proceden la mayor parte de los europeos nórdico-atlánticos, así como los helenos y romanos clásicos en el sur mediterráneo, es la cultura que desplegó un alma “herida” por los rigores de un originario clima frío o, en el mejor de los casos, templado-frío. La gran llanura centro-europea y el inmenso bosque originario del occidente, el conocimiento de los glaciares boreales y de costas atlánticas ariscas, de lluvia, ventisca y nieves, de conquistas a golpe de hacha y de resistencia ante medios adversos o pueblos hostiles, todo ello condicionó por siglos la estructura de formas que se dio en el embrión del alma fáustica. Un alma que vislumbra infinitos, que los busca interiormente aun cuando tenga frente a sí murallas de árboles, de riscos, de océano, de enemigos.

Los europeos procedemos de la clase de alma que un día prehistórico despertó, aún borracha de imágenes que no podía comprender. El pueblo originario que fue portador e instrumento de un alma marcada por la fuerza de la voluntad y la conquista de infinitos, bien pronto se dividió en ramales y se esparció por gran parte de la Eurasia. Queda por saber con certeza si los primitivos vascones (no los actuales, apenas distinguibles del resto de españoles y franceses), los iberos y ciertas otras etnias minoritarias del centro y del norte de nuestro continente, fueron también ramas muy antiguas de aquel pueblo originario, nómada y conquistador. La dispersión ya era un hecho cuando las oleadas civilizatorias (más en concreto urbanizadoras) del Levante llegaron a Occidente. La potencia civilizatoria de helenos, romanos y (en otro plano) de celtas, iberos y otras culturas desarrolladas, hubo de conocerse en latitudes muy sureñas, las del Mediterráneo, antes que en el Norte. El cruce del alma fáustica (de origen estepario y nórdico) con el alma sureña provocó las primeras conmociones. El alma sureña ya es, desde tiempos inmemoriales, un combinado de formas levantinas (asiáticas) y albo-africanas. Esos primitivos pobladores blancos del norte de África, de donde proceden los ulteriores bereberes, guanches, egipcios, etc. fueron portadores, antes que creadores, de oleadas culturales muy remotas, muy lejanas, que acaso procedan de un Sahara cuando era éste más fértil, y aun más al Sur, de un África negra aún no degradada en el salvajismo, de un África “proto-civilizada” que irradió hacia el Norte, hacia el Mediterráneo, la espiritualidad carnal, femenina y lunar, frente a la espiritualidad hiperbórea solar, apolínea.

Fue Europa, y siempre lo será, una tensión desgarrada, aunque en horas grandes también una síntesis sublime, entre la rectitud imperativa y voluntariosa de un primitivo Septentrión, y la promiscuidad y cierta dejadez pasiva de un cálido Meridión. Siempre estuvo Europa en trámite de africanizarse. Siempre ha podido convertirse en una prolongación del alma meridional en sus fases expansivas, pues los pueblos portadores de esta clase de alma también son capaces de guerra y conquista, dejando en determinados momentos de la Historia aparcado su inercial abandono y sufriendo ardores expansivos encendidos por mechas fanáticas.

Así, pues, el peligro que para la Europa naciente (siglo VIII) en sentido estricto, supuso la invasión mora, no fue un hecho puntual. La España goda, y más concretamente, la Hispania de profundo tronco celtogermánico que en Asturias, poblada entonces por cántabros, astures, así como refugiados y descendientes de suevos y godos, detuvo la gran oleada afro-levantina en 722 (Batalla de Covadonga, que otras dataciones sitúan en 718), incluso antes que Carlos Martel, al frente de los francos, lo hiciera en Poitiers (732). Desde entonces, los pueblos de Las Españas –si es que en tiempos prehistóricos no se hizo ya- han asignado para sí el papel de centinelas. Hay pueblos que deben asumir el destino, a veces trágico, de ser esencialmente los guardianes de una Civilización. Para que hermanos y parientes suyos vivan alegres y holgados allende un limes infernal, los pueblos de las Españas, desde Covadonga, tienen la misión asignada por el Cielo, de hacer de tapón, valladar, muro erizado de lanzas, que detenga la africanización del continente.

Es en tiempos de degradación moral y de confusión de conceptos, que lleva también a la confusión de sangres y de extravío de la identidad, cuando se bajan las guardias, se abren las puertas de la patria a todo género de contingentes bajo las más oportunistas excusas. El falso humanitarismo que dice amar al extraño pero que desatiende al cercano, y que contraviene al mismo Evangelio, destroza la formación moral de nuestros muchachos, así como hace mucho daño el más vil de los pacifismos: el pacifismo inducido desde potencias extranjeras para castrar a los españoles previo paso para ponerlos de rodillas, esclavizados. España, renunciando a su misión de centinela, inducida por los piratas y depredadores que, para mayor burla y escarnio, se presentan como “europeístas”, va cayendo por la pendiente de la africanización, después de haber inundado el mediterráneo con la sangre de sus mejores hijos poniendo coto a los infieles y a los salvajes.

Hesperialismo para España. Reconcentrarnos en nuestras tradiciones y transmitirlas en la familia. Y vuelta a coger la espada, sin dejar de tener a mano el rosario. De no hacerlo, estamos todos muertos.

SOBRE EL FALLO SIN PRECEDENTES DE LA CORTE CONSTITUCIONAL DE ALEMANIA

Конституционный суд Германии

Por Leonid Savin

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

 

La Unión Europea fue concebida como un cierto mecanismo de restricción que no permitiría a Alemania mostrar su propia iniciativa en la política exterior y europea. Sin embargo, los acontecimientos de los últimos meses muestran que Berlín se está volviendo cada vez más independiente en materia de política exterior y política económica exterior.

 

El 5 de mayo de 2020, el Tribunal Constitucional alemán emitió un fallo sin precedentes desafiando la autoridad del Banco Central Europeo (BCE) y el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (1).

 

El Tribunal Constitucional alemán (Bundesverfassungsgericht, BVerfG), con sede en la Karlsruhe (2), dictaminó que la práctica de comprar grandes volúmenes de bonos gubernamentales («flexibilización cuantitativa») por parte de la CE es ilegal según la ley alemana, ya que ni el gobierno alemán ni el parlamento alemán firmaron decisiones sobre tales compras.

 

El Banco Central Europeo compró 2,7 billones de euros ($ 3,2 billones) de deuda pública para estabilizar la zona euro durante la crisis europea (3), cuando lanzó un programa de estímulo conocido como el programa de adquisiciones del sector público. El BCE argumenta que las compras a gran escala de bonos del gobierno son el estímulo monetario necesario para revivir la economía de la eurozona. Los críticos, por el contrario, dicen que las compras de bonos han inundado los mercados con dinero barato y han estimulado un gasto público excesivo, especialmente en el sur de Europa, endeudado.

El fallo del Tribunal Constitucional alemán (el fallo tiene una longitud de 110 páginas) establece que el BCE no pudo justificar las compras masivas de bonos y estas compras no cumplen con el «principio de proporcionalidad» (4), como está consagrado en el artículo 5 del Tratado de la Unión Europea. El principio de proporcionalidad estipula que las acciones de la UE deben limitarse a lo necesario para lograr el objetivo y regula el ejercicio de los poderes otorgados por los Estados miembros a la Unión Europea.

 

El Tribunal Constitucional alemán ordenó al Banco Central de Alemania que terminara su participación en el programa de compra de bonos, si el BCE no aprueba dentro de los tres meses (antes del 5 de agosto de 2020) la «proporcionalidad» de sus acciones. Sin la participación de Alemania, el programa podría fallar.

 

El tribunal alemán también acusó al Tribunal Europeo de «exceder su mandato judicial». En diciembre de 2018, el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas falló a favor del programa de compra de bonos del BCE (5). Los jueces en Karlsruhe declararon que la sentencia del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas es ultra vires y, por lo tanto, no vinculante.

La decisión del Tribunal Constitucional alemán, que coincidió con la propagación del coronavirus, creó una incertidumbre legal extrema en un momento en que Europa ya estaba experimentando graves golpes económicos. Italia (6) y España, por ejemplo, han sufrido más la epidemia que otros países europeos y dependen más del apoyo del BCE que otros. Los economistas advierten que, si el Banco Central Europeo deja de comprar bonos del gobierno, empujará a Italia y España al incumplimiento y podría llevar al colapso de la eurozona.

 

El fallo del Tribunal Constitucional Alemán en Karlsruhe el 5 de mayo de 2020 abre una nueva fase de debate intensificado sobre la división de competencias y sobre la relación entre los niveles de gobierno nacional y supranacional en Europa.

 

La Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, habló categóricamente. Afirmó que Alemania no tiene derecho legal a impugnar las decisiones de los órganos de la UE y amenazó con demandar: “La Comisión Europea se adhiere a tres principios básicos: que la política monetaria es un asunto de competencia exclusiva de la UE; que la legislación de la UE tiene prioridad sobre la legislación nacional y que las decisiones del Tribunal de Justicia de la Unión Europea son vinculantes para todos los tribunales nacionales… La última palabra en la legislación de la UE siempre se dice en Luxemburgo. Y en ningún otro lugar…» (7).

 

La directora del BCE, Christine Lagarde, dijo: “Somos una institución independiente, responsable ante el Parlamento Europeo, y tenemos un mandato para nuestras actividades. Continuaremos haciendo lo que sea necesario… para cumplir con este mandato».

 

Y en un comunicado de prensa del Tribunal Europeo se dice que Alemania no tiene la jurisdicción apropiada: “Solo el Tribunal, creado por los Estados miembros de la UE, tiene jurisdicción para decidir que la acción de la institución de la UE es contraria a la ley de la UE. Las discrepancias entre los tribunales de los Estados miembros con respecto a la legalidad de tales actos pueden poner en peligro la unidad del orden jurídico de la UE y disminuir la seguridad jurídica… Los tribunales nacionales están obligados a garantizar el pleno cumplimiento de la legislación de la UE».

 

De todas estas declaraciones se desprende que ha surgido una confrontación abierta entre Bruselas y Berlín. Hasta ahora, sobre la base de las diferencias legales. Quedan varios días antes de la expiración del ultimátum emitido por el Tribunal Constitucional Alemán. Al mismo tiempo, en el período comprendido entre el 1 de julio y el 31 de diciembre de 2020, Alemania es el Estado que tiene la presidencia del Consejo de la Unión Europea, que durante el período de su presidencia tiene derecho a tomar las decisiones generales de la UE.

 

Notas:

 

  1. https://www.fondsk.ru/news/2020/05/28/udar-molnii-v-karlsrue-ili-konec-evropejskoj-solidarnosti-50981.html

2.https://www.bundesverfassungsgericht.de/SharedDocs/Entscheidungen/EN/2020/05/rs20200505_2bvr085915en.html

  1. https://www.ecb.europa.eu/explainers/show-me/html/app_infographic.en.html

4.https://www.bundesverfassungsgericht.de/SharedDocs/Entscheidungen/EN/2020/05/rs20200505_2bvr085915en.html

5.http://curia.europa.eu/juris/document/document.jsf?text=&docid=208741&pageIndex=0&doclang=EN&mode=lst&dir=&occ=first&part=1&cid=9019033

  1. https://www.fondsk.ru/news/2020/03/30/ug-italii-na-grani-bunta-50488.html
  2. https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/en/statement_20_846

EUROPA, GLOBALIZACIÓN Y METAPOLÍTICA. Entrevista a Robert Steuckers

Traducido por Juan Gabriel Caro Rivera

 

Leonid Savin: Sr. Steuckers, nos gustaría comenzar nuestra entrevista describiendo la situación actual en la UE, especialmente en su región noroeste. ¿Qué nos podrías contar al respecto?  

 

Robert Steukers: La situación en los países del Benelux es lo que podría llamar un callejón sin salida: los Países Bajos, como un Estado multicultural, ahora con una mayoría de católicos desde hace solo un par de décadas, una minoría fuerte de protestantes, incluidos los calvinistas, que dieron nacimiento a la nación en los siglos XVI y XVII, los ateos, que actualmente rechazan todas las formas de creencias religiosas, y una minoría musulmana dentro de las comunidades inmigrantes predominantemente marroquíes y turcas, y que ahora todos están tratando de rechazar con vehemencia el Islam, ya que la mayoría de los inmigrantes no se comportan adecuadamente de acuerdo con para los estándares holandeses y no representan en absoluto un Islam digno que se ajuste a la tendencia general del pueblo holandés hacia la decencia, el juego limpio, la respetabilidad y la gentileza. Los Países Bajos, debido a la élite calvinista que domina desde hace mucho tiempo, muestran actualmente una tendencia a imitar lo peor de los modelos británicos o estadounidenses, incluso si los católicos, ahora mayoría, se inclinan por ser más receptivos a los modelos alemanes u otros modelos continentales, ya sean de izquierda o de derecha. El sesgo islamofóbico del actual líder del partido PVV («Partido de la Libertad»), Geert Wilders, induce al gobierno holandés a seguir la política exterior británica y estadounidense, aunque las posiciones del ex líder político islamofóbico de los Países Bajos, Pim Fortuyn , que era católico homosexual y fue asesinado por un matón pseudo-ambientalista, estaba en contra de toda intervención holandesa en los Balcanes para aplastar a los serbios y abogó por una retirada completa de las unidades holandesas que habían sido enviadas a Bosnia: esta puede haber sido la razón real de su asesinato y no la falta de posiciones ecológicas en su programa o las posturas bastante agresivas contra los musulmanes que había expresa en sus discursos y panfletos políticos. Los Países Bajos, a pesar de ser un estado modelo en la actual crisis de la UE, ya que su estado financiero en la eurozona parece ser perfectamente sólido, están en riesgo porque, al igual que España, tienen una burbuja especulativa en el sector inmobiliario, que podría explotar en cualquier momento. Sigue leyendo

Algunas sugerencias con respecto a las perspectivas de la Cuarta Teoría Política en Europa

ALEXANDER DUGIN

por Alexander Dugin – Para llegar hasta la Cuarta Teoría Política, tenemos que comenzar desde tres puntos ideológicos.

Desde el liberalismo hasta la Cuarta Teoría Política: El camino más duro.

Proceder desde el liberalismo hasta la Cuarta Teoría Política es el camino más difícil, ya que ésta es lo contrario de todas las formas de liberalismo. El liberalismo es la esencia de la modernidad, pero la Cuarta Teoría Política considera la modernidad como un mal absoluto. El liberalismo, que tiene como tema principal el individuo, y todos los valores y programas que proceden de él, es visto como el enemigo. Para abrazar la Cuarta Teoría Política (4TP), un liberal debe negarse a sí mismo ideológicamente y rechazar el liberalismo y sus supuestos en su totalidad.

El liberal es un individualista. Es peligroso sólo cuando es una persona extrovertida ya que, al serlo, destruye su comunidad y los vínculos sociales con los que se relaciona. Siendo un liberal introvertido es menos peligroso, porque sólo destruye a sí mismo. Y esto es algo bueno: un liberal menos.

Pero hay un hecho interesante: la 4TP diverge de las versiones modernas de antiliberalismo (es decir, el socialismo y el fascismo) por proponer, no una crítica del individuo tal y como se ve desde el exterior, sino más bien su implosión. Esto significa, no dar un paso atrás hacia las formas pre-liberales de la sociedad, o un paso a los lados hacia los tipos no liberales de la modernidad, sino más bien un paso dentro de la naturaleza nihilista del individuo como construcción del liberalismo. Por lo tanto, el liberal descubre su camino hacia la 4TP cuando da un paso más allá y alcanza la autoafirmación como la única y última instancia del ser. Esta es la consecuencia final del solipsismo más radical, y puede conducir a una implosión del ego y a la aparición del Sí mismo real (que es también el objetivo de las prácticas asociadas con el Vedanta Advaita).

Nietzsche llamó a su Übermensch “el vencedor de Dios y de la nada.” Con esto se refería a la superación de los viejos valores de la Tradición, pero también a la nada que viene en su lugar. El liberalismo ha logrado la superación de Dios y la victoria de la pura nada. Pero ésta es la medianoche antes de que rompa el alba. Así que dar un paso más en la medianoche del nihilismo europeo es, como un liberal que desea abandonar dicha identidad, más coherente con un destino occidental peculiarmente en declive (porque el propio Occidente en sí mismo no es nada hoy sino decadencia – más sobre esto más adelante). Detrás llega al horizonte de la 4TP.

La modernidad es ciertamente un fenómeno europeo. Pero el liberalismo como esencia de la modernidad no es tanto europeo como anglosajón y trans-europeo, específicamente norteamericano. Europa fue la etapa preliminar de la modernidad y, por lo tanto, Europa incluye dentro de sí las identidades socialista (comunista), así como también la fascista junto a la puramente liberal. Europa es la patria de las tres teorías políticas. Pero en Estados Unidos es donde sólo uno de ellas está muy arraigada y plenamente desarrollada. Así que a pesar de haber nacido en Europa, el liberalismo ha madurado en América. Europa y los EEUU son comparables a un padre y su hijo. El niño hereda sólo una de las posibilidades de su padre, aunque la más importante. Como resultado, el liberalismo en Europa es en parte autóctono y en parte impuesto por los Estados Unidos (reexportado). Esta es la razón por la cual los seguidores norteamericanos de la 4TP son tan importantes. Si logran superar el liberalismo en el Lejano Oeste, mostrarán el camino a seguir a los liberales europeos. Es algo parecido a la idea de Julius Evola del hombre diferenciado. Esta observación hace referencia a mi artículo sobre la 4TP en Europa y en concreto a mis dos últimas proposiciones respecto a cómo superar al individuo: por el método de la auto-trascendencia mediante un esfuerzo de la voluntad (un tipo de esfuerzo politeísta de voluntad pura), o a través de un encuentro existencial con la muerte y la soledad absoluta.

Por lo tanto, el camino desde el liberalismo hacia la 4TP en Europa pasa a través de Norteamérica y sus místicos interiores. Este es el tercer intento de dar sentido a Norteamérica: el primero fue el de Tocqueville, el segundo fue el de Jean Baudrillard. El tercero está reservado para el europeo que se acerca al Lejano Oeste en busca del misterio del liberalismo desde la perspectiva de la 4TP.

Desde el comunismo hasta la 4TP: de los críticos radicales a los críticos principales.

El camino desde la posición Comunista a la 4TP es mucho más fácil y más corto. Hay algunos puntos en común: en primer lugar, el rechazo radical del liberalismo, el capitalismo y el individualismo. Existe un enemigo común claro y definido. El problema es que el programa positivo del comunismo está profundamente arraigado en la modernidad y comparte muchas nociones típicamente modernas: la universalidad del progreso social, el tiempo lineal, la ciencia materialista, el ateísmo, el eurocentrismo, y así sucesivamente. La batalla del comunismo contra el capitalismo pertenece al pasado. Pero la 4TP es el principal antagonista ideológico del liberalismo en la actualidad. Así que un verdadero comunista puede  llegar a ser atraído fácilmente por la 4TP, considerando sus aspectos anti-liberales.

Para dar este paso, hay que pasar de los críticos radicales de la modernidad, como Marx, a los principales críticos de la modernidad, como René Guénon, de acuerdo con la excelente formulación del autor francés René Alleau. Esto nos lleva a la relevancia del nacional bolchevismo. El nacional bolchevismo es una especie de hermenéutica que identifica las características cualitativas en la visión cuantitativa del socialismo. Para los marxistas ortodoxos, la sociedad se basa estrictamente en los principios de clase y la comunidad socialista se forma en todas partes de acuerdo con una modelo. Pero los nacional bolcheviques, después de haber analizado las experiencias soviética, alemana y china, han remarcado que, puesto en práctica, el marxismo puede ayudar a crear sociedades que tienen características claras de una cultura nacional y que poseen identidades específicas y únicas. A pesar de ser teóricamente internacionalista, las sociedades comunistas históricas eran nacionalistas con una fuerte presencia de aspectos tradicionales. Por lo tanto el socialismo, siendo un subproducto de la modernidad liberal, puede ser considerado como un tipo extremo y herético de premodernidad y una forma escatológica de religiosidad extática – siguiendo los ejemplos de los gnósticos, los cátaros, Bruno, Münzer y así sucesivamente. Esa fue también la opinión de Eric Voegelin, quien llamó a esto la inmanentización del eschaton (ésta es una noción herética, pero tradicional, sin embargo).

El camino hacia la 4TP para la izquierda europea pasa por los análisis históricos y geopolíticos de los nacional bolcheviques (Ernst Niekisch, Ernst Jünger y así sucesivamente). Excelente trabajo en este sentido ha sido el realizado por la Nueva Derecha europea y, especialmente, por Alain de Benoist.

Desde la Tercera Posición hasta la 4TP: el camino más corto pero problemático, sin embargo.

Desde la Tercera Posición europea a la 4TP hay sólo un paso, porque la 3TP y la 4TP comparten como puntos de partida comunes la Revolución Conservadora de la época de Weimar y el tradicionalismo. Pero ese paso no es fácil de dar. La 4TP es estrictamente anti-moderna, de hecho, contra-moderna. Pero la nación, que es tan querida por los representantes de la Tercera Posición, es esencialmente una noción moderna, como lo son los conceptos de Estado y de raza. La 4TP está en contra de todo tipo de universalismo cualquiera que sea, y rechaza cualquier tipo de eurocentrismo – tanto el liberal como el nacionalista.

Las tradiciones étnicas de los pueblos europeos son sagradas en sus raíces y forman parte de su patrimonio espiritual. Todavía la identidad étnica es algo muy diferente del Estado nacional como cuerpo político. La historia europea se basó siempre en la pluralidad de sus culturas y la unidad de sus autoridades espirituales. Ésta fue destruida, primero por la Reforma protestante y luego por la modernidad. La liquidación de la unidad espiritual de Europa fue parte del origen del nacionalismo europeo. Por lo tanto, la 4TP apoya la idea de un nuevo imperio europeo como un imperio tradicional con un fundamento espiritual, y con la coexistencia dialéctica de diversos grupos étnicos. En lugar de los Estados nacionales en Europa, un imperio sagrado – Indo-Europeo, Romano y Griego.

Esta es la línea divisoria entre la 4TP europea y la Tercera Posición: el rechazo de cualquier tipo de nacionalismo, chovinismo, eurocentrismo, universalismo, racismo o actitud xenófoba. Las pretensiones y hostilidades históricas entre los grupos étnicos europeos han existido. Esto se debe reconocer. Pero es irresponsable construir un programa político sobre esa base. Europa debe estar por la unidad geopolítica, junto con la preservación de la diversidad étnica y cultural de las diferentes etnias europeas.

La 4TP afirma que la geopolítica es el principal instrumento que puede utilizarse para comprender el mundo contemporáneo. Europa debería ser reconstruida como una potencia geopolítica independiente. Todos estos puntos coinciden con los principios fundamentales de la Nueva Derecha francesa y con el manifiesto del GRECE de Alain de Benoist. Por lo tanto, debemos considerar a la Nueva Derecha europea como una manifestación de la 4TP.

Aquí nos acercamos a la filosofía, fundamental, de Martin Heidegger, el pensador más importante para la 4TP. La 4TP adopta como sujeto principal la noción heideggeriana del Dasein [Ser-ahí]. Heidegger es el paso metafísico (fundamental-ontológico) desde la Tercera Posición hacia la Cuarta. La tarea es desarrollar la filosofía política implícita de Heidegger en una explícita, creando así como consecuencia una doctrina de política existencial.

Último punto. Europa es Occidente, y el declive es su esencia. Llegar al punto más bajo de su descenso (Niedergang) es el destino de Europa. Esto es profundamente trágico, y no es algo de lo que uno debería estar orgulloso. Así que la 4TP está a favor de una idea europea en la que Europa es entendida como una suerte de comunidad trágica (según Georges Bataille): una cultura que está en busca de sí misma en el corazón del infierno.

(Traducción de la Página Transversal)

Fuente: The Fourth Political Theory

DONALD TRUMP: EL PANTANO Y EL FUEGO

14.11.2016

El Pantano va a convertirse en el nuevo nombre de la secta globalista, de los adeptos de la sociedad abierta, de los maníacos del lgbt, del ejército de Soros, de los posthumanistas, etc. Drenar el pantano no es sólo el imperativo categórico norteamericano. Es un desafío global para todos nosotros. Cada pueblo está ahora bajo el poder de su propio pantano. Todos juntos debemos comenzar la lucha contra el pantano ruso, el pantano francés, el pantano alemán y así sucesivamente. Necesitamos purgar nuestras sociedades de la influencia del pantano. Así que en lugar de pelear entre nosotros, vamos a drenarlo juntos. ¡Los drenadores del mundo entero deben estar unidos!

El otro punto es que el antiamericanismo ha terminado. No porque estuviera equivocado, sino exactamente por lo contrario: porque el pueblo estadounidense inició la revolución precisamente contra ese aspecto de los EEUU que todos odiamos. Ahora, la élite gobernante europea, así como parte de la élite rusa (que todavía es liberal) no puede ser culpada (como antes) de ser demasiado pro-americana. Debe ser culpada de ahora en adelante por ser lo que es: una pandilla corrupta, pervertida y codiciosa de banksters y destructores de culturas, tradiciones e identidades. Así que vamos a drenar el pantano europeo. Basta de Hollande, Merkel, Bruselas. Europa para los europeos. Los Soros y su secta deben ser juzgados públicamente.

El pantano es a partir de ahora un fenómeno extraterritorial. Exactamente como una red terrorista internacional. El pantano está en todas partes y en ninguna parte. Ayer, el centro del pantano, su núcleo, estaba situado en los EEUU. Hoy, ya no. Es la oportunidad para todos nosotros para que comencemos a cazarlos. El pantano no tiene ya una forma manifiesta y regionalmente fija. Sin embargo, existe y sigue siendo muy, muy poderoso. Pero su carácter anti-nacional ahora es evidente, explícito. El pantano no se esconde ya detrás de Norteamérica. Se ha exiliado. ¿Dónde?, ¿a Canadá?, ¿a Europa?, ¿a ucrania?, A otros planetas donde algunos actores y actrices dopados prometieron emigrar en el caso de la victoria de Trump. Así que ahora es el momento de cumplir la promesa. Parece como el rapto globalista. Ahora son absorbidos en el no-espacio, la u-topia. En la tierra de la utopía liberal, en tierra de nadie. Somos testigos de la desterritorialización del pantano, de la élite globalista, del Gobierno Mundial.

¿Cuál es la estructura del pantano?

En primer lugar, es la ideología, el liberalismo. Necesitamos el juicio de Nuremberg sobre el liberalismo: la última ideología política totalitaria de la Modernidad. Cerremos esta página de la historia.

Segundo: El pantano es una cultura post-modernista especial. Está basada en la descomposición de cualquier entidad, por la digitalización, el esquizomorfismo obligatorio y así sucesivamente. Drenarlo significa restaurar la unidad apolínea del arte. El arte debe volver al holismo.

Tercero: el capitalismo transnacional global. Es el motor material del pantano. Es el crédito y el Sistema de Reserva Federal haciendo cuentas verdes envenenadas. Tenemos que terminar con todo esto y regresar al sector real y al enfoque mercantilista.

Yo sugeriría redescubrir las ideas de Pitirim Sorokin. Vio la dinámica social de la historia como una cadena de paradigmas sociales: ideacional, idealista y sensata. Ideacional es la dominación absoluta del espíritu sobre la materia, el ascetismo y la subyugación violenta del mundo material a la aspiración espiritual y religiosa. El tipo idealista es equilibrado y basado en la coexistencia armoniosa del espíritu y la materia, donde la parte espiritual es ligeramente dominante pero no exclusiva (como en el tipo ideacional). El tipo sensato de la sociedad es la dominación de la materia sobre el espíritu, del cuerpo sobre el alma. El tipo sensato de la sociedad es el pantano. Y recientemente parecía que «sensato» y «Norteamérica» eran sinónimos. Después de Trump todo es diferente. Ahora lo sensato es global y ex-céntrico. Hay una especie de «translatio Imperii» – a ninguna parte o bien a todas partes.

Pero Sorokin hizo hincapié en que la naturaleza cíclica de la sociedad sólo exige esta sucesión: ideacional-idealista-sensata. Después de sensata no puede seguir idealista. No hay una posible evolución desde el pantano hasta el semi-pantano. Después del pantano viene el sol. El fuego, el Espíritu. El Espíritu en su forma radical, ideacional. Así que para drenar el pantano necesitamos el fuego solar. El gran incendio. Debe ser en abundancia.

El pantano y el fuego son dos elementos opuestos distribuidos a través de la tierra. La geopolítica se vuelve ahora vertical. Ambos están en cualquier punto. El significado del lugar ahora es el impulso del proceso de drenaje del pantano. ¿Dónde? Aquí y ahora.

El pantano ya no es la hegemonía norteamericana, el presidente de Estados Unidos rechaza tal hegemonía. Así que es la hegemonía «tout court«, la hegemonía como tal, con un vacío puramente post-modernista en el centro.

Estados Unidos es el extremo occidental del mundo. Es el espacio de la medianoche. Y allí se alcanza el punto final de la caída. Así que el momento es el del cambio de los polos. Occidente se convierte en Oriente. Putin y Trump en dos rincones opuestos del planeta. En el siglo XX estos dos extremos fueron las formas más radicales de la modernidad: capitalista y comunista. Dos monstruos apocalípticos, Leviatán y Behemoth. Ahora se convierten en dos promesas escatológicas: la Gran Rusia de Putin y Norteamérica en estado de liberación por Trump. El siglo XXI finalmente ha comenzado.

Así que todo lo que necesitamos ahora es el Fuego.

ITALIA, LA UNIÓN EUROPEA, Y TRUMP

04.12.2016

Alexander Dugin (AD): Bienvenido señor Salvini.

Matteo Salvini (MS): Gracias por su invitación.

AD: Bienvenido a Moscú.

MS: Gracias.

AD: Al principio de nuestra conversación, me gustaría saber lo que usted piensa sobre la elección de Trump como presidente de los EEUU. Sabemos que usted se reunió con él poco antes de las elecciones en Nueva York. Usted fue uno de los pocos políticos europeos que lo hizo.

MS: Si, esta elección es una gran noticia. Una lección en la democracia. En el programa de Trump, hay cosas tales como poner fin a las guerras y a la exportación de la democracia por todo el mundo, revisar el papel de la OTAN y la ONU, y buscar relaciones amistosas con Rusia. Se pone gran atención también en lo que está ocurriendo en los EEUU: La lucha contra la inmigración ilegal y la introducción de impuestos proporcionales (un impuesto fijo). Comparado con la línea de Clinton, que representaba a los intereses de los bancos, la élite financiera y sus políticas, la política de Trump es un soplo de aire fresco, que nos beneficiará a todos.

AD: Cree que ¿la victoria de Trump influirá a Europa en general y a la Unión Europea en particular?

MS: Esta victoria, así como la victoria del Brexit durante el referéndum británico en Junio, tendrá un impacto único y positivo. Los pueblos  están liberándose. Tras Clinton, así como tras Juncker y Merkel en la UE, está la élite financiera, las fuerzas políticas, y lobbies, pero la gente común no está con ellos. Este es el motivo de la derrota de la élite gobernante en los EEUU, el país que dirige el mundo, a su vez liberará energías en Europa.

En el futuro próximo, serán las elecciones en Austria, y el año que viene en Alemania y Holanda, y también en Francia, y espero, que también haya elecciones en Italia. Todo esto puede cambiar el mundo en sólo un año.

AD: ¿Es posible que la Unión Europea sea completamente desmembrada?

MS: La UE, que es una estructura innatural, ya ha empezado a desmoronarse. La Unión Europea es una celda, lo opuesto a la democracia, lo opuesto a la cultura del trabajo. El euro es claramente una moneda errónea. La Unión Europea no es un ejemplo en términos de aplicación de los principios democráticos. Por ello, las naciones están recobrando su soberanía.

AD: ¿Cuál fue la reacción de los medios de comunicación italianos a la victoria de Trump?

MS: La reacción fue graciosa. Graciosa porque todos estaban en el lado de Clinton. Todas las publicaciones, canales de televisión, emisoras de radio, todos los intelectuales, periodistas, los organizadores de encuestas, todos estaban con ella. Cantantes y actores también. Esta victoria es remarcable, lo que significa que el pueblo todavía es libre. Ahora, todo el mundo está preguntándose por qué ocurrió, y nadie parece comprender. Algunos continúan atacando a Trump, diciendo que es racista, fascista, xenófobo, homófobo, islamófobo, etc. pero la gente está empezando a comprender.

AD: Estoy seguro de que su reunión personal con Trump fue un acontecimiento muy importante.

MS: Si, fui el único que se reunió con él. Esto ocurrió en abril de 2016, en Pennsylvania. 15.000 personas se reunieron para escuchar a Donald Trump a mitad del día. Fue exactamente ahí cuando nos dimos cuenta que él ganaría. Había granjeros, estudiantes, gerentes, madres, y trabajadores. Naturalmente, tras esta reunión, fui criticado justo del mismo modo que tras mi reunión con Vladimir Putin, dado que son ‘dictadores’, son los ‘malos y malvados’. De hecho, ellos son políticos que traen libertad y dan esperanzas. Soy el único líder político italiano que se atrevió a hacerse una foto con Donald Trump.

AD: La situación mundial actual es muy interesante porque los dos polos, Este y Oeste, ahora tienen dos líderes fuertes. Esto debería servir como ejemplo para que Europa se fortalezca y tenga otro líder fuerte. ¿Cómo ve el futuro de Italia y lo que, en su opinión, será el impacto del “efecto Trump” en Italia y la política italiana?

MS: Italia ha sido siempre un sirviente, un sirviente de la Unión Europea y de los Estados Unidos. Las políticas han sido hechas bajo el dictado de otros. Espero que los italianos recobren la libertad y una vez más sean los dueños de su propio destino. Un referéndum sobre enmiendas a la constitución va a realizarse pronto, un terrible referéndum con la ayuda del que Renzi quiere legitimar la UE en la constitución italiana, con todos los poderes emanando de ella.

Así que, lo primero de todo, es necesario rechazar las enmiendas constitucionales, y entonces votar durante el sentimiento creciente de soberanía e identidad. Además de los temas económicos, en mi opinión, los temas éticos, tales como el papel de la familia, la importancia de la religión, la preservación de tradiciones, lenguaje, y cultura, una vez más se han vuelto relevantes gracias al interés mostrado por la juventud. Por tanto, Europa e Italia, o bien rechazarán esto, o abandonarán la esperanza por un resurgimiento.

AD: También es curioso que hayamos estado acostumbrados a hablar de americanismo y de todo lo americano con una valoración negativa. Pero a día de hoy, por el contrario, estar en el lado americano casi quiere decir el lado de Rusia, de la Rusia de Putin. Este cambio es extremadamente importante.

MS: Si, es un fenómeno increíble, típico de los izquierdistas e intelectuales de salón (radicales elegantes). Cuando ellos tenían el poder, entonces EEUU se suponía que era un ejemplo a seguir, pero cuando perdieron las elecciones, entonces, los EEUU no pueden servir más como un ejemplo. Todo el mundo se vuelve loco.

AD: El antiamericanismo paradójicamente se transformó en su opuesto.

MS: Ciertamente. ¿Quién protesta contra Trump? Jóvenes mimados. La ventaja de la democracia es que la gente puede votar. Puede ocurrir en Crimea o en Nueva York, pero la cosa principal es el resultado. Y solo esto importa.

AD: ¿Usted cree que el “efecto Trump” podría influir el rumbo del referéndum de Italia en diciembre?

MS: Creo que toda nación decide por sí misma, pero el hecho de que Trump haya ganado a pesar de todo y de todos, y que ganara contra la élite gobernante, los bancos…

AD: Y contra Soros.

MS: Si, contra Soros, y ganó a pesar de la financiación desde el extranjero. Todo esto dice a los italianos: Volveos dueños de nuevo. El primer ministro italiano quiere cambiar la constitución.

La actual constitución de Italia dice que la soberanía pertenece al pueblo. Pero esto es sobre el papel. La enmienda que él quiere aprobar: “La soberanía pertenece al pueblo y a la Unión Europea”. ¡Esto no se aprobará! ¡La soberanía pertenece al pueblo, y este es el único camino!

AD: Claramente, esta posición es similar al sentido de realidad de Putin y Trump, en el que la soberanía es la base de todo, y nadie puede actuar contra la soberanía de otro. Este valor básico está establecido en el pueblo, tanto en Rusia como en los EEUU.

MS: En el caso de Italia, la soberanía significa recuperar el control de la moneda. Hemos recibido el euro desde Bruselas, la misma moneda para 18 países con diferentes niveles de desarrollo económico, con contextos históricos diferentes. No tiene sentido, es una experiencia fallida. La soberanía significa recuperar el control sobre la moneda, sobre las fronteras, sobre los bancos, sobre el mar, las montañas, en otras palabras, sobre todo el país.

AD: ¿Cómo ve la situación con la política europea, como la posible elección de Hofer, el futuro del frente nacional, y este grupo en el parlamento europeo? Tras la victoria de Trump, un montón de cosas cambiarán.

MS: Muchas cosas han cambiado desde mi última visita a Rusia hace 3 años. Las cosas han cambiado para mejor. Quien habría pensado jamás que en Reino Unido, la mayoría votaría a favor del Brexit, diciendo “NO” a la UE en un referéndum. ¿Quién habría pensado que Trump vencería a Clinton? ¿Quién habría pensado que Marine Le Pen podría postularse para las presidenciales en Francia? Y lo mismo para Alemania, con Alternativa para Alemania, que se ha fortalecido y defiende la soberanía en el país. Sería bueno ver a un representante del Partido de la Libertad de Austria, el partido de la lucha por la soberanía e identidad de Austria, un viejo aliado de la Liga Norte, como presidente de este país. 2017 podría convertirse en un año de cambios tras las victorias de Trump y del Brexit.

AD: Una pregunta específica. La influencia de la Liga Norte está extendiéndose rápidamente por toda Italia. En principio, la Liga siempre ha estado considerada como un partido del norte de Italia, no de todo el país. ¿Cuál es la estrategia actual de su partido en el sur de Italia?

MS: Viajo a lo largo y ancho de Italia, del norte al sur. A finales de noviembre, viajé de nuevo a Palermo, Sicilia. La Liga se originó en el norte, para proteger las regiones de Lombardía, Venecia, y Piamonte. Pero en el momento actual, la lucha ha tomado una escala nacional. La Liga pasó al nivel estatal, desde el norte al sur, al igual que los temas de inmigración, mercados de trabajo, protección de la familia e identidad, afectan a todo el país. Al mismo tiempo, seguimos proponiendo la autonomía y el federalismo, la libertad a la autodeterminación del pueblo. 2017 será un año de referencia para nosotros.

AD: ¿Qué definición podría darse a la ideología de la Liga Norte y el revivir del conservadurismo europeo e italiano?

MS: Creo que las viejas definiciones de categorías “derecha” e “izquierda” han dejado de ser útiles. Las elecciones en los EEUU y las elecciones en Francia muestran que no hay ni izquierda ni derecha. Son globalistas, sin raíces, y partidarios de la soberanía, quienes se adhieren a las ideas de territorio, historia, cultura, y lenguaje. Trabajadores y empleadores, ricos y pobres, gente con educación superior y sin ella, votan por la Liga. Estamos a favor de la autonomía, para respetar la integridad territorial. Italia es bonita precisamente porque es diversa. El país tiene más de 8.000 municipios con su propia historia, con sus propias “campanas” y con sus propios santos patronos.

Por tanto, estamos luchando por la soberanía en el país, la libertad de elección, la protección de la familia como unidad fundamental de nuestra sociedad, por la oportunidad para que los jóvenes se realicen por sí mismo, y por bloquear la inmigración ilegal, especialmente desde los países musulmanes, que pone a muchas de nuestras ciudades en la senda de la degeneración.

AD: Y la justicia social.

MS: Indudablemente sí. La UE ha realizado reformas en el sector del empleo, las pensiones y el sector bancario, reformas que hicieron retroceder a Italia al nivel de hace 30 años. La tasa de desempleo es del 11,7%. En algunas regiones sureñas, tales como Calabria, 2 de cada 3 jóvenes no tienen trabajo. El nivel de vida de medio millón de niños está por debajo de la línea de pobreza reconocida. Sin embargo, tales estadísticas no han sido reportadas en Italia.

AD: Estoy seguro de que en la actual situación, tras la victoria de Trump en los EEUU, hay una necesidad tanto en Rusia como Europa para desarrollar una ideología diferente, que no pertenezca ni a derecha ni a izquierda. Mi libro sobre la Cuarta Teoría Política ha sido publicado finalmente en italiano. Creo que esta es una invitación para aprovechar el escenario e ir más allá de las viejas ideas de derecha e izquierda que están obsoletas con el advenimiento de la realidad europea moderna.

MS: Sí sí, estoy absolutamente seguro de esto. Las ideas de la Liga están compartidas por numerosos jóvenes, incluso de 14 o 16 años que ya no dividen más el mundo en comunistas, fascistas, o izquierda y derecha, sino que quieren trabajar, quieren a su familia, y quieren estar seguros de que pueden mantenerlo. Están orgullosos de su historia, su idioma, y las tradiciones de sus ancestros. En la era del Skype, Facebook, Twitter, y MacDonald’s, estos jóvenes quieren la cultura, la normalidad, y la paz. En mi opinión, estos cambios en la consciencia son muy importantes.

AD: Es extremadamente importante definir un nuevo sujeto político. Creo que el pueblo podría representar el papel de este sujeto. No el individuo, ni la nacionalidad, sino el pueblo, el pueblo como esencia, como una esencia autodefinida.

MS: Efectivamente, el lema de la campaña dirigida por Marine Le Pen en Francia es, “en el nombre del pueblo”. Este es el propósito, la misión. Este lema parecía ser irrelevante, pero ahora, una situación se ha formado en la que los intereses del pueblo están confrontándose a los intereses de los bancos, de la élite, de las multinacionales sin raíces. Ahora, el lema “en el nombre del pueblo” puede servir como punto de inicio para nosotros.

AD: Esto es muy importante porque los liberales y globalistas nos acusan de populismo. Quizá para ellos el concepto de “populismo” tiene un valor negativo, pero es positivo para nosotros, porque el populismo significa estar con la gente, ser un amigo de pueblo.

MS: Tengo una camiseta con la inscripción “soy populista”. Esto es algún tipo de “rendición voluntaria”, pero estoy orgulloso de tal “defecto”.

AD: Su camiseta con una fotografía de Putin también es famosa.

MS: Si, la llevé en la sala del parlamento europeo durante una sesión en Estrasburgo, provocando una corriente de controversia.

AD: Gracias señor Salvini, por esta entrevista. Sabemos que usted es un verdadero amigo del pueblo ruso, nuestro presidente, y estos sentimientos de amistad son mutuos.

MS: Estoy interesado en las relaciones buenas y amistosas. Hoy, antes de llegar aquí, me reuní con varios empresarios italianos, uno de Roma, otro de Como, y otro más de Florencia, todos querían trabajar con ustedes porque hay respeto mutuo y apreciación mutua, y en libertad de comercio y actividades comerciales. Intento contribuir al reacercamiento entre nuestros dos países.

AD: Le expreso mi aprecio por sus esfuerzos para el levantamiento de sanciones contra Rusia.

MS: espero que pronto sean levantadas. Es una locura, justo como la falta de reconocimiento de Crimea, un sujeto que se identificó a sí mismo como parte de Rusia. Es increíble que los órganos internacionales decidan quién puede votar por la autodeterminación y quién no tiene ese derecho.

AD: Gracias. Con un líder como usted, podemos esperar que Italia será libre, soberana y perteneciente al pueblo italiano.

MS: En el nombre del pueblo.

AD: En el nombre del pueblo. Gracias a usted.

 

ACONTECIMIENTOS IMPORTANTES EN AUSTRIA E ITALIA

Este próximo domingo, 4 de diciembre de 2016, dos eventos de importancia capital tendrán lugar en Europa. Observándolos, puede revelarse cómo funciona el efecto Trump, esta vez en Europa occidental. En Europa oriental, ya se ha hecho conocido a través de los resultados electorales en Bulgaria y Moldavia, donde los candidatos de los partidos globalistas, esto es, las facciones locales del pantano planetario al que Donald Trump ha declarado la guerra, perdieron la guerra ante los candidatos pro-rusos.

Austria

Esta vez, las elecciones presidenciales serán realizadas en Austria, donde el pantano está representado por Alexander van der Bellen, el líder del partido verde austriaco y candidato de Soros, quien está apoyado reveladoramente por Conchita Wurst. Desde la parte de Putin-Trump, está el conservador Norbert Hofer, nominado por el partido de la libertad austriaco (FPO, en alemán). Hofer ya batió a van der Bellen por el 15% en mayo de este año, así llevando a los globalistas al pánico hasta el punto de simplemente rellenar papeletas en la segunda vuelta a favor del globalista verde, Van der Bellen. Sin embargo, en cuanto a la apelación por el líder del FPO, Heinz-Christian Strache, el poder judicial austriaco tomó el lado de la verdad a pesar de la presión desde el pantano. De este modo, las nuevas elecciones fueron convocadas para el 4 de diciembre.

Estas elecciones están celebrándose en un momento en que los globalistas han recibido un enorme golpe por la victoria de Trump y están apenas preparados para instigar nuevas maquinaciones.

Si uno sigue la voluntad del mismo pueblo austriaco entonces Hofer tiene todas las posibilidades de ganar. Si esto ocurre, entonces estaremos aproximándonos al final de la UE hasta un punto importante. Después de todo, el conservador Hofer representa a los euroescépticos quienes demandan que Austria recupere la plena soberanía y exigen la disolución de la burocracia atlantista en Bruselas. De este modo, el drenado del pantano europeo está en marcha. El mismo hecho de que el líder del Partido de la libertad austriaco sea opuesto al matrimonio homosexual y los desfiles gays, y que también sea un amigo sincero de Rusia es otra condición importante. Si Hofer vence, Austria tiene la oportunidad de volver ser grande de nuevo.

Italia

El 4 de diciembre no es una fecha menos importante para Italia. En ese mismo día, se realizará un referéndum sobre las reformas propuestas por el gobierno liberal de Renzi. Y Renzi, por supuesto, no es tan globalista desenfrenado como van der Bellen, pero las reformas constitucionales que ha propuesto están destinadas a mantener a Italia en la Unión Europea a toda costa, incluso por medio de medidas económicas que socavarán el bienestar de los italianos. Es más, Renzi propone limitar los poderes del Senado y fortalecer su propia autoridad. Renzi ha apostado todo en el referéndum. Si Italia dice “no”, entonces esto implicará la dimisión del gabinete de Renzi y, muy probablemente el colapso de la UE en su parte continental.

Es muy importante que la estrella naciente de la política italiana, el líder del partido conservador Liga Norte, Matteo Salvini, haya tomado una dura postura e instara a los italianos para votar “no”. Si Rienzi ha instado a votar “si”, entonces Salvini está por el “no”. Y Salvini, como Hofer, es un Euroescéptico, un partidario de la salida de Italia de la UE, un amigo de Rusia, y también un opositor al matrimonio homosexual legalmente aprobado. Al igual que Hofer, es un amigo de Trump y Putin. Si Italia dice a Renzi que “si”, entonces la agonía mortal de la UE y la pobre Italia se retrasarán por algún tiempo, lo que será una victoria para el pantano. Si vence el “no”, entonces Salvini y la Liga Norte ganan, e Italia tendrá la oportunidad de volver a ser soberana y grande de nuevo.

Por tanto, este próximo domingo es un día único, un barómetro de esos cambios que están agarrando rápidamente al mundo. Desde la victoria de Trump, la batalla entre el pantano liberal global, y el pueblo, y los partidarios de restaurar la soberanía, ha estado en el centro de atención.

Para Europa, ahora hay dos rayos de esperanza que encarnan la victoria sobre el pantano: Trump en EEUU y Putin en Rusia. Tanto occidente como oriente están ahora funcionando según el mismo plan. Ahora, todo lo que queda es asestar el golpe final a los atlantistas de Bruselas y a los maniacos liberales europeos. Los resultados del 4 de diciembre pueden ser otro hito similar al Brexit, la victoria de Trump, y la derrota de los atlantistas en Bulgaria y Moldavia.

No podemos predecir el resultado del 4 de diciembre. Es más, la geopolítica no es una apuesta total. Pero nosotros, con entusiasmo, apoyamos a Hofer y Salvini. Verdaderamente deseamos que los pueblos austriaco e italiano venzan, y esperamos por el colapso final del pantano europeo. Después de todo, esto sería también nuestra victoria.

¿QUÉ LE PASA A EUROPA?

15.03.2016

Para entender correctamente la naturaleza de la crisis actual tenemos que hacer un breve análisis de la situación. Sugiero tres niveles:

· Ideológicamente,

· Económicamente,

· Geopolíticamente.

La ideología liberal es la fuente del problema

Ideológicamente el problema es el liberalismo como única y sola ideología impuesta a Europa y al resto de la humanidad por el mundo anglosajón. El liberalismo afirma solamente la identidad individual y prohíbe cualquier tipo de identidad colectiva u orgánica. Así que paso a paso el liberalismo niega la religión, la nación y la pertenencia de género con el fin de establecer un individuo completamente libre de cualquier tipo de holismo. El género es el núcleo del problema político porque los liberales insisten en el carácter facultativo del género, un género como elección individual (antes la lucha fue acerca de la religión como opción individual o de la nación como elección individual). El otro punto importante es la inmigración. El liberalismo se niega a reconocer identidades religiosas o culturales, al igual que las de género: así, un inmigrante no es considerado como el portador de una identidad diferente, sino un individuo numérico atomizado más. El liberalismo destruye cualquier identidad colectiva. Lógicamente el liberalismo destruye la identidad europea (con la llamada tolerancia y las teorías de los derechos humanos). Junto con la destrucción intensiva de la identidad sexual acelera el fin de la sociedad como tal. El fin de Europa está garantizado por el hecho mismo de la aceptación del liberalismo como ideología dominante.

El último paso en el desarrollo del liberalismo será negar la identidad humana colectiva. Así que bienvenidos al trans-humanismo. Esta es la agenda liberal para mañana.

El liberalismo es una ideología nihilista. Se insiste en la libertad de cualquier tipo de identidad colectiva, pero nunca sugiere algo positivo. En la pasada competición con las ideologías totalitarias – el comunismo o el fascismo – el liberalismo era concreto y atractivo porque negaba el totalitarismo concreto planteándose como alternativa. Fue una alternativa realmente. Pero cuando los totalitarismos fueron superados la naturaleza nihilista del liberalismo se reveló. Sólo puede negar. No puede afirmar nada. No es la ideología de la libertad positiva, es la ideología de la libertad negativa. Ayer no era algo tan explícito. Ahora lo es.

El liberalismo se hizo totalitario. Usted no tiene la libertad de no ser liberal. Usted debe ser liberal. Usted puede optar por ser liberal de izquierda, liberal de derecha, o liberal de centro. Puede ser – en el caso extremo – de la extrema izquierda liberal o de la extrema derecha liberal. Pero siempre liberal. Si usted es juzgado por los liberales como no liberal, usted está acabado – etiquetado como extremista, terrorista y así sucesivamente. Los liberales pueden tolerar, pero a las personas tolerantes. Si usted no es tolerante (en el sentido liberal), usted es intolerable.

¿Qué podemos hacer para oponernos al liberalismo? En el siglo XX hubo dos opciones: el comunismo (socialismo) y el fascismo. Ambos fracasaron históricamente – política, filosófica, militar, económicamente. Ahora existen como simulacros. Son o hiper marginales o manipulados por el liberalismo: de ahí el liberal-comunismo del posmodernismo, anarquistas y trotskistas o liberal-fascistas sirviendo a los liberales para promover su causa exactamente como el fundamentalismo islámico es utilizado como arma de los EEUU. Así que mi idea de oponerse al liberalismo (primera teoría política), no es la segunda teoría política (el marxismo), ni la tercera (el fascismo), sino la cuarta. He desarrollado esta idea en el libro La Cuarta Teoría Política, traducido en muchos idiomas – en alemán también. Tenemos que luchar contra el liberalismo, refutándolo y deconstruyéndolo totalmente. Al mismo tiempo, tenemos que hacerlo no en nombre de la clase (como en el marxismo), o en nombre de la nación o de la raza (como en el fascismo), sino en nombre de la unidad orgánica del pueblo, de la justicia social y la democracia real. Los liberales interpretan la democracia como el dominio de las minorías. Necesitamos restaurar el sentido original del término: la democracia es el gobierno de la mayoría, de la mayoría orgánica, mayoría que comprate la identidad común – que es el gobierno del pueblo como la unidad histórica y cultural.

El capitalismo financiero es una catástrofe

Económicamente, el problema está en el capitalismo financiero pretendiendo superar al sector real de la industria en favor de la tecnología de los mercados financieros. Tal capitalismo es monopolista y crea burbujas en lugar de desarrollar la infraestructura económica. Esta economía se basa en las especulaciones financieras (del tipo de G.Soros) y acaricia la ilusión del crecimiento infinito. Eso contradice la realidad. La clase media no está creciendo más. El crecimiento de los mercados financieros no se corresponde con el crecimiento del sector real. Poner toda la atención en las instituciones financieras que promueven la deslocalización del sector real hacia los países del Tercer Mundo en el curso de la globalización es el camino hacia el abismo. Las primeras olas de la crisis ya han pasado, pero nuevas olas estarán aquí pronto. El colapso económico de los países del sur de Europa como Grecia, y en un futuro próximo Italia y España, es sólo el pico visible de la inmensa catástrofe. La unidad europea se basa en la aceptación total de la logística del capitalismo financiero. Sólo la lucha de Alemania ahora con el fin de mantener la economía en contacto con las realidades industriales se niega a embarcar en el tren hacia la nada. Esa es la razón de la histeria anti-alemana en Europa y en EEUU. La economía alemana puede ser la última economía real, el resto es ya economía virtual.

Así que tenemos que reconstruir Europa sobre bases económicas alternativas.

El crecimiento infinito no es más que una ilusión liberal. La caída de la clase media es la severa realidad. La manera de salir de esto es la revisión completa de los mitos del capitalismo financiero.

El Atlantismo es un mal

Geopolíticamente Europa es hoy una entidad atlantista. La geopolítica imaginada por el inglés Sir H. Mackinder declara que hay dos tipos de civilizaciones – la civilización del Mar (Seapower) y la civilización de la Tierra (Landpower). Ambas están construidas sobre sistemas de valores opuestos. El Seapower es puramente mercantil, modernista y materialista. El Landpower es tradicionalista, espiritual y heroico. Ese dualismo corresponde al par conceptual de Werner Sombart: Händlres y Helden. La sociedad europea moderna está plenamente integrada en la civilización del mar. Esto se manifiesta en la hegemonía estratégica norteamericana y en la OTAN.

Esta situación impide que Europa se convierta en una entidad geopolítica independiente. Más profundamente, pervierte la naturaleza geopolítica de Europa como entidad continental – Landpower.

Así que hay una necesidad de cambiar la situación y restablecer la estrategia Landpower basada en la verdadera soberanía europea. En lugar de atlantismo, Europa necesita convertirse en una potencia estratégica continental.

Europa y Rusia

Si resumimos los puntos podemos deducir lógicamente dónde nos encontramos en las relaciones entre Europa y Rusia.

En el presente Rusia es:

· Relativamente hostil hacia el liberalismo (más inclinada hacia el tradicionalismo y el conservadurismo),

· Económicamente, está tratando de liberarse de la dictadura del Banco Mundial y FMI,

· Geopolíticamente, continental y anti-atlantista.

Esa es la razón por la que Rusia está siendo atacada – en Ucrania, en Moscú, en todas partes. El reciente asesinato del liberal Boris Nemstsov fue una provocación que sirve para demonizar a Rusia cada vez más a los ojos de Occidente. Los liberales, la oligarquía financiera mundial y atlantista (los Estados Unidos y la élite financiera), tratan de provocar hostilidad entre Rusia y Europa, así como tratan de salvar su tembloroso imperio promoviendo conflictos étnicos. La guerra en Ucrania es el primer paso en la serie de conflictos étnicos en suelo europeo. La élite liberal mundial planea la guerra étnica no sólo en Ucrania o Rusia, sino en Alemania, Francia, Europa del Este y en otros lugares. El Imperio liberal trata de salvar su hegemonía, que cae a pedazos, dividiéndonos.

Tenemos que resistir a fin de construir una Europa mejor, la Europa verdaderamente europea. Y en tal situación Rusia es el amigo y EEUU es el enemigo. Tenemos que trabajar en una alianza ruso-europea, no porque los europeos amen a Rusia o los rusos amen a los europeos. La razón es diferente: tenemos que estar juntos para salvar a cada uno de nosotros del peligro que nos amenaza a todos.

La influencia de América en Europa

Thomas Molnar

Thomas Molnar, húngaro de nacimiento y francés de formación, es profesor de Historia de las Religiones y de Filosofía en las Universidades norteamericanas de Yale y Nueva York. Formado en el espíritu de Tocqueville, su análisis es una lúcida puesta en perspectiva de los lazos y abismos que unen y separan las culturas europea y americana. Es autor entre otros libros de La autoridad y sus enemigos, La tentación pagana, y El eclipse de lo sagrado.

Es la primera vez que una civilización se presenta como único modelo válido para toda la humanidad. Esa civilización es la norteamericana: un sistema donde una tupida red de cuerpos sociales (multinacionales, suprasindicatos, partidos, medios de comunicación) priva de contenido al Estado y lo transforma en un omnipotente portero de noche, una instancia «asistencial». Este modelo fascina hoy a media Europa. ¿Debemos adoptarlo? Para Thomas Molnar, el precio que hay que pagar por este sistema es demasiado elevado: la desaparición de la cultura europea, basada precisamente en el equilibrio necesario entre sociedad y Estado, entre lo que es interno del hombre y lo que es externo a él.

En este debate, que desde luego no es nuevo, respecto a la influencia americana sobre el planeta, no se trata de tomar a los Estados Unidos como blanco de toda crítica, sino de analizar una ideología, la más poderosa, la más penetrante del siglo, cuyo impacto iguala al que tuvo el marxismo. Su origen no está en el suelo del Nuevo Mundo: es absolutamente europeo. Porque, en el fondo, es Europa, la Europa del Renacimiento y de las Luces, quien ha producido estos dos sueños encaminados a crear la utopía —ya sea aboliendo la sociedad civil, en el caso del marxismo, ya sea aboliendo el Estado, en el caso de la ideología ideal, postcristiana. Ese sueño, en definitiva, al término del cual se instaura la abolición de lo político. Una de las salidas de ese sueño es el Partido (Estado) soviético, donde la sociedad civil (coexistencia de asociaciones, de transacciones y de grupos de interés) sólo sobrevive en estado larvario o en la clandestinidad; la otra salida es la sociedad americana, que reduce al Estado a su función de «portero de noche», y que controla las tomas de posesión (en política exterior, sobre todo) hasta prohibirlas.

La Utopía

Esos dos sueños, Europa nunca ha podido —ni quizá querido— realizarlos en su sueño. Se oponía la estructura estatal heredada de Roma, así como la Iglesia, que encarnaba el principio jerárquico. Se oponía igualmente la noción de pecado original, constriñendo la libertad humana a encontrar su marco en el cuadro de las instituciones. (Recordemos que Jean-Paul Sartre, cuando su primera estancia en los Estados Unidos, respondió a los periodistas que era incapaz de entenderse con los norteamericanos porque éstos «no creen en el pecado original». Este sentimiento es bastante más que una boutade).

En fin, la idea de abolir la política para establecer la Edad de Oro atraviesa las estepas y el océano y se instala en Moscú y en Nueva York. Europa sufre hoy el contragolpe de sus propios ideales no realizados: la teocracia soviética y la democracia americana. Ésta, repitámoslo, no es posible más que si el Estado es reducido al papel de una agencia de la sociedad, de un grupo administrativo entre otros, en el pluralismo del ambiente. El motor del progreso material y de la ideología colectiva ya no es el Estado, es la sociedad misma, cuyo objetivo es la profundización bajo su forma específica, el American way of life.

Se impone una distinción respecto a la ideología teocrática soviética: el comunismo es incapaz de penetrar en la mentalidad de un pueblo, cualquiera que sea, y su régimen no podrá alcanzar la legitimidad. El sistema americano, por el contrario, responde perfectamente a las aspiraciones elementales de los hombres en un cierto nivel, el de la satisfacción de las necesidades materiales y el de la pasión igualitaria. El American way of life es, en último análisis, la sistematización de esas necesidades y de esa pasión, su traducción en todas las actividades de la sociedad y de sus subgrupos. Por «sistematización» no entiendo aquí el control institucional, y menos aún la supervisión política. Entiendo más bien la mecanización de las reacciones y de las relaciones humanas, mecanización proclamada y obedecida con el fervor de una ortodoxia religiosa. Ortodoxia, pero también ortopraxis, porque esas reacciones y relaciones no toleran la excepción: se inculcan en la guardería, en el colegio, en la oficina, en el trabajo, en las reuniones políticas y hasta en las conversaciones y relaciones entre hombre y mujer, padres e hijos.

El resultado es un conjunto de fórmulas como el que se encuentra en las diversas Utopías, sobre todo después del Renacimiento. Este es el lado totalizante de la sociedad americana. En absoluto «colectivista» en el sentido actual del término, pues muy pocas cosas están estatalizadas, nacionalizadas, gestionadas según las reglas definidas por las «autoridades». Al contrario, el sector privado es la norma. Pero precisamente el carácter totalizante de las actividades y transacciones sociales es el resultado de una interiorización cuasi-pavloviana de las actitudes. Hasta el punto de que no se sabe si por debajo del comportamiento manifiesto existe aún una vida interior válida, una personalidad polícroma, un ser original y auténtico. El espíritu original sólo es bien visto cuando está encuadrado dentro de los conformismos sociales, lo que corresponde a la concepción puritana de la existencia hecha fórmulas. Apartarse de esta norma conduce frecuentemente al ostracismo.

Salvar a la humanidad

La situación que acabo de esbozar no es totalitaria, ni está impuesta oficialmente, ni está expresada en documento alguno. Es el producto de un consenso, de un estado de espíritu permanente, de una red de valores y de comportamientos. Tampoco existe en los Estados Unidos un sentimiento de superioridad racial (sólo esporádicamente), ni un fascismo, ni una ideología reaccionaria. Estos reproches de la intelligentsia de izquierdas europea carecen de fundamento. Nadie es «bárbaro» a los ojos de los americanos, nadie es inferior, nadie es maldito o incurable. Al contrario: la humanidad está atrasada sólo en la medida en que no ha encontrado aún la única fórmula válida para la felicidad de todos, fórmula americana hecha de democracia, de liberalismo, de capitalismo y de pluralismo. La vocación de América no es la que Virgilio expresara a propósito de Roma: «Tu regere…», sino la de salvar a la humanidad de los oscurantismos, de las guerras, de las revoluciones, de la miseria de la condición humana. En una palabra: la salvación por la buena fórmula cuyo principio y cuyo final están inscritos en la Constitución y en las leyes americanas. El American way of life es su traducción fiel, invariable para todos los pueblos. Tarde o temprano, y con ayuda de la pedagogía americana, la humanidad entera la adoptará. Cuando el senador Fullbright, en un reciente libro, distinguía entre el imperialismo tradicional, cruel y explotador (que él resume como «la arrogancia del poder»), y la política exterior americana, ni arrogante ni imperialista, definía el rostro de los Estados Unidos vuelto hacia el exterior, la convicción compartida por todos sus conciudadanos.

En esta perspectiva, la influencia americana propone una sociedad civil omnipresente en el interior de la coexistencia armoniosa de la humanidad. El desfile del 4 de julio simboliza la americanización del meltin-pot, espejo de los habitantes de todo el planeta, promesa inmanente de la Edad de Oro. Mientras ésta llega, los misioneros del «sueño americano» (American dream) predican la misma enseñanza a los vietnamitas, a los zulúes. Es el ideal del siglo XVIII el que ha visto nacer a los EEUU, pero que se combina con el pluralismo del siglo precedente y con la filosofía de Locke: la sociedad de los Elegidos (de los Santos), cuyos descendientes, sin embargo, han desespiritualizado (desacralizado) la palabra de Dios para traducirlo en los términos y prácticas de una religión laica. El hombre ya salvado, ¿qué necesidad tiene de política y de Estado? La palabra de Dios, palabra secularizada, garantiza la Ciudad de Dios en la tierra.

El modelo desfigurado

¿En qué sentido puede hablarse de una nefasta influencia americana sobre los pueblos de Europa? A fin de cuentas, los EE.UU. no tienen los medios para imponer su voluntad o su way of life. Sin embargo, me parece que los europeos emplean, no siempre de forma consciente, el siguiente lenguaje: «América es una extensión de nuestro continente, de nuestra visión del mundo. Tiene quizás los excesos de un pueblo joven, rico y exhuberante, pero nosotros, viejos, maduros y experimentados, sabremos limitar los estragos, adoptar objetivos más válidos, y sobre todo, conciliar el confort material llamado «americano», con la vieja sabiduría producto de nuestra historia». Esta perspectiva optimista desarma al continente, como desarma a las otras regiones del mundo, sobre todo en Asia.

Y es que el problema de la influencia americana está mal planteado. Los EE.UU. no son simplemente una «Europa desplazada»; son la encarnación de una ideología que Europa jamás ha asumido. El discurso que mantiene Europa es el de un niño con la nariz pegada al cristal de una tentadora juguetería. Sólo un puñado de observadores europeos ha apreciado la justa medida de las cosas americanas: Tocqueville, Dickens, Macauley, Keyserling, Jung, Ortega… El autor de estas líneas ha seguido personalmente a esos maestros, sobre todo a Tocqueville, en su descripción del «modelo desfigurado». Desfigurado en tanto que portador, en su ideología, del grano de arena destinado a producir «la barbarie instalada por medio de las propias instituciones democráticas», como escribió Macauley en 1852.

Estas instituciones fueron concebidas para combatir la arbitrariedad (de Londres), propagar la libertad, remitirse al pueblo para toda clase de decisiones. Se trata del principio protestante del poder que va desde abajo hacia arriba, y que presupone la inspiración divina del pueblo. En otros términos, se trata de una revolución en la condición humana. La democracia, cuyo estilo señala Tocqueville, significa que todo es posible para el hombre, es capaz de redefinir la naturaleza humana, haciendo reinar la moral por todas partes, a partir del momento en que es liberado de las reglas de conducta impuestas. La consecuencia política es la hegemonía de la sociedad civil sobre el Estado y sobre los individuos en tanto que tales. Es una idea tan ajena a Europa como la hegemonía de un Partido ideológico o de una teocracia. Hoy por hoy, la sociedad americana asegura su propio bienestar, gracias a la expansión de las transacciones económicas y de las ideas que engendran. Sin embargo, esas ideas reducen las instituciones (familia, escuela, Iglesia, Estado, tribunales) a meros sirvientes de esas mismas transacciones, o lo que viene a ser lo mismo, de la economía pura y simple. En una Europa escarmentada por un exceso de Estado, por una superestructura demasiado pesada y recientemente, por una economía demasiado dirigista, las realizaciones económicas norteamericanas son percibidas como un brillante sol. En efecto, es difícil darse cuenta de que el precio del éxito económico de los Estados Unidos es extremadamente elevado, y que hay que pagarlo con el debilitamiento del marco estatal, del sentimiento nacional, de esa mirada más allá de lo cotidiano que se llama cultura, espiritualidad, de esa superación del hombre y las instituciones que hace cristalizar los valores trascendentales.

Restaurar el equilibrio

Por consiguiente, las naciones europeas se encuentran en una situación ambigua de la que les es esencial salir a fin de recuperar su personalidad, su historia, su destino. No se trata de caer en un antiamericanismo encarnizado, aunque este sentimiento, bastante extendido, no expresa sino la angustia ante el derrumbamiento de su civilización, de la estructura de un pensamiento. La falla que encontramos en la reflexión europea actual es justamente la convicción de que se pueden fusionar esa civilización y esa estructura con el American way of life, que, en esta lógica, no sería más que un estilo de vida, asumible o desdeñable. Pero la verdad es que ese way of life deriva de una ideología: quien adopta el primero, asume forzosamente la segunda, que penetra toda su existencia. La resistencia contra ella no consiste en un simple rechazo.

Y dicho todo esto, ¿cómo resistir a la influencia americana? Se trata, como hemos constatado, de una sociedad superpoderosa, hegemónica, pero al mismo tiempo de una sociedad (un imperio) amorfa. En cierto sentido, sus realizaciones son efímeras, fundadas como están en un universalismo mal concebido, altaneramente perseguido, que siembra por todas partes la duda y el resentimiento. La resistencia debe partir de la restauración del equilibrio entre el Estado y la sociedad civil. Esta idea tiene mala prensa, porque el Estado, en su desconcierto desde cincuenta años atrás (indeciso entre la idelogía liberal y la ideología socialista), se inmiscuye en la vida de los ciudadanos que, por una reacción comprensible, buscan abrigo en la sociedad civil. Sin entender que ésta no es ya la escena de las transacciones mercantiles clásicas, tan viejas como la humanidad, sino que significa la dominación de los grupos de presión ideológicos, tan tiránicos como el Estado y sus feudalidades de antaño. Bien podemos pues hablar de «neofeudalidades»: multinacionales, suprasindicatos, partidos políticos, prensa y televisión, universidades, y algunas otras, cuyo poder e impacto, frecuentemente camuflado, no hace falta demostrar.

A pesar de la «modernidad», la vocación de Europa sigue siendo la mesura y el equilibrio. La resistencia a la imposición de modelos extraeuropeos no es sólo un deber: es la condición misma para no abandonar la historia.

Traducción de José Javier Esparza. Publicado en la revista PUNTO Y COMA nº 9, 1998.
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«Amnesia»