JOSÉ MARTÍ COMO PRECURSOR DE LA CUARTA TEORÍA POLÍTICA

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Leonid Savin

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

 

El legado de José Julián Martí Pérez revela la imperfección de las ideologías que llegaron a dominar en el siglo XX y confirma la necesidad de crear una nueva teoría política.

 

El poeta, filósofo, político y revolucionario cubano José Julián Martí Pérez en Cuba es un héroe nacional que dio su vida por la liberación de la patria. En los círculos literarios es considerado uno de los fundadores del modernismo. En Rusia, es conocido principalmente en los círculos de latinoamericanistas, y tal vez de aquellos que están ampliamente y profundamente interesados ​​en la historia de la Revolución Cubana, sin limitarse al conocimiento del Che Guevara y los hermanos Castro Rus. En la época soviética, solo se publicaron dos libros (Martí, Escenas sobre Norteamérica. M: GIHL, 1963; Marty, Favortios. M: Fiction, 1974), que representan solo una pequeña parte de la obra del autor cubano, que estaba censurada. La elección, por supuesto, fue dictada por la crítica de Martí al capitalismo norteamericano, que él conoció desde adentro, viviendo por algún tiempo en los Estados Unidos («Viví en las entrañas del monstruo y lo conozco por dentro. En mis manos está la honda de David»).

 

También estamos interesados ​​en José Martí, no solo como el Apóstol de la Independencia, como se le llama en Cuba, sino también como un filósofo político, al que se le puede atribuir con seguridad ser del círculo de pensadores que precedió a la Cuarta Teoría Política.

 

Por supuesto, en su momento no había marxismo ni fascismo, y las realidades del Caribe estaban relacionadas principalmente con el colonialismo y las ambiciones imperialistas. Pero en las obras de José Martí vemos no solo la superación del pensamiento económico estrecho, característico de la reacción socialista y nacionalista (fascista) ante los inicios del capitalismo. Se las arregló para ver las verdaderas aspiraciones de la gente, más allá de las ideas políticas y las formas organizativas de su época. Él plasmó sus pensamientos sobre este tema en una carta a su camarada en armas, el general Máximo Gómez del 10.20.1884, escrita en Nueva York: «Por las ordenes, las tropas se pueden controlar en general, pero el pueblo no se crea por medio de las ordenes. Estamos preparando una revolución más compleja que requiere una preparación más hábil que cualquier otra revolución».

 

José Martí se opuso al imperialismo, pero no al imperio, lo cual a menudo es enfatizado por los martinistas. Criticó el capitalismo liberal burgués, al tiempo que entendía la naturaleza parasitaria del sistema bancario de entonces (y del futuro). «Si no es posible robar tierras extranjeras, actúan como una camarilla cohesiva, interfieren en la política nacional y cambian las leyes del país para sus propios fines. Inflan el prestigio de alguna empresa, venden sus acciones, fomentan la confianza pública con fraude deshonesto y luego arruinan esta empresa… A su servicio hay periódicos, telégrafos, damas seculares, caballeros elocuentes y respetados, diputados, polemistas ardientes que derraman sus elogios al Congreso, defendiendo sus intereses. Todo está en sus manos, pueden comprarlo todo», escribió en su obra periodística el «Ministro de la Marina Whitney».

 

Su vida en los Estados Unidos dejó una marca indeleble en el trabajo de Martí. «Esta nación es como un árbol: los gusanos a menudo anidan en las raíces de los árboles poderosos», así describió a la nación norteamericana en el ensayo “Premio de Boxeo”. Y aquí existe una caracterización muy detallada en la que trata de capturar tanto el pasado como el futuro: «El tiempo mostrará cuán profundas fueron las raíces de este árbol en flor y lo que une más fuertemente a la gente: el dolor común y el sacrificio conjunto de los hechos o el mismo deseo de obtener ganancias. Solo el tiempo dirá si las fuerzas del mal monstruoso y la destrucción están madurando en las profundidades de este país gigantesco y sorprendente, y si el alma de un pueblo, en cuya vida no había un ennoblecimiento femenino, esta fuente del sentido de la belleza y un rasgo que complemente el carácter nacional, no se ha corrompido» (En Coney Island se vacia Nueva York).

 

Martí fue un revolucionario brillante y activo, alabando las tradiciones y la cultura popular. Entendió la complejidad de la construcción independiente del Estado en el contexto de las relaciones internacionales. Echó un vistazo a las profundidades de aquellos países y pueblos que tuvo la oportunidad de visitar, expresándolo en su poesía o periodismo.

 

Anticipó el surgimiento de América Latina como un polo especial de la política mundial, especialmente señalando el papel de Cuba en la geopolítica regional.

 

La comprensión de la importancia de la libertad de la Isla de Cuba, que se convirtió en una realidad debido a las acciones de Fidel Castro y sus camaradas de armas, está claramente indicada en una carta a Manuel Mercado: «Debemos lograr la independencia cubana, de lo contrario, Estados Unidos se apoderará de las Antillas y desde aquí atacará a las tierras de Nuestra América… Hay pueblos (y estos incluyen al nuestro) que están vitalmente interesados ​​en asegurar que los imperialistas extranjeros no estén de acuerdo con los españoles y allanen el camino a través de Cuba para la anexión de los países de Nuestra América al Norte cruel, agresivo y despreciativo… »

 

«Nuestra América», un pequeño ensayo político de José Martí, es muy amplio en contenido y conserva su relevancia. Al mismo tiempo, el término en sí entró en uso para todos los patriotas latinoamericanos que abogan por la creación de un Gran Espacio, es decir, continuar desarrollando las ideas de Simón Bolívar en un nuevo contexto. En este ensayo, Martí habla sobre las ideas, sobre la identidad de los pueblos, sobre la necesidad de una lucha conjunta, incluso si estos países están separados por grandes distancias, sobre la necesidad de evitar copiar formas de gobierno («el espíritu de gobierno debería ser el espíritu de su pueblo»). En este trabajo, Martí también critica la teoría racial-biológica, que ya estaba de moda en Europa. Si el apóstol Pablo dijo que «no hay griegos ni judíos», entonces Martí declaró que «las personas de diferente físico y color de piel están dotadas de la misma alma». Entonces, el camino hacia el 4PT está abierto a todos los pueblos de pensamiento libre que no han sufrido la decadencia del liberalismo o el racismo-nacionalista burgués y superficial.

 

Curiosamente, las ideas de José Martí están consagradas en la Constitución cubana como la base ideológica que guía al Estado. Por lo tanto, es correcto decir que Cuba sigue no solo al marxismo-leninismo, sino también al josemartismo. Si Marx propuso un análisis económico de la relación entre las clases, y Lenin describió otras prioridades en la lucha contra la burguesía y el capitalismo, Martí representa a un filósofo original que condensa las letras caribeñas con la práctica de la lucha de liberación, las ideas legales (José Martí era un abogado de formación) y un espíritu de libertad. ¡Imaginemos, por ejemplo, que las ideas de F.M. Dostoievski se vieran reflejadas en la Constitución de Rusia!

 

En nuestros trabajos filosóficos, políticos e ideológicos sobre 4TP, a menudo planteamos la cuestión de la libertad positiva, que, en nuestra opinión, debe incluir el significado de un sistema político ideal. Martí escribió en su ensayo “Los tres héroes”: «La libertad es el derecho a ser honesto: no a ser hipócrita en palabras o pensamientos». En otro lugar, señaló: “Antes de que naciera un hombre, y cerca de su cuna, ya están listos en los amplios y gruesos brazaletes que lo encadenan a la filosofía, las religiones, los pasatiempos de los padres, los sistemas políticos. Una persona así se retuerce, atada, y permanece amordazada y ensillada como un caballo de por vida. Por lo tanto, la tierra ahora está llena de personas cuyos rostros están ocultos bajo disfraces».

 

Entonces, Martí sugirió buscar un camino hacia la liberación, no solo del dominio de España, sino también del dominio de las ideas escolásticas de la filosofía racional de Europa Occidental (en gran parte culpable del actual estado de crisis del mundo), cuya incompatibilidad con el espíritu de América Latina fue previsto providencialmente por el poeta cubano.

 

«Si hay un tribunal superior, solo con ustedes estaré ante este tribunal: o seremos condenados ambos, o seremos salvados juntos». Estas líneas se atribuyen a Martí como dedicados a su musa. ¿Pero quién era ella realmente? Esta musa es su tierra natal, Cuba. La historia ha demostrado que Martí tenía razón. Por eso es necesario seguir estudiando las ideas de este gran filósofo y revolucionario cubano. Y desarrollarlas en el contexto del orden mundial actual.

 

El artículo se publicó por primera vez en enero de 2014.

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