LA EXPOSICIÓN DEL TOTALITARISMO LIBERAL A TRAVÉS DE LA CUARTA TEORÍA POLÍTICA

Por Shahzada Rahim

Traducción Juan Gabriel Caro Rivera

El 1 de agosto de 2020, el profesor Dugin (autor de la Cuarta Teoría Política) organizó la Primera Conferencia Internacional en Línea sobre la Cuarta Teoría Política (4PT), que fue realizada por Paideuma TV. Alrededor de 200 participantes de al menos 40 países han participado en la conferencia con diferentes perspectivas filosóficas sobre el totalitarismo liberal y el desorden mundial liberal. Este fue el primer congreso internacional sobre la emergente Cuarta Teoría Política, que jugará un papel crucial en la configuración del futuro de la civilización humana. El tema principal de la conferencia fue la breve discusión sobre las Tres Teorías Políticas de la Modernidad: el liberalismo, el comunismo y el fascismo, que son también el tema central del libro del profesor Dugin.

Unos días antes de la conferencia, el profesor Dugin subió su discurso previo a la conferencia en su canal de YouTube en el que discutió en detalle la «cultura de la cancelación» en Occidente y el liberalismo posmoderno. Poco después de haber subido su discurso, YouTube bloqueó su canal y Google desactivó su cuenta de Gmail. El profesor Dugin declaró este acto como parte del totalitarismo liberal y parte de la intolerancia liberal. Además, recientemente, el mayor distribuidor en línea de los Estados Unidos, Amazon, también ha desactivado la opción de acceder a los libros de Alexander Dugin en su sitio de distribución. Esto muestra una sofisticada censura y vigilancia por parte de los llamados liberales, que poco a poco está trascendiendo a un totalitarismo vicioso. En este sentido, uno de los principales puntos que concentró la discusión fue el fin del liberalismo y los desarrollos de una cosmovisión post-liberal.

A modo de ilustración, no se puede negar el hecho de que el mundo está en busca de nuevas posibilidades intelectuales para hacer frente a los próximos desafíos sociopolíticos. Por lo tanto, la Primera Conferencia Internacional en línea sobre 4PT también tuvo como objetivo exponer el rostro totalitario del liberalismo. Es porque la Modernidad occidental degenerada y sus ideologías tecnocéntricas han destrozado los cimientos de la civilización humana. No obstante, la esencia sociocultural de la civilización humana está al borde del colapso y gracias al liberalismo ha sido empujada con fuerza al filo del precipicio.

Hoy, la primera ideología política de la modernidad occidental, el liberalismo, provoca un completo pandemonio y es hora de oponerse abiertamente a la hegemonía liberal. Además, se ha convertido en una enfermedad y, por tanto, el mundo entero necesita una liberación intelectual de las cadenas de la hegemonía totalitaria liberal. Del mismo modo, no se trata de que Estados Unidos, Rusia, India o China, sino de nosotros: todos estamos al borde del caos y la destrucción sociocultural. En este sentido, la Cuarta Teoría Política (4PT) ofrece un nuevo comienzo filosófico, cuyo único objetivo es deconstruir todo el saber intelectual liberal y reconstruir todo desde la esencia. El dominio filosófico de la Cuarta Teoría Política se puede entender en los siguientes cuatro temas principales.

En primer lugar, no utilizar el lenguaje de las teorías políticas, porque el dominio filosófico de la Cuarta Teoría Política trasciende a un más allá de las Tres Teorías Políticas de la Modernidad y sus variantes. En segundo lugar, a diferencia de las Tres Teorías Políticas de la Modernidad, la Cuarta Teoría Política tiene fundamentos filosóficos distintivos, una episteme, que consiste en una teología (Espíritu), una etnosociología (Alma) y una geopolítica (Cuerpo). Asimismo, la premisa epistémica de la Cuarta Teoría Política se basa en la fenomenología heideggeriana, especialmente en su «núcleo existencial», que diferencia la esencia de la Cuarta Teoría Política de las teorías políticas de la Modernidad. En tercer lugar, la Cuarta Teoría Política repudia abiertamente el liberalismo al llamarlo totalitario y hegemónico. Por último, la Cuarta Teoría Política valora la fenomenología y la hermenéutica de la filosofía heideggeriana y la aplica para establecer el fundamento de la Cuarta Teoría Política desde su núcleo existencial.

Marcando sus diferencias, el dominio ontológico de la Cuarta Teoría Política es universal porque engloba teorías anticolonialistas, antiimperialistas y contrahegemónicas. Además, pide una rebelión abierta contra el orden mundial liberal hegemónico y unilateral liderado por el bloque Atlantista. Para contrarrestar el Atlantismo, el profesor Dugin en los dos volúmenes de su libro La Cuarta Teoría Política y El auge de la Cuarta Teoría Política propone la formación de un bloque euroasiático liderado por Rusia y otros países de la región euroasiática como Irán, China e India. Porque para Dugin, cultural e históricamente, Rusia pertenece a Oriente y, por tanto, como líder, Rusia debe establecer el bloque euroasiático para contrarrestar el orden hegemónico liberal unipolar. Como dice Dugin en la Cuarta Teoría Política; “El siglo XX ha terminado y ahora apenas comenzamos a comprender que el siglo XX fue el siglo de las ideologías”.

A lo largo de la conferencia, reconocidos académicos y periodistas de diferentes rincones del mundo compartieron una perspectiva similar sobre la hegemonía liberal y el caos en curso. Además, no se puede negar que en la actualidad el mundo se enfrenta a una terrible crisis fomentada por la arquitectura política e ideológica de la Modernidad occidental. Por tanto, se acerca el momento de luchar contra la hegemonía liberal deconstruyendo toda su erudición intelectual. En este sentido, la Cuarta Teoría Política (4PT) es una posibilidad intelectual nueva y única, que no es un modelo universalista cerrado como las otras Tres Teorías Políticas de la Modernidad.

Además, el dominio filosófico de la Cuarta Teoría Política es pluralista porque respeta e identifica el carácter distintivo de cada cultura, etnia y patrones lingüísticos desde el núcleo existencial heideggeriano. De hecho, el surgimiento de la Cuarta Teoría Política está emergiendo como la alternativa filosófica exclusiva al globalismo, el universalismo liberal-democrático, la unipolaridad, el individualismo y el totalitarismo de los valores neoliberales del mercado. Posiblemente, la Primera Conferencia / Congreso en Línea sobre la Cuarta Teoría Política fue un gran éxito en el contexto ideológico y geopolítico. Porque este congreso fue una rebelión abierta contra el liberalismo posmoderno, que ha dejado al descubierto el rostro totalitario de la ideología liberal de la Modernidad occidental.

Aquí, el término «totalitarismo» no es una jerga política, sino una teoría completa. Es algo más allá del «absoluto» o del «absolutismo». Las tres ideologías de la modernidad: liberalismo, comunismo y fascismo lo tenían en su esencia y, por lo tanto, se extinguieron. Hoy, la primera ideología de la Modernidad conocida como «liberalismo» se convirtió en la última ideología moribunda debido a su esencia totalitaria. Ha destrozado la base filosófica del conocimiento al degenerarlo desde su forma más simple en dicotomías complejas. La misma complejidad de la erudición intelectual contemporánea ha caído en una completa confusión debido a la batalla indispensable entre la autenticidad y la falta de autenticidad. Quizás, esta desprestigiada confusión ha dado lugar a la «poshumanidad», la «posverdad y en general la posmodernidad».
La desviación completa del conocimiento auténtico bajo la erudición liberal fue el resultado del totalitarismo intelectual. Por ejemplo, después de la caída de la Unión Soviética, los eruditos totalitarios liberales anticiparon la “tesis del fin de la historia” para justificar la hegemonía liberal. El contexto mismo de la “teoría del fin de la historia” se basaba en un cálculo intelectual ilógico e inauténtico, muy alejado de la realidad sociopolítica. En la actualidad, los defensores de la teoría del fin de la historia, a menudo conocidos como fukuyamistas, enfrentan un retroceso intelectual en todos los campos. En contraste, el totalitarismo oculto de la ideología liberal está ahora expuesto en todos los ámbitos, desde la política hasta la economía. No existe una solución liberal para hacer frente al caos y la catástrofe liberal en curso. En este sentido, es hora de buscar nuevas alternativas y nuevas posibilidades intelectuales como la Cuarta Teoría Política (4PT) para deconstruir toda la arquitectura teórica del liberalismo y, por ende, la complejidad de la erudición intelectual hegemónica liberal contemporánea.

PRIMERA CONFERENCIA INTERNACIONAL SOBRE LA CUARTA TEORÍA POLÍTICA (INTRODUCCIÓN)

Por Alexander Dugin

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

Queridos compañeros, queridos amigos, me complace darles la bienvenida a la primera videoconferencia internacional sobre la Cuarta Teoría Política.

El ocaso del liberalismo

 

El declive del orden mundial liberal está ante nuestros ojos. El globalismo se está derrumbando. Lo vemos, por ejemplo, en los Estados Unidos, donde se encuentra en un estado de agonía auténtica, con la administración Trump, que tiene una posición mucho más moderada en relación con la agenda liberal global, que los globalistas consideran algo fatal, una amenaza existencial. Nos damos cuenta de esto por el hecho de que los globalistas no tienen reparos en demoler los propios Estados Unidos para promover a su candidato; están dispuestos a apoyarlo y preservar el orden mundial liberal a cualquier precio, incluso si el precio fuese el representado por los propios Estados Unidos.

Para definirlos, Trump usó el término «cancel culture» (cultura de la cancelación), un concepto muy interesante. Cancel culture es un nuevo tipo de totalitarismo moderno, o más bien posmoderno. El New York Times declaró recientemente la necesidad de «eliminar» a Aristóteles. Aquí nos enfrentamos al rostro explícitamente totalitario de la ideología liberal, algo que gradualmente adquiere las características de una «dictadura liberal». Los llamamientos para borrar la historia, borrar a Platón, Aristóteles, la Edad Media, los autores y filósofos de la Modernidad en sí mismos que no se ajustan a los cánones cada vez más estrictos de un liberalismo radical e intolerante, son síntomas claros de un totalitarismo incipiente. El nacionalsocialismo pidió la eliminación de los judíos. El totalitarismo soviético exigió la eliminación de los disidentes. Hoy, el orden mundial liberal y su ideología subyacente anhelan la cancelación de todo, o casi todo excepto Black Live Matter, Soros, LGBT + y algunas minorías seleccionadas. De ahí el estado de agonía en que se encuentra el liberalismo hoy.

El liberalismo y sus alternativas.

Pero, exactamente, ¿qué se encuentra en este estado de «agonía»? Podemos responder simplemente diciendo que el liberalismo, lo que yo llamo la Primera Teoría Política, está en agonía. La Primera Teoría Política ganó frente a sus rivales, el comunismo (Segunda Teoría Política) y el nazismo/fascismo (Tercera Teoría Política), en el siglo XX. Pero las Tres Teorías Políticas han representado y siguen representando la Modernidad política occidental. Así, la «agonía» del liberalismo, de la Primera Teoría Política, es en realidad la agonía de toda la Modernidad política occidental.

Ni el comunismo ni el fascismo pueden considerarse hoy como alternativas reales al liberalismo; por ejemplo, si optamos por oponer el comunismo o el fascismo a este sistema liberal agonizante, al principio somos perdedores, ya que estos últimos son el producto de la Modernidad política occidental. Comparten con el liberalismo los mismos fundamentos materialistas, ateos y progresistas, un enfoque puramente materialista y fisiológico del ser humano. En otras palabras, si frente a la creciente crisis que enfrenta el liberalismo, una crisis ahora alimentada por la incapacidad de la estructura globalista para hacer frente al coronavirus, pensamos que teorías fascistas o comunistas son las alternativas a él, si nos aferramos a las alternativas del pasado relacionadas con la misma familia de ideologías occidentales modernas, desperdiciaríamos la oportunidad que representa esta crisis.

La Cuarta Teoría Política, sobre la cual estamos invitados a discutir aquí, representa la exhortación a no perder este espacio de oportunidad histórica que representa la agonía del liberalismo hoy, para superar no solo la Primera Teoría Política, sino también todo lo que es común a todas las formas políticas modernas, el principal campo ideológico metafísico filosófico de la Modernidad política occidental.


La Cuarta Teoría Política contra la Modernidad occidental.

La Cuarta Teoría Política representa una invitación a buscar una alternativa a este liberalismo decadente, que pretende ser la única ideología política desde el momento en que Fukuyama proclamó el «fin de la historia». Hemos vivido los últimos treinta años bajo el signo de una posibilidad cada vez menor de construir el orden mundial sobre la base del liberalismo como Primera Teoría Política.

El liberalismo, después del fin del comunismo y el fascismo en el siglo XX, se ha convertido en la única ideología política existente, y ha tratado de convertirse en una especie de lenguaje universal impuesto a todas las latitudes y fundado en el libre mercado, la democracia liberal, el parlamentarismo, el individualismo, la técnica, el consumismo, la ética LGBT +. Lo que ahora esta desapareciendo es precisamente esta universalidad. La Cuarta Teoría Política representa la invitación a luchar contra todo esto, y no hacerlo desde la posición de la Segunda Teoría Política (socialismo/comunismo) ni desde la perspectiva de la Tercera Teoría Política (nacionalismo/fascismo/nacionalsocialismo). Esta es una invitación a superar la Modernidad política occidental en su conjunto, en primer lugar, contrarrestando el liberalismo, ya que todavía está vivo.

¿Por qué el liberalismo es un mal absoluto?

 

¿Por qué designamos precisamente el liberalismo como una representación y símbolo del mal absoluto? No porque sea mucho peor que el comunismo o el fascismo, sino por una única razón: porque está aquí y ahora y no ha dejado de lado su intento de organizar el mundo bajo el dominio de una élite liberal transnacional. El liberalismo es peor que el fascismo y el comunismo, no tanto desde el punto de vista teórico sino porque todavía existe, mientras que el comunismo y el fascismo pertenecen al pasado, son quimeras, residuos de la historia política. Es por eso que el liberalismo debe ser combatido primero. Nuestro objetivo principal debe ser acabar con el liberalismo, con sus derechos humanos, su sociedad abierta, todos los productos de un sistema basado en el individualismo, el materialismo, el progresismo, la alienación total y la desintegración de los lazos sociales. Debemos poner fin al concepto de «individuo» en sí mismo.

El comunismo y el fascismo son trampas

Todo lo que hemos dicho hasta ahora no debe llevarnos a las alternativas del pasado. No debemos caer en las trampas representadas por el comunismo y el fascismo. Hoy es necesario imaginar algo radicalmente diferente, no solo en relación con el liberalismo sino con toda la Modernidad política occidental.

Sería inútil y contraproducente oponerse al liberalismo y luego adoptar las alternativas del pasado que pertenecen a su misma matriz política. Identificamos a nuestro principal enemigo en el liberalismo, en la sociedad abierta, en el mundo liberal unipolar, en los terroristas financiados por los liberales, y no me refiero solo a los «fascistas de extrema izquierda» (como Trump ha definido a los terroristas financiados por Soros) sino también a grupos étnicos y religiosos que los liberales, en su hipocresía, cinismo y doble moral, usan y contra los que luchan al mismo tiempo, con el objetivo final de destruir todas las formas de identidad nacional (los liberales, por ejemplo, luchan contra la Sagrada Tradición religiosa del Islam y de otros, al mismo tiempo que explotan algunos grupos de musulmanes con el objetivo de lograr la destrucción de la identidad europea), pero oponerse a todo esto significa oponerse no solo al liberalismo sino a la Modernidad política occidental en su conjunto. Este es el verdadero enemigo, y la Cuarta Teoría Política invita a todos a embarcarse en una lucha sin cuartel contra él.

El nombre del enemigo: la Modernidad occidental

Identificar al enemigo es crucial. Si definimos al enemigo en términos de «ideologías políticas modernas occidentales» o «Modernidad política occidental», estamos en el camino correcto. De hecho, la nuestra no es una invitación a luchar contra Occidente, sino la Modernidad occidental, es decir, un punto de inflexión anticristiano, anti-espiritual, anti-tradicional y anti-sacro en la historia occidental que no coincidió por casualidad con el colonialismo, la Ilustración, etc. La época moderna, el período de la historia occidental caracterizado por el materialismo, el colonialismo, el cientificismo: este es el problema. ¡Esto es malo!

Contra el capitalismo, la esclavitud y la Ilustración.

Identificamos la Modernidad política occidental y, en un sentido filosófico general, la Modernidad occidental como un enemigo político. Esto, desde un punto de vista económico, coincidió con el nacimiento del capitalismo, y esto tampoco es un accidente.

La Modernidad occidental significa materialismo, ateísmo, colonialismo, capitalismo e incluso esclavitud. Después de más de un milenio en el que ha estado ausente en la cultura cristiana occidental, la esclavitud es reintroducida precisamente por la Modernidad política occidental. A veces, la esclavitud colonial en América y África se interpreta como una continuación de las antiguas tradiciones del Occidente premoderno. Esto no es cierto en absoluto. Es una institución completamente nueva y moderna, parte de la llamada Modernidad democrática y liberal, y aquellos que han luchado y aún luchan contra el colonialismo deben entender muy bien que luchar contra el colonialismo significa luchar contra la Modernidad política occidental, y no contra una antigua forma de tradición occidental que continúa en la actualidad.

El concepto moderno de esclavitud se basa en ideas biológicas racistas; es un producto del «progreso», ya que fuera de él no hay una explicación racional de la esclavitud que legitime el uso de la población negra o de color como esclavos. La idea de que existen sociedades «subdesarrolladas» y que esto justifica su transformación en una fuerza laboral es un concepto completamente nuevo de esclavitud, basado en el «grado de progreso». La principal fuerza impulsora detrás de la esclavitud en la época moderna es el progresismo.

Por lo tanto, para liberarnos de la esclavitud y el colonialismo, debemos destruir la Modernidad política occidental. Esta es la única manera. Si proyectamos por error la esclavitud en la historia occidental fuera de la Modernidad política capitalista-burguesa, llegaríamos a conclusiones totalmente falaces. El fenómeno de la esclavitud y el colonialismo fue creado, desarrollado y arraigado en la Modernidad política occidental. Por lo tanto, no podemos luchar contra las consecuencias del colonialismo y la esclavitud sin atacar y cuestionar su causa: la Modernidad política occidental.

Inspiración en Oriente

¿Cómo podemos liberarnos del campo epistemológico de la Modernidad política occidental? La solución nos la da la misma expresión: la Modernidad política «occidental». ¿Cómo podemos salir de esta? Yendo más allá de Occidente: dar la bienvenida a Oriente, a las civilizaciones no occidentales, al Islam, a la India, a la antigua y magnífica civilización china, a África, a las sociedades arcaicas. Todas estas formas de civilizaciones no occidentales pueden ser una fuente inspiradora para nosotros.

La historia occidental no debe considerarse ni más ni menos que una rama de la historia humana. Si rechazamos las afirmaciones de Occidente sobre el universalismo, podemos redescubrir el valor de las ideas políticas chinas, islámicas, cristianas ortodoxas (una forma de pensamiento político totalmente diferente de la del cristianismo occidental), hindú, etc. En resumen, podemos redescubrir formas radicalmente diferentes de pensamiento político. También podemos recuperar los modelos de los pueblos más arcaicos que viven fuera de la llamada «civilización», estudiándolos y comprendiéndolos a fondo y sin juzgarlos de acuerdo con los criterios de «progreso» y «desarrollo tecnológico» típicos de la Modernidad política occidental: todos los pueblos, en cualquier tipo de sociedad en la que vivan, siguen siendo humanos, quizás «más humanos» que nuestra civilización fundada en la tecnología. Debemos redescubrir todas las formas de civilización fuera del Occidente moderno. Se trata de redescubrir la multiplicidad de tipos de cultura y sociedad, y aceptarlo como una forma de riqueza.

Ante nosotros, fuera del Occidente moderno, existe una inmensa pluralidad de pensamientos políticos, culturales, filosóficos y religiosos. La pluralidad que podemos (y debemos) asumir como fuente de inspiración para crear algo nuevo, como una estrella polar para la creación de la Cuarta Teoría Política. Al hacer esto, sin embargo, no debemos llegar a una nueva forma de universalismo. No lo necesitamos. Debemos comprometernos para que, en perspectiva, cada cultura y civilización pueda construir su propio futuro político, sin tener que conformarse con algo impuesto externamente como inevitable, como un destino inevitable.
Nuestra invitación es, por lo tanto, principalmente geográfica. Debemos reconocer el valor de los pensamientos políticos no occidentales. Los eurasiáticos rusos, por ejemplo, han observado que la historia universal del derecho interpretada por el filósofo austríaco Kelsen coincide completamente con la historia del derecho romano, mientras que los sistemas jurídicos no occidentales se pasan por alto casi por completo. Aclaremos: no es la ley romana la que es malvada en sí misma, sino su universalización. Trubetskói y los otros eurasistas insisten mucho en este punto. Existen numerosos sistemas legales magníficos fuera de la tradición occidental: existen las leyes islámicas, las leyes chinas (tradiciones confucianas), las leyes indias, los sistemas arcaicos de legalidad y legitimidad. Todo esto debe tenerse en cuenta. Cada civilización debe tomarse como fuente de inspiración, sobre todo, su escuela de pensamiento fuera de las imposiciones de Occidente.

Este es el significado de la Cuarta Teoría Política: con el fin del liberalismo (que está cerca), debemos rehabilitar los sistemas políticos no occidentales. Tales sistemas pueden parecerles a los occidentales algo aterrador, bárbaro, pero este no es un argumento válido. Los occidentales deberían tratar a su civilización como una de las muchas civilizaciones, ya que nadie tiene que reclamar el derecho de juzgar, ya que no hay criterios universales, y este es uno de los principios fundamentales de la Cuarta Teoría Política.

El verdadero universalismo se basa en la pluralidad de sujetos.

El significado positivo, la ley principal de un orden mundial posliberal se resume, siguiendo la Cuarta Teoría Política, de la siguiente manera: todas las civilizaciones pueden y deben construir sus propios sistemas políticos fuera de un paradigma universalista dado, sobre todo más allá fuera del paradigma representado por la Modernidad política occidental e impuesto como algo universal. La Democracia, el liberalismo, los derechos humanos, la ética LGBT +, el progreso, la tecnología, la robotización, la digitalización, el ciberespacio: nada de esto representa un valor universal.

No hay valores universales, aparte de los valores que todas las civilizaciones aceptan para comunicarse entre sí. Somos deficientes en un orden internacional auténtico porque no hay sujetos reales que puedan establecer tales reglas. Hoy todavía estamos en una situación de colonización. Solo hay un sujeto: un sujeto liberal que busca imponer sus valores como una forma de orden universal para todos. Esto es inaceptable.

La Cuarta Teoría Política combate precisamente estas afirmaciones. Los valores occidentales pueden ser aceptados o rechazados, pero esta es una decisión que se refiere solo al libre albedrío de otras civilizaciones. Occidente no es el todo, sino una parte del todo. Este es el punto principal de la Cuarta Teoría Política, y la razón por la cual la rehabilitación de formas no occidentales de pensamiento político y legal es tan importante. El reconocimiento de la plena dignidad de los pensamientos políticos no occidentales, la gran multitud de tratados, ideas, escuelas que toda civilización puede presumir y que hasta ahora han sido ignorados o tratados como enemigos por la «sociedad abierta» en memoria a Popper, representa el primer paso para deshacerse de la Modernidad política occidental. Además, el liberalismo, así como el marxismo y el nacionalismo occidental, son tan mediocres como arrogantes en comparación con el confucianismo, con el pensamiento político indio o islámico.


Occidente es solo una parte del todo

Debemos restaurar la dignidad de todas las filosofías políticas no occidentales, desde las grandes civilizaciones desarrolladas durante milenios hasta las pequeñas sociedades arcaicas; en otras palabras, debemos aceptar la diversidad de la humanidad como tal. Debemos revertir la expresión «The West and the Rest» («Occidente y el resto del mundo», un concepto acuñado por Toynbee y adoptado por Samuel Huntington en su Choque de civilizaciones): «the Rest » es el nombre de la humanidad, y » The West» es el nombre de la enfermedad que afectó el cuerpo de la humanidad. Así que el centro del mundo no es » The West» sino «the Rest». En otras palabras, » the West is (a small) part of the Rest » (Occidente es una pequeña parte del resto del mundo).

Hoy vivimos en un mundo unipolar, en el que el Occidente moderno («The West») se eleva al rango de un solo polo, y afirma establecer las reglas para el resto del mundo («the Rest»). Frente a este estado de cosas, es urgente organizar una revolución geopolítica global para distribuir uniformemente el estatuto de sujeto al resto del mundo.

Occidente no debe ser «castigado». Simplemente debe relegarse a sus límites históricos y orgánicos naturales. Occidente tiene derecho a existir, pero no a imponerse como una norma universal: «¿Eres occidental? Está bien, ¡pero no eres universal! ¿Crees ciegamente en los derechos humanos y la ética LGBT +? ¡Es asunto tuyo, es tu decisión, no mía! El resto de nosotros tenemos el derecho sagrado, si queremos, de prohibir los matrimonios homosexuales o el orgullo gay». Nada debe ser universalmente condenado o legitimado. Todo depende del equilibrio construido a través de las elecciones internas de cada civilización.

Para establecer un orden mundial basado en estos principios, es necesario rechazar el reclamo de la Modernidad política occidental para establecer leyes universales. Debemos destruir el consenso occidental. Ya no debería haber nada comparable al consenso occidental. Debemos luchar contra la hegemonía, la colonización, la ocupación y el imperialismo occidental en todas las latitudes del planeta.


Occidente debe ser liberado de las garras de la Modernidad

Un segundo punto importante es el siguiente: no debemos culpar a Occidente per se sino al Occidente moderno. Estos son dos conceptos totalmente diferentes. No son solo los pueblos del resto del mundo los colonizados y explotados por la Modernidad occidental; la misma identidad, cultura, sociedad, la misma civilización occidental es rehén de la Modernidad. Y hoy, con la manifestación de la «cancel culture», podemos ver claramente cómo funciona todo esto. El liberalismo contemporáneo busca suprimir los mismos principios auténticos que caracterizan la identidad occidental, de ahí el llamado a eliminar a Platón, a Aristóteles, a Hegel, a Nietzsche, a Heidegger, etc., hasta la demonización general de la cultura occidental y el gran pensamiento occidental. Cualquier cosa que no se ajuste a los dictados cada vez más estrictos de la ideología liberal radicalmente intolerante de hoy se etiqueta como fascismo o como algo generalmente inaceptable. En esencia, el Occidente moderno está involucrado en una acción cada vez más destructiva dirigida a borrar los principios y las fuentes del Occidente premoderno, una acción que aparece hoy en su forma más vívida y evidente.

Todos están colonizados por la Modernidad política occidental, incluido el propio Occidente. Es por eso que no solo debemos liberar al resto del mundo de Occidente («the Rest from the West») sino también a Occidente mismo de la Modernidad («the West from Modernity»). Debemos liberar a Platón, a Aristóteles, a la antigüedad grecorromana, y también restaurar la dignidad de la filosofía, la metafísica, el pensamiento político y los valores culturales que pertenecen a la sociedad cristiana premoderna. Debemos salvar el patrimonio cultural del Occidente premoderno de su eliminación, de esta nueva purga liberal. Es por eso que todos debemos estar unidos en la revolución global contra la Modernidad política occidental.

Un punto debe ser absolutamente claro: esta no es una guerra contra Occidente, sino contra la hegemonía de la Modernidad, que no representa a Occidente, sino que es anti-occidental, representa una desviación en la historia occidental, una herida, una laceración en la historia orgánica de la Edad Media. La Modernidad occidental no es Occidente, sino una enfermedad que mató primero a Occidente.

Debemos liberar a Europa del control de la Modernidad, y también a los Estados Unidos del liberalismo. Con este fin, debe apoyarse todo tipo de movimiento populista y tendencia que tenga como objetivo restablecer alguna forma de justicia social y liquidar a esa élite política liberal que promueve la modernización con creciente entusiasmo. Esto representa un verdadero suicidio; la educación occidental posmoderna no es más que la destrucción de todas las formas de los valores occidentales premodernos. Más que llamarla «modernización», quizás sería apropiado hablar de una «nueva barbarización». Los liberales no transmiten cultura sino barbarie, destrucción, «cancel culture» (hoy en forma de LGBT +, Black Live Matter, varias tendencias feministas, etc.). Es un verdadero genocidio de la cultura occidental premoderna.

En resumen: el capitalismo, la modernidad occidental, el materialismo, la ciencia moderna, todos los frutos políticos, culturales y filosóficos de la Modernidad deben terminarse. Esto no es nihilismo en absoluto. De hecho, solo después de la destrucción de la Modernidad, de esta perversión y desviación, podremos redescubrir las raíces auténticas de la identidad occidental, cosechando y apreciando nuevamente la inmensa herencia de la cultura grecorromana que hoy se elimina.

No solo el resto del mundo necesita ser descolonizado. Occidente mismo debe ser descolonizado del flagelo de la Modernidad, restaurando su dignidad como una gran civilización entre otras grandes civilizaciones.

En resumen, nuestra lucha no es contra Occidente sino contra el liberalismo, el globalismo y la Modernidad política occidental.

Por una posmodernidad «de derecha»

Otro punto central de la Cuarta Teoría Política es la invitación a «ir más allá». Podemos tomar el pasado como una fuente de inspiración, pero vivimos en el presente y no podemos volver el pasado exactamente como se presentó. Debemos dar pasos hacia adelante, no hacia atrás. El pasado debe inspirarnos como un ejemplo eterno, una idea platónica. El ser eterno del pasado puede y debe inspirarnos, pero estamos inmersos en el tiempo. El tiempo moderno es el tiempo de la decadencia, del colapso, de la catástrofe final, por lo que debemos ir un paso más allá, avanzar y, en este sentido, podemos utilizar las herramientas metodológicas de la posmodernidad para deconstruir la Modernidad política occidental.

La posmodernidad se puede dividir en dos partes. Por un lado, existe una crítica totalmente legítima del lado violento y perverso inherente a la Modernidad política occidental, descrita como una forma de totalitarismo; en esto podemos estar de acuerdo con la crítica posmoderna. Sin embargo, hay una segunda parte del posmodernismo que consiste en la continuación moral de la Modernidad y que comparte con ella el llamado a una mayor liberación, a un igualitarismo más agresivo; es una especie de moral de la izquierda liberal, y en este aspecto moral el posmodernismo es incluso peor que la Modernidad misma. Sin embargo, podemos separar estas dos partes de la posmodernidad, abrazando y haciendo uso de la crítica y los procesos de deconstrucción de la Modernidad, pero al mismo tiempo rechazando la solidaridad moral con la Modernidad que caracteriza a la posmodernidad. En otras palabras, debemos adoptar una especie de «posmodernismo de derecha».

Debemos hacer nuestra una forma de posmodernidad vista «desde la derecha», donde por «derecha» no me refiero a la derecha política y económica; utilizo este término solo para diferenciar nuestra concepción de la posmodernidad del uso que hace el liberalismo de izquierda para destruir cualquier forma de identidad. Esencialmente, debemos dirigir el proceso de deconstrucción posmodernista hacia la Modernidad política occidental, sin compartir sus supuestos morales destinados a declamar la magnificencia, en el espíritu de Deleuze y Guattari, de las masas esquizofrénicas y de la sociedad anti-edípica fundada en la abolición de cada forma de prohibición. Esta parte desviada de la posmodernidad debe ser rechazada sin apelación, pero al mismo tiempo debemos aceptar y dominar su parte deconstruccionista.

Liberalismo: extremismo, crimen, suicidio.

En resumen, todas las acciones tomadas o patrocinadas por los liberales de hoy son formas de suicidio. Tenemos que terminar esto. El término «liberal» en sí mismo debe entenderse hoy como un verdadero insulto. Ser liberal significa ser un subhumano, una criatura enferma y perversa, y un criminal porque los liberales de hoy en día están alimentando más y más guerras civiles, injusticias sociales, ocupaciones, colonización, deshumanización. Los liberales son enemigos de todas las civilizaciones porque son ajenos a sus propias sociedades; son usurpadores, explotadores y no tienen legitimidad para gobernar.

El liberalismo es un crimen de lesa humanidad. Advertencia: esto no implica de ninguna manera una rehabilitación del fascismo y el comunismo. Estos regímenes también han sido totalitarios, por lo que también deberían dejarse de lado. Pero ya pertenecen al pasado, si bien el liberalismo es un peligro real, representa un orden mundial criminal en curso. Ser antifascista o anticomunista significa, por lo tanto, luchar contra las sombras del pasado; el verdadero desafío hoy es ser antiliberal. «O nosotros o ellos», donde «ellos» son los liberales.

Así es como la Cuarta Teoría Política interpreta la situación actual. Este es básicamente el marco en el que me gustaría desarrollar un debate con ustedes en la primera videoconferencia internacional sobre la Cuarta Teoría Política.

La Cuarta Teoría Política y la necesidad de un nuevo proyecto de capacitación.

El último tema en el que me gustaría centrarme es en la necesidad de actuar, para traducir estas consideraciones en alguna forma de práctica. Y creo que la práctica más importante hoy es la formación. Es a través de la educación que los liberales ingresan a nuestras sociedades, corrompen a nuestros hijos, destruyen los principios fundacionales de culturas y países enteros y disuelven las identidades.

La batalla principal es a nivel educativo, universitario. Por lo tanto, sugiero aprovechar este lockdown (bloqueo) global para desarrollar una estructura alternativa de capacitación en línea en todos los sentidos. Se debe promover cualquier forma de enfoque no moderno, ya sea cristiano, islámico, hindú, etc.


Programa para la primera casta: brahmanes, filósofos

A nivel educativo, debemos distinguir entre tres tipos de audiencias a los que nos dirigimos. Una pequeña minoría de la población mundial se inclina por la filosofía, la teología, y debemos satisfacer su demanda de conocimiento proporcionándole la imagen general de la cultura espiritual que estamos destinados a perder con los liberales en el poder. Debemos salvar este tesoro de la sabiduría religiosa tradicional. Es un enfoque que podemos definir como tradicionalista. René Guénon, Mircea Eliade y otros, han tratado de preservar esta herencia espiritual. Esta es nuestra primera misión: satisfacer la demanda de los intelectuales y filósofos del mundo dándoles acceso a los contenidos auténticos de las tradiciones espirituales respectivas a las diferentes tradiciones y culturas.

Para este fin, creo que es necesario promover una formación tradicionalista, que incluya formas de pensamiento tradicionales occidentales y no occidentales, así como aquellos autores y mundos artísticos que pertenecen formalmente al Occidente moderno pero que no se ven afectados por los principios capitalistas liberales occidentales modernos (pienso en filósofos alemanes clásicos como Fichte, Schelling, Hegel, Nietzsche, Heidegger, los autores de la revolución conservadora, los tradicionalistas italianos, etc.). Todo esto no solo debe salvarse con la nueva purga liberal, sino transformarse en algo accesible para personas de todo el mundo. Esto es muy importante porque en el modelo formativo occidental todo esto está desapareciendo. Hoy, la formación de las mejores escuelas y universidades de Occidente está perdiendo esta herencia de clásicos y se está hundiendo cada vez más en la «cultura de la cancelación».

Para usar un término hindú, creo que el primer nivel al que debe dirigirse la Cuarta Teoría Política es el representado por los brahmanes (filósofos, sacerdotes). Son individuos de alto prestigio intelectual, aislados de las masas y a quienes debemos prestar especial atención para satisfacer su sed de conocimiento; de lo contrario, si no los alcanzamos y se les negará el acceso a la formación tradicionalista, el sistema liberal formativo progresará y se propagará no solo entre las universidades occidentales sino también en las no occidentales, que se limitarán a imitar el camino destructivo tomado por Occidente.

Programa para la segunda casta: kshatriya, militantes, activistas.

Nuestro llamado a la formación también se dirige a la élite política, a los luchadores, a los kshatriyas. También necesitan participar en este programa de formación, pero esto no solo puede ser teórico. En este caso, es necesario traducir la teoría a la práctica desarrollando una especie de «cultura militante» que proporcione los conocimientos necesarios para luchar contra nuestro enemigo.

Debemos restaurar el valor de este tipo de personas, de estos héroes potenciales, que hoy están totalmente excluidos del horizonte del liberalismo posmoderno. No es casualidad que el advenimiento de la Modernidad política occidental coincidiera con el destronamiento de del primero y segundo de los estamentos, es decir, de los sacerdotes y la aristocracia guerrera, aquellos que con la terminología india podemos llamar brahmanes y kshatriyas. Con el advenimiento del capitalismo, comenzó la erradicación sistemática de estos dos tipos de personalidad, un proceso que ha alcanzado su etapa final hoy. Estamos llamados a ayudar tanto a los brahmanes como a los kshatriyas a regresar a sí mismos, a cumplir su misión existencial y metafísica.

En la batalla contra el liberalismo, la Modernidad política occidental y el mundo unipolar, considero necesario crear una especie de «red» para los kshatriyas modernos. La Cuarta Teoría Política insta a todos los kshatriyas a luchar no unos contra otros sino contra nuestro enemigo común. Por lo tanto, no los chinos contra los indios, los indios contra los pakistaníes, los chiítas contra los sunitas, los cristianos contra los musulmanes, los africanos contra los blancos, una nación contra otra, y así sucesivamente: esta es precisamente la estrategia del «divide et impera» adoptada por los liberales, que cuando notan un espíritu de lucha emergente en la sociedad, intentan manipularlo y reorientarlo contra otros enemigos potenciales de la «sociedad abierta». No debemos caer en esta trampa; por el contrario, debe promoverse la solidaridad entre los kshatriyas de todo el mundo. Una red común dirigida a su formación y la promoción de la solidaridad entre ellos es de crucial importancia hoy.

Por cierto, cuando hablo de los kshatriya no me refiero solo a los hombres. Este tipo de personalidad se distribuye uniformemente entre hombres y mujeres. No debemos despreciar a las mujeres, no debemos ser arrogantes hacia ellas. De hecho, debemos esforzarnos por restaurar la dignidad tradicional de las mujeres. Con la Modernidad política occidental, con el predominio de la lógica materialista y capitalista, la mujer fue degradada al rango de una mercancía. Hoy estamos llamados a restaurar la dignidad de las mujeres, en primer lugar, proporcionándoles acceso a este tipo de formación vinculada a la Cuarta Teoría Política en igualdad de condiciones con respecto a los hombres. Las diferencias en la estructura metafísica del alma son mucho más importantes que las diferencias entre los sexos. Este es el principio que debe guiarnos.

Programa para la tercera casta: vaishya, campesinos.

Lo que hemos dicho anteriormente está dirigido a una pequeña minoría (los brahmanes y los héroes kshatriya). Ahora tenemos que lidiar con la gran masa de la población, también víctima del liberalismo. En este sentido, creo que es necesario organizar un tercer nivel de formación; debe estar dirigido a la mayoría absoluta de la población y prever la restauración de la familia tradicional y la forma de vida tradicional vinculada a la agricultura.

Creo que la ruralidad es la respuesta. El mundo rural, principalmente el europeo, ha sido destruido por el capitalismo. La burguesía, que se cree es el llamado Tercer Estado, en realidad no representa la tercera función de la tradición indoeuropea. El Tercer Estado está compuesto principalmente por campesinos europeos; los burgueses, por el contrario, son parásitos que históricamente cumplen una función de intermediarios entre las clases sociales. Por lo tanto, considero necesario reconstruir un sistema social rural basado en pequeñas aldeas autosuficientes. El coronavirus y el bloqueo nos han demostrado lo importante que es tener acceso a los bienes para satisfacer las necesidades básicas de la población. Y en el futuro esto será cada vez más importante.


El éxodo de las ciudades: para un gran regreso a la tierra

Debemos apoyar las tendencias emergentes de «retorno a la tierra» para que la mayoría de la población regrese a las prácticas agrícolas. Promover y ayudar al éxodo de las grandes ciudades es extremadamente importante. Las grandes ciudades industriales son construcciones artificiales del Occidente moderno que deberían abandonarse en favor de la tierra porque solo la tierra puede darnos una vida auténtica y un acceso al Ser.

Por lo tanto, considero necesario crear un tercer tipo de formación dirigido a la nueva clase campesina; no estoy diciendo que abandonemos las tecnologías de la información, como la conexión a Internet, que en realidad pueden garantizar el acceso a nuestra red de formación, pero necesitamos reconstruir la estructura social fuera de las grandes áreas urbanas y siguiendo el modelo de la familia tradicional, sin las perversiones que vienen de las grandes ciudades. En resumen, el «retorno a la tierra» no debe entenderse como un retorno al pasado, sino como la única forma en que la humanidad puede salvarse de la gran amenaza que plantea hoy el liberalismo posmoderno y el posthumanismo, que gracias a las nuevas tecnologías y las sustancias artificiales tienen como objetivo la manipulación genética, el control de los seres humanos, la cancel culture («cultura de la cancelación») no solo de nuestras almas sino también de nuestras propias venas.

Para la gran mayoría de la población, la Cuarta Teoría Política y la lucha contra el globalismo implican un retorno a la tierra, lo que significa un retorno a las raíces, a los orígenes. Debemos promover un gran movimiento de creación masiva de comunidades rurales y proporcionar formación a los nuevos agricultores para permitirles redescubrir sus raíces ancestrales.

La vida rural estaba impregnada de simbolismo, de santidad. Si René Guénon fue el representante del tipo de hombre brahmánico, si Julius Evola fue la figura simbólica del tipo del Kshatriya, creo que el exponente tradicionalista más representativo de la tercera función indoeuropea es Mircea Eliade. Desarrollaremos este tema durante nuestro debate.

El pueblo como sujeto principal de la Cuarta Teoría Política.

Creo que el tema principal de la Cuarta Teoría Política debe identificarse en el pueblo. Esto se debe principalmente a que el concepto mismo de pueblo presupone una relación orgánica con la tierra en un sentido tanto físico como simbólico y sagrado. Estas palabras de Nietzsche deben guiarnos: «hermanos míos, permanezcan fieles a la tierra». Para un pueblo, la tierra no representa una sustancia enajenada para ser explotada por necesidades materiales; es el Ser. La tierra es sagrada. El abandono de las grandes ciudades y el regreso a la tierra también deben ser un retorno al Ser, un movimiento metafísico y existencial que estamos llamados a apoyar. Esta creo que es la misión de la Cuarta Teoría Política.

La Cuarta Teoría Política como proyecto abierto y atractivo.

Así que me complace darles la bienvenida a esta conferencia y de aquí en adelante me gustaría escuchar sus opiniones, sus puntos de vista, sus sugerencias, sus críticas.

La Cuarta Teoría Política no tiene nada de dogmático. Es un proyecto abierto. Como dice mi amigo Jafe Arnold, la Cuarta Teoría Política es más que una teoría, es una teorización, es decir, no es algo logrado sino un proceso abierto a toda formalización teórica fuera del liberalismo y la Modernidad política occidental.

1ª CONFERENCIA INTERNACIONAL EN LÍNEA SOBRE CUARTA TEORÍA POLÍTICA

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera


Perspectivas globales, nuevos desafíos, problemas epistemológicos. Sábado 1 de agosto de 2020 – 20:00

 

A fines del siglo XX, la violenta batalla entre las tres teorías políticas de la Modernidad, es decir, el liberalismo, el comunismo y el fascismo, terminó con la espectacular victoria mundial de la Primera Teoría Política, el liberalismo. Esto produjo el momento unipolar, la declaración de Francis Fukuyama del «Fin de la Historia» (como al menos parecía ser así en la década de 1990) y la globalización. «Un Mundo» comenzó a ser discernible basado en una ideología universal: el globalismo liberal. En la década de 1990, la abrumadora mayoría de analistas y expertos, figuras públicas y politólogos se inclinaban a creer que, en adelante, la economía y la sociedad civil reemplazarían gradualmente la política y la competencia entre los Estados-nación. Esto creó un nuevo paradigma de verdades y nuevos criterios epistemológicos obligatorios, como los representados por tendencias como el cognitivismo, la tecno-ciencia, la corrección política y la «cultura LGBT+». Este momento unipolar duró hasta el año 2000, después de lo cual algo salió mal (para la Primera Teoría Política). El ataque del 11 de septiembre, la recuperación gradual de la soberanía de la Rusia de Putin, el ascenso espectacular de China, la ola populista en Europa y, finalmente, la elección de Trump marcaron síntomas del hecho de que el liberalismo está en problemas, sumergido en una crisis que se ha vuelto más y más seria e irreversible.

Pero la peculiaridad de este proceso es el hecho de que contra el liberalismo que entra en una fase de decadencia no ha habido una alternativa clara. El comunismo y el fascismo ya fueron derrotados irreversiblemente en el siglo XX (1945, 1991) y no tenían posibilidades de convertirse en plataformas ideológicas unificadoras para oponerse efectivamente al liberalismo en decadencia. Esto creó un vacío teórico que, por supuesto, ayudó al liberalismo a conservar su posición dominante en el establecimiento de la élite internacional y a seguir siendo el lenguaje «universal» de la economía global (libre mercado), la política (democracia liberal), la cultura (individualismo, derechos humanos, sociedad abierta, ideología de género y LGBT+, post-humanismo, etc.), la tecnología (cibernética, robots, post-humanismo, inteligencia artificial, descifrado del genoma). El evidente declive del paradigma liberal no ha cedido ningún espacio al discurso crítico fuera del liberalismo mismo. El liberalismo se ha convertido así en abiertamente totalitario. Los liberales reducen cualquier contradicción u oposición al «fascismo» y al «comunismo», es decir, la Tercera y la Segunda Teoría Política de la Modernidad occidental, ya superadas por el liberalismo durante el siglo XX. Por lo tanto, los liberales han reducido a priori a sus oponentes a representar los restos de sus enemigos derrotados, vencidos y demonizados, del pasado.

En tales condiciones, en 2005-2008 nació la Cuarta Teoría Política. La Cuarta Teoría Política fue simultáneamente un producto convergente del pensamiento ruso euroasiático y eslavófilo (siempre crítico con el liberalismo, así como con el comunismo y el fascismo) y la Nueva Derecha europea (Alain de Benoist, GRECE). La Cuarta Teoría Política se propuso como una crítica radical del liberalismo hasta sus raíces y principios centrales, como un marco para exponer los orígenes históricos (anti-tradicionales) del liberalismo: el individualismo, el utilitarismo, la desacralización, el racionalismo, el cosmopolitismo, el materialismo. Al mismo tiempo, sin embargo, la Cuarta Teoría Política se ha negado radicalmente a adherirse a cualquiera de las dos posiciones iliberales clásicas: ni el comunismo (/ socialismo), ni el nacionalismo (/ fascismo o racismo). Esta es la esencia de la Cuarta Teoría Política: el iliberalismo radical que rechaza las dos versiones ideológicas occidentales modernas del iliberalismo: el comunismo y el fascismo. Esto marcó un cambio importante de apelar a una convergencia de la derecha iliberal con la izquierda iliberal propiamente dicha, como fue el caso del » nacional-bolchevismo» en la década de 1990, y hacia la Cuarta Teoría Política como rechazo de cualquier vínculo con el pensamiento político de la Modernidad occidental. Incluyendo todas las formas de izquierda o derecha. Así, la Cuarta Teoría Política insiste en forjar un espacio teórico especial más allá del mapa ideológico de la Modernidad política occidental.

En el marco de esta Cuarta Teoría Política, la Modernidad occidental y su contenido ideológico han sido «rodeados» como un fenómeno provincial que representa no el «destino universal de toda la humanidad» que ha afirmado ser, sino simplemente como una forma particular mucho más amplia con límites históricos limitados (siglos XVI-XXI) y geográficos (Europa Occidental y sus colonias directas o indirectas). La Cuarta Teoría Política y su teorización crítica se han convertido en la búsqueda de inspiración para mapear y elaborar un campo fuera de estos límites, o un polilogo con disidentes radicales dentro de estas corrientes que disputan los principios mismos de la Modernidad occidental (los tradicionalistas europeos como Guénon y Evola, los filósofos de la Revolución Conservadora, así como las perspectivas románticas, Friedrich Nietzsche, Oswald Spengler, Ernst Jünger, Carl Schmitt, Martin Heidegger, etc., además de recurrir a Jean-Jacques Rousseau, Georges Bataille, Georges Sorel, etc. ). Esta afirmación de teorizar ha dado cuenta de que la Cuarta Teoría Política puede encontrar apoyo en tres fuentes principales:

  • El pensamiento filosófico, político y religioso no occidental: la civilización sagrada clásica (india, china, islámica, etc.) y en culturas arcaicas sin ningún indicio de arrogancia progresista (profundamente racista).
  • La sociedad occidental premoderna: el Renacimiento, la Edad Media, la Antigüedad clásica y el pasado más profundo, principalmente los indoeuropeos, aunque no exclusivamente.
  • Las formas de pensamiento posmodernas basadas en la deconstrucción radical de la Modernidad (pero sin el liberalismo de extrema izquierda progresista e igualitario común a los muchos posmodernistas que comparten los mismos prejuicios que la izquierda moderna y la extrema izquierda).

Por lo tanto, se ha propuesto que la Cuarta Teoría Política se construya extraterritorialmente frente a la Modernidad occidental y sobre la base de tachar decisivamente todas las pretensiones de universalismo. En el siglo XXI, estas pretensiones coinciden con el liberalismo, que se considera la culminación de la historia humana. A los ojos de los partidarios de la Cuarta Teoría Política, la crisis del liberalismo es solo un episodio histórico del fin legítimo de una civilización pervertida, decadente y degenerada, entre muchas otras: real o posible, pasada, presente y futura.

Una iniciativa teórica como la Cuarta Teoría Política exige comprometerse a una limpieza ideológica a gran escala, deconstruyendo no solo los edificios principales de la filosofía política liberal sino también, reconociendo que el liberalismo es la suma histórica de la Modernidad política en sí, esta misma Modernidad política en general, incluidas la Segunda y Tercera Teoría Política (es decir, comunismo y fascismo). En primer lugar, nos esforzamos por abolir el tema cartesiano representado en las Tres Teorías Políticas de la Modernidad con algunas variaciones, es decir:

  • el individuo en el liberalismo,
  • la clase en el comunismo,
  • el Estado-nación, la nación o la raza en el fascismo y el nazismo.

Pero, ¿qué se debe afirmar en su lugar? ¿Qué debería reemplazar estos temas? Esta pregunta no es fácil, no solo porque estamos acostumbrados a tratar estos conceptos modernos occidentales como evidentes y dados por sentado, sino también porque, fuera de la Modernidad occidental, no existe una civilización o cultura unívoca que pueda proporcionarnos un sustituto universal para estos temas que han sido tachados. Cada cultura y civilización no occidental y no moderna normalmente debería tener su propia respuesta válida dentro de su espacio teórico particular. Suprimiendo el occidentalocentrismo, debemos aceptar no una sino múltiples soluciones para este problema del sujeto.

Hemos resuelto proponer un tipo de interpretación funcional, amigable y plural del concepto de Dasein, o «ser-en-el-mundo» como un reemplazo general del sujeto moderno. La condición principal para usar este término heideggeriano para la Cuarta Teoría Política y construir los parámetros de la Cuarta Teoría Política es ponerse de acuerdo sobre la multiplicidad de Daseins, donde cada civilización posee su propio Dasein definido por sus propios valores eternos, su propia historia y sus principios de existencia, que pueden diferir de los demás.

La lucha universal contra el liberalismo, el globalismo y la hegemonía occidental, hegemonía que hoy se dirige no solo contra el Otro, sino ante todo contra Occidente mismo, con el objetivo de destruir en él todo lo que no es liberal o no lo suficientemente liberal, debe ser dirigida a favor no de una solución alternativa singular, sino a favor de múltiples sujetos diferentes (Daseins) propios de cada civilización.

Esa es la respuesta filosófica, al menos. Pero en la lucha política necesitamos algo más comprensible. Al buscar descripciones del Dasein nos hemos encontrado con otros conceptos no modernos del pueblo, como el narod en ruso, Volk en alemán, λαός en griego. El pueblo no significa un grupo étnico o raza en sentido estricto, sino una unidad cultural, espiritual e histórica basada en el destino común, la tradición viva y los valores compartidos. En la ideología política occidental moderna, el concepto del pueblo nunca jugó un papel central y decisivo. En la Cuarta Teoría Política, vuelve a su posición central. Necesitamos interpretar al pueblo no como una abstracción más, sino como un concepto existencial, como un ser vivo y viviente: el pueblo como presencia en el mundo, como lenguaje, como la comunidad de los muertos, los vivos y los que aún no han nacido. La Cuarta Teoría Política se ocupa de la cuestión profunda y existencial de lo que significa ser «personas» y de la pluralidad de los Pueblos del mundo – sus Daseins, civilizaciones, ideologías – que las teorías políticas de la Modernidad niegan.

Esta pregunta no es solo una investigación filosófica; es de urgencia inmediata y práctica. No podemos evitar discernir que la disgregación del globalismo liberal se está acelerando. Los síntomas de esta disolución son elocuentemente evidentes. Incluyen:

  • La aparición de la multipolaridad con Rusia y China como polos semi-independientes y la persistencia de los países islámicos, como Irán, Turquía y Pakistán, etc., para seguir su propia agenda sin tener en cuenta las presiones del Occidente liberal;
  • La espectacular incapacidad para hacer frente a la pandemia del coronavirus (en sus dimensiones reales o supuestas) en el nivel de las estructuras internacionales globales;
  • El creciente odio hacia las poblaciones europeas y americanas por parte de las élites liberales gobernantes, que ha dado lugar al surgimiento del populismo;
  • El posicionamiento de los Estados Unidos de América por parte de los Demócratas derrotados ha llevado al borde de la guerra civil contra la creciente popularidad de Trump y su discurso (relativamente) antiglobalista (que no siempre es consistente, pero que esta acentuado especial y precisamente en el tiempo de las elecciones, como fue el caso con su discurso del Monte Rushmore);
  • El profundo trauma psicológico causado por la obstinada insistencia de la promoción liberal de la ideología de género y sus intentos políticos de destruir totalmente a la familia y hacer de la perversión una especie de norma obligatoria;
  • El «decrecimiento» (declive) de la economía mundial y la reducción dramática de la clase media en lugar del crecimiento continuo prometido como algo dado por sentado por los globalistas liberales;
  • Las crisis migratorias que están afectando drásticamente no solo a las poblaciones nativas sino también (como subraya con razón el líder panafricanista Kemi Seba) dañan las identidades de los propios migrantes;
  • El surgimiento del movimiento anarquista de extrema izquierda Antifa y su uso del terrorismo, la violencia y la agresión contra todos los que son denunciados como «no lo suficientemente liberales», lo que representa un nuevo tipo de desorden social apoyado por globalistas como George Soros.

Podríamos continuar fácilmente esta lista de síntomas, y todos podrían hacerlo solos, agregando los tipos y dimensiones de crisis que enfrentan sus Pueblos en medio del declive de la estructura del (intento de) orden mundial liberal. Lo que está claro es que necesitamos una Cuarta Teoría Política ahora más que nunca. No es difícil pronosticar que la situación general y la crisis de la única ideología política dominante restante, el liberalismo, se está convirtiendo en un tercer totalitarismo, y que esta tendencia continuará desarrollándose, creciendo y volviéndose cada vez más mortal. Nos estamos acercando al fin del mundo moderno (liberal-globalista). Por lo tanto, necesitamos encontrar una salida para no ser enterrados bajo sus ruinas. Necesitamos algo fuera del status quo: ideológica, política, económica, cultural, espiritual, existencial.

Con esta propuesta y un conjunto de reconocimientos, invitamos a todas las personas interesadas, dispuestas y pensantes a participar en la discusión de la Cuarta Teoría Política, a participar en un Cuarto Pensamiento y Teoría Política abierta y colectiva. Esta discusión y teorización es absolutamente libre y abierta, porque no es un dogma establecido, un movimiento sectario o una forma de pensar que reclama un valor universalista. Es una investigación, una búsqueda. Sabemos muy bien lo que rechazamos: el mundo actual y su liberalismo y globalismo en progresiva decadencia. No estamos seguros de la alternativa futura y, además, creemos en las alternativas, no en una sola alternativa. Invitamos a todos los hombres y mujeres interesados ​​en este nexo de pensamiento crítico a hablar y escuchar en esta discusión.

Tenemos la oportunidad única de aprovechar los semi-bloqueos aún vigentes para conectar a las personas a la Cuarta Teoría Política a través de Internet. Podemos intentar usar el arma de la Bestia contra sí misma. Los invitamos a la Primera Conferencia Internacional en línea sobre la Cuarta Teoría Política.

Sábado 1 de agosto de 2020 – 20:00

Registro – http://paideuma.tv/en/announce/1st-international-online-conference-fourth-political-theory

HACIA LA CUARTA TEORÍA ECONÓMICA

Por Alexander Dugin

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

 

Discurso de Alexander Dugin en la conferencia «El capitalismo y sus alternativas en el siglo XXI: hacia la cuarta teoría económica», que tuvo lugar en Chisinau del 15 al 16 de diciembre de 2017.

Preámbulo

 

En general, la Cuarta Teoría Política (en adelante, 4TP) no da prioridad a la economía, y esto no es accidental. El aspecto material de la existencia en la 4TP se considera secundario y completamente dependiente de perspectivas sociales y mundiales más generales, en primer lugar, metafísicas y religiosas.

 

La economía no es autónoma, es solo una proyección de ciertas actitudes cognitivas y principios filosóficos con las que debemos tratar.

 

El campo de la economía no es un campo de objetos, sino un campo de relaciones públicas. La economía no es autónoma, ni soberana, ni primaria. Ella no explica nada y no es la causa de nada. La economía no es una ciencia, sino un campo de aplicación. El que se haya convertido en el motor de todo está relacionado con la degradación de la sociedad, el cual no puede permitirse. La economía se basa en mitos y metáforas, que deben estudiarse.

 

El fin del capitalismo
Hoy nos enfrentamos a la crisis más profunda (ojalá final) del capitalismo. No se trata de una falla técnica, es el destino. Para comprender qué significa esta crisis y cómo termina todo, debe recordarse el cómo comenzó todo.

 

El capitalismo es el resultado de una división (Spaltung). Esta división se refiere a una figura especial: al trabajador integral (total). Su figura normativa central era el campesino libre, o más bien dos familias campesinas, unidas por lazos de propiedad. Y esto significa que se trataba de un asentamiento de cierta escala, que Redfield definió como folk-society (sociedad popular).

 

Las principales características del trabajador integral eran:

 

– posesión de los medios de producción;

– consumo de productos manufacturados;

– intercambio natural a escala limitada;

– consumo ritual del excedente (potlach);

– el don / el obsequio – entregas totales (ideas de Marcel Mauss).

 

La comunidad campesina era considerada como algo soberano. La superestructura de arriba era la esfera de la muerte y los espíritus (que en ciertos casos estaba ocupada por grupos heterogéneos, por ejemplo, la élite de los conquistadores). Las víctimas eran enviadas a ella, independientemente de si esta esfera tenía representantes físicos (castas superiores) o no (espíritus, cadáveres). En cualquier caso, a un nivel meta-soberano todo esto se encontraba personificado y era responsable de la destrucción de todo excedente o escases. Pero, lo que es fundamentalmente importante es el equilibrio entre producción / consumo que pertenecía a la esfera de la inmanencia pura, es decir, al soberano.

 

Era este tipo de sociedad la que fue la base de las economías de todas las sociedades europeas desde el Neolítico hasta mediados del siglo XX.

 

División

 

El capitalismo se basa en una división (Spaltung), que se manifiesta de la siguiente manera:

 

– la alienación de los medios de producción;

– división entre la producción y el consumo;

– división del trabajo;

– la transición al cambio de dinero;

– monetización de los fenómenos previamente no monetizados (no de mercantiles): tierra, trabajo, moneda;

– la desaparición de las víctimas y la abolición del otro mundo (en forma de la religión y las propiedades);

– prohibición del potlach y el regalo / obsequio.
Esto, a su vez, condujo a la desintegración de las figuras básicas de la economía y al surgimiento de nuevos actores: los burgueses, propietarios de los medios de producción, consumidores y productores son separados, las masas (población) en lugar de las personas o la comunidad (la transición de la Gemeinschaft a la Gesellschaft de Tönnis), el proletariado urbano, así como el fenómeno del asalariado y el precariado.

 

La economía moderna, el capitalismo, es un proceso de desintegración creciente. El capitalismo se basa en la descomposición del tipo básico de trabajador integral.

 

El resultado de la división es la aparición de clases, es decir, capitalistas e individuos que trabajan.

 

Tipos integrales en las castas superiores de la sociedad indoeuropea
Cabe señalar que la división del trabajador integral estuvo acompañada de procesos similares en otras clases. Podemos hablar sobre la figura del sacerdote integral (total) y el guerrero integral (total).

 

El sacerdote total (la dualidad de Mitra-Varuna en Dumezil) se divide en lo sagrado y el diablo (el sacerdote y el hechicero) del tipo general de lo sagrado (R. Otto).

 

El guerrero total se divide en la víctima (mártir) y el verdugo (agresor). El guerrero total se ocupa de la muerte (en ambos aspectos: el asesino / la víctima). Posee un medio para matar (armas). Un guerrero tiene el derecho legítimo a la violencia. La división de la condición del guerrero da lugar al Estado, que se apropia del derecho a la violencia legítima y se convierte en un verdugo: se le quitan las armas al guerrero y el propio guerrero se convierte en un soldado o un oficial de policía.
La división afecta a las tres clases básicas al mismo tiempo y es imposible en una sola casta separada. Por lo tanto, el capitalismo está asociado con el sacerdocio desintegrado e hipócrita (principalmente el protestantismo), la desacralización del mundo (ciencia moderna) y el ejército desintegrado.

 

La división de tres tipos conduce a una economía capitalista, a un Estado burgués y al dominio de una élite materialista, científica y tecnológica.

 

Superando el capitalismo

 

El socialismo no es una alternativa genuina al capitalismo porque acepta esta división como un destino universal. Todo el Manifiesto de Marx está relacionado con esto. Marx no solo quiere ser anticapitalista (incluso pre-capitalista), sino pos-capitalista. Por lo tanto, Marx odiaba a los campesinos. El marxismo llama al agravamiento de esta división, absolutizando la Gestalt del proletariado, que es un caso extremo, el límite de tal división y alienación. El proletariado no existe como individuo: la figura principal del liberalismo. Solo existe un campesino urbanizado, infeliz y dividido, en cualquier caso, tanto como trabajador industrial urbano como pequeño burgués.
4TP rechaza el capitalismo en sus raíces, igual a como rechaza la Modernidad. En consecuencia, en el campo de la economía, 4TP representa un retorno al trabajador integral. Sobre todo, esto se corresponde con el populismo estadounidense de finales del siglo XIX (la Unión de Agricultores y la creación del Partido Populista en 1892, cuyos fundadores incluyen a Frans Villiard, Thomas Watson, etc.) o el anarquismo agrario de Proudhon inspirado en la experiencia de Suiza.

 

Pero la restauración de la figura integral del trabajador solo es posible con la restauración de los otros dos tipos de figuras indoeuropeas: el sacerdote integral y el guerrero integral (el caballero es un ejemplo de un guerrero integral).

 

Sin embargo, el tipo integral restaurado no es el original. Existe una versión de la dialéctica hegeliana: inocencia – pecado – virtud. La virtud no es inocencia, sino el encuentro con el pecado y su superación. De mismo modo sucede con el capitalismo: es pecado y maldad pura, división / demonio. El trabajador integral es la inocencia. Y el trabajador integral restaurado es la virtud. Por lo tanto, la oposición al capitalismo es un imperativo escatológico.

 

El fin de la historia en la óptica de la 4TP es el fin de la historia del capitalismo y la transición a otra historia contra-capitalista basada en la integralidad y el holismo, la historia integral.

LA CUARTA TEORÍA POLÍTICA Y RUSIA

Traduccion de Juan Gabriel Caro Rivera

Entrevista del editor en jefe del periódico Zavtra con el líder del Movimiento Eurasiático Internacional, Alexander Dugin.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Alexander Gelievich, no soy el único que piensa que eres muy grande, tal vez incluso el único ideólogo en Rusia. Nos conocimos cuando, después de 1991, pusiste en la palestra importantes ideas para la conciencia rusa, como el eurasianismo, la revolución conservadora. Eres dueño del renacimiento y el enraizamiento de una disciplina como la geopolítica.
Y todo esto pasó rápidamente, poco a poco, todo esto fue asimilado por la sociedad. Era, por supuesto, extraño, porque estas ideas eran tan nuevas y grandes. Parecía que no estábamos listos para su asimilación, sin embargo, todo esto fue absorbido al instante y ahora vive como una especie de rutina ideológica. ¿Qué es lo que ahora está maduró para ti? ¿Qué ideología estás listo para inyectar en nuestro cuerpo ruso, receptivo a tus ideas?

 

Alexander DUGIN.

 

Gracias, Alexander Andreyevich, por tal evaluación. Quiero recordar que nos conocimos a fines de los 80. Lleve a su revista de Literatura soviética un artículo titulado “El fin de la era proletaria”, que nadie en ninguna parte de la Unión Soviética, incluso durante la Perestroika más abierta, se aventuraría a publicar. Pero usted, como partidario del Imperio soviético, lo puso en la revista. Entonces me sorprendio.

 

Nuestra cooperación comenzó con esto, y todas esas ideas de las que habló, los términos que entraron en nuestro lenguaje, en nuestro discurso de ciencias políticas – Eurasianismo, geopolítica, revolución conservadora, tradicionalismo, conspirología – se mantuvieron en los periódicos de Den y Zavtra. Es decir, estamos conectados por una unidad fundamental. Por supuesto, sus puntos de vista fueron mucho más amplios, proporcionaron la plataforma a una variedad de pensadores. En un momento en que el sectarismo de otras publicaciones patrióticas las dividía muy estrictamente, tú trataste de unirlos. Fue una misión histórica. Es importante escribir un artículo, un libro, pero es igualmente importante publicarlo.
Si hablamos del futuro, todos los elementos anteriores fueron algunas etapas de trabajo. Lo que sonaba inesperado en los años 90 ahora se ha convertido en algo común. Ahora estoy preparando y completando el siguiente paso, que también parece no reclamarse hasta ahora, pero tal vez tenga el mismo destino que las ideas que se encarnan en la vida. La Unión Euroasiática es nuestra realidad, la geopolítica se enseña en todas partes, el tradicionalismo es algo común. Y el régimen en el que vivimos es en parte la implementación de nuestros sueños, proyectos…

 

Alexander PROKHANOV.

 

Eres un demiurgo, hablando entre nosotros.

 

Alexander DUGIN.

 

Somos juntos el demiurgo. Estamos cambiando el curso de la historia en la dirección en que lo consideramos necesario, y nada se compara con este gusto. Ni la riqueza, ni el éxito, ni el poder. Todas estas cosas son intoxicantes, por supuesto. Pero el sabor de la creación de la historia es mucho más fuerte.

 

Por cierto, otro modelo muy importante es el Nacional Bolchevismo. Esto no es única y exclusivamente una iniciativa juvenil, un partido. Es una ideología, es un método para entender nuestra historia. Hay una explicación marxista para el período soviético. Pero como fenómeno nacional, el sovietismo no fue comprendido. Fue el Nacional Bolchevismo el que se convirtió en el modelo de comprensión nacional del período soviético.

 

El Nacional Bolchevismo me llevó a la idea de que el modelo político ruso está determinado por la política de derecha y las economías de izquierda. Esta es una combinación de la política de la derecha (conservadurismo, tradición, valores religiosos y familiares) y la economía de la izquierda (justicia social, un Estado fuerte). Lo que es característico es que el liberalismo moderno se construye al contrario: una política de izquierda y una economía de derecha.

 

Habiendo completado en algún momento el modelo nacional-bolchevique, euroasiático, comencé a darle a esto un carácter científico más formal. Durante seis años dirigí el Departamento de Sociología de las Relaciones Internacionales de la Universidad Estatal de Moscú y trabajé allí para llegar a la siguiente etapa. Como resultado, tomaron forma los siguientes dos pasos, a los que nadie había prestado atención todavía, pero este es el mapa del mañana. Estoy hablando de la Cuarta Teoría Política y la Teoría de un Mundo Multipolar. Estos son dos lados de la misma teoría. Y este es un nivel aún más alto de generalización: la Cuarta Teoría Política, que argumenta que debemos ir más allá del liberalismo, el comunismo y el fascismo. Todas estas ideologías pertenecen a la época de los Nuevos Tiempos europeos. Pero la Modernidad está agotado; el liberalismo derrotó al comunismo y al fascismo. Y cuando ganó, llegó a su propio fin. El liberalismo ha revelado su naturaleza totalitaria, con la que estamos tratando claramente. El liberalismo moderno es totalitario, global.

 

Y para enfrentarlo, en ningún caso se debe volver al comunismo o al fascismo, o incluso a sus mezclas nacional-bolcheviques, porque todo esto es igualmente moderno. La Cuarta Teoría Política propone ir más allá de los límites de la modernidad política, más allá del liberalismo, el comunismo y el fascismo, y combinar el futuro – postmodernidad, posmodernismo – con la tradición, con un retorno a la tradición, interpretada como eterna, y no como el pasado. En el espíritu de los Nuevos Tiempos, generalmente creemos que el presente cancela el pasado. Es una hipótesis del tiempo que cancela la eternidad. Pero la sociedad tradicional se basa en la hipótesis de la eternidad, no en el pasado. Por lo tanto, es posible proteger lo eterno tanto hoy como mañana. Es desde la eternidad que el tiempo toma su potencial significativo. La defensa de la eternidad a través de una apelación simultánea a lo premoderno y lo posmoderno es el significado de la Cuarta Teoría Política.

 

Alexander PROKHANOV.

 

¿La eternidad como primordial? ¿La eternidad como inmovilidad?

 

Alexander DUGIN.

 

Más bien, es como el movimiento de lo inmóvil. Lo que Aristóteles llamó el motor inmóvil es un eje fijo que hace que todo gire. Y esto no es una quietud congelada, es una quietud viva que organiza el tiempo a su alrededor. Platón dijo que el tiempo es una imagen de la eternidad. Pero cuando la imagen pierde su contacto con el original, entonces el tiempo comienza a desvelarse, a salir de su órbita, cae en la posmodernidad liberal, colapsa, comienza a repetirse, a reciclarse. Surge el fenómeno de la poshistoria, el «fin de la historia», como lo llamó Fukuyama.

 

Lo que estamos tratando es el tiempo que se ha caído de su eje. El retorno al eje, a imagen y semejanza del tiempo creado, es tarea de la Cuarta Teoría Política. Sobre esta base, se está construyendo un proyecto de futuro, que se materializa en la teoría de un mundo multipolar, ya que cada pueblo es su valor principal. Los pueblos se convierten en los portadores de la eternidad en cuestión, por lo que es imposible atravesarla, evitando a los pueblos. El universalismo es muy sutil. La unión de todo sucede a través de la profundización de cada nación en lo particular.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Pero como categoría religiosa, ¿qué es la eternidad?

 

Alexander DUGIN.

 

Las religiones son diferentes. Para nosotros es la Santísima Trinidad. La eternidad es una propiedad de Dios en nuestra tradición cristiana ortodoxa. Y, en general, la transición a la política, a la cultura, basada en el tiempo y el devenir, es imposible sin el ateísmo, sin el desmantelamiento de Dios, sin el derrocamiento de la religión…

 

Alexander PROKHANOV.

 

¿Debemos entender lo que Dios quiere y ponerlo en práctica en una forma política, familiar y espiritual?

 

Alexander DUGIN.

 

No exactamente. Creo que lo más importante en el proyecto de la Cuarta Teoría Política es abordar seriamente la instancia de la Eternidad. La Eternidad nos habla de muchas maneras. Ella nos habla a través de la religión. Cristo es el Dios Eterno que se hizo hombre. En él, el tiempo y la Eternidad se cruzan. Para nosotros los cristianos, la Eternidad es bastante concreta: es Cristo, es Dios. Y el estuvo dentro del tiempo. Él vino a la humanidad. En consecuencia, la Iglesia es una especie de expansión del mensaje de la Eternidad. Esta es la Iglesia Eterna que vive a través de la Iglesia terrenal. Por lo tanto, para nosotros, la entrada a la Eternidad son los sacramentos. Nuestra Iglesia es una Eternidad explicada. Pero para otras religiones, la Eternidad se afirma de manera diferente.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Pero para alcanzar el conocimiento de Dios, se necesita una experiencia mística. La experiencia mística la poseen individuos y, posiblemente, naciones enteras. ¿Cómo operar con la eternidad para que se proyecte en el mundo de la ciudad, en el mundo del asfalto y el concreto? ¿Necesitas sacerdotes? ¿Necesitas un guía? ¿Necesitas traductores de esto en la política, en la cultura?

 

Alexander DUGIN.

Si observamos cuidadosamente cómo está estructurado nuestro mundo, nos damos cuenta de que está construido sobre una fórmula matemática de la que se excluye la eternidad, y donde la eternidad es reemplazada por el concepto de tiempo. Además, esta fórmula matemática está rodeada de otras fórmulas secundarias: concreto, asfalto, democracia, parlamentarismo, mercado, choque de civilizaciones, cumbres mundiales. Todo esto no es más que el desarrollo de la misma fórmula viciosa original. Excluye la eternidad como fenómeno y dice: por qué necesitamos la eternidad, ella solo nos detiene, rompamos y construyamos un mundo nuevo. Hoy este mundo ya está en las cosas. Y al principio estaba en las ideas. Y derrotarlo al nivel de las cosas, al nivel de las tecnologías alternativas, por ejemplo, del desarrollo económico, es imposible, porque mientras estamos en este sistema de coordenadas, estamos dentro del marco de una fórmula absolutamente viciosa basada en la exclusión de la eternidad.

 

Y si simplemente presentamos esta fórmula, incluso sin una experiencia mística, todas las ecuaciones se reorganizarán. Comenzando con la ecuación más importante: tiempo y eternidad. Otros modelos políticos, sociales, económicos y culturales comenzarán a alinearse. Y, por supuesto, alguien quiere experimentar la eternidad. Van al monte Athos, a Valaam, a los bosques y monasterios. Una cultura que reconoce la eternidad, crea, entre otras cosas, instituciones especiales para contemplar esta eternidad. Este es un camino personal, pero no lo es del todo. Además, diría que esto no es lo más importante. En la Cuarta Teoría Política y en la Teoría del Mundo Multipolar, solo muestro que es necesario cambiar los principios teóricos, los parámetros básicos, y obtenemos una filosofía completamente diferente, una ciencia diferente, una tecnología diferente. El concepto mismo de tecnología deja de ser lo que es en nuestro mundo en función del tiempo. Y este enfoque no está completamente relacionado con el misticismo, porque se puede construir un modelo científico completamente racional sobre la hipótesis de la eternidad.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Imagina cómo se vería una ciudad que esté construida de acuerdo con tus puntos de vista.

 

Alexander DUGIN.

 

Primero, debe ser concéntrico. Si quisiéramos esta ciudad ahora, volveríamos al Moscú antes del período previo al cisma. En el centro está el eje, la encarnación de la eternidad misma en el mundo humano. El Zar y el Patriarca, lo espiritual y lo terrenal, conectados entre sí. Esta ciudad se construye alrededor de su centro. El centro es sagrado. Hay un palacio y un templo en él. Los dos niveles de la eternidad: la eternidad del cielo, que se encarna en el patriarca, en la Iglesia, y la eternidad de la tierra, cuyo motor inmóvil es el Zar. En consecuencia, a su alrededor esta eternidad diverge en rayos, a medida que el sol desciende verticalmente. Se está creando un Estado o sociedad vertical. Pero no se crea únicamente sobre el principio de quién es más rico, quién es más tramposo o incluso más activo. Sino según el principio de quién es más inteligente, quién es más valiente. Por lo tanto, la clase monástica cumple la función de la élite intelectual, y la pureza de su experiencia y la eternidad es una garantía de que sus trabajos científicos serán verdaderos. Además, uno que está dispuesto a sacrificar su vida por todos se convierte en el maestro de otros que son más cobardes. Así es como toma forma la jerarquía militar. A partir de esta jerarquía militar y espiritual se forma la élite de la sociedad. Otro estamento tradicional son los trabajadores, que representan el tercer nivel. Viven, por ejemplo, fuera del centro de la ciudad, creando palacios en la tierra, solo a partir de troncos, y creando los mismos sistemas jerárquicos, solo que a nivel familiar o de clanes. Entonces llegamos al ideal de la Santa Rusia. Existe la Santa Rusia – hemos llegado al siglo XXI. Con otros materiales, pero con formas eternas.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Tales civilizaciones existieron, por ejemplo, en el antiguo Egipto.

 

Alexander DUGIN.

 

Casi siempre existieron, en comparación con los Nuevos Tiempos. En general, los Nuevos Tiempos son una especie de espejismo, un entenebrecimiento de la conciencia. Durante milenios, estas civilizaciones han existido. Y en este contexto apareció una cierta anomalía: la Época de la Iluminación. La civilización basada en el modelo de la Ilustración ha existido durante trescientos años, durante los cuales simplemente arruinó el planeta, arruinó las vidas humanas, destruyó las identidades y, con el desarrollo tecnológico, prácticamente convirtió a las personas en masas de semi-robot. En general, ha convertido a la humanidad en un enorme basurero. ¡Por trescientos años! Y antes de eso, existían los mismos faraones en Egipto con sus ritos sacerdotales y con sus animales sagrados de todos los tiempos: las dinastías, los Estados cambian, pero el principio siempre era preservado. Tenía su propia dinámica, pero en todas partes era una sociedad tradicional.

 

Y el cristianismo trajo un aspecto impresionante a la sociedad tradicional, casi se convirtió en la coronación de la civilización sagrada. La filosofía griega, el espíritu iraní del misticismo de la luz, la doctrina del reino: todo esto llegó al cristianismo. Por lo tanto, el cristianismo podría reclamar la universalidad en la sociedad tradicional. Hasta cierto momento fue así.

 

Creo que imaginar esto en el futuro es muy fácil. Precisamente porque siempre existió, se puede decir, siempre de una manera nueva, pero con su base girando alrededor del eje de la eternidad. Solo en los últimos trescientos años en Occidente han decidido derribar esta vertical. Y la derribaron con éxito. ¡En solo trescientos años de Modernidad, hemos roto el eje! Mientras que los egipcios, iraníes, hindúes han existido durante milenios. Y aquí aparecen los arrogantes europeos y dicen: ellos están subdesarrollados, ellos son estúpidos, estas personas tienen un PIB per cápita insuficiente, así que «les llevamos ustedes el progreso». Sobre la base de estos principios mundanos, las culturas antiguas comenzaron a ser juzgadas y todo fue revertido. Pero, me parece, que esto se esta acabando.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Entonces, ¿es la Cuarta Teoría Política un retorno a la pre-teoría? ¿Una especie limpieza del mugre, el óxido y la suciedad?

 

Alexander DUGIN.

 

Por un lado. Por otro lado, lo nuevo nace de lo eterno, porque lo eterno contiene en sí lo nuevo. ¿Pero qué pasó con la época moderna? Consideró que el tiempo es autosuficiente, que se puede alimentar de sí mismo, que lleva consigo el desarrollo y el progreso. Y eso no es así. Vivió de la absorción empírica de los viejos rayos de la eternidad. Es decir, lo moderno absorbió a lo más antiguo, las más antiguas formas de la civilización. Pero la eternidad siempre es fresca, siempre es nueva, siempre conlleva lo inesperado de lo que nunca antes había sucedido. Cada primavera, cada domingo de Cristo, cada Pascua es un acontecimiento. Acabamos de perder nuestra comprensión de esto. Hemos perdido nuestra comprensión de la vida al igual que nuestro descubrimiento de la eternidad. Por lo tanto, para nosotros, la inmortalidad del alma y la contemplación eterna de la Trinidad Eterna, sus rayos, son una abstracción o pertenecen al pasado. Pero esto no es así. Por lo tanto, la Cuarta Teoría Política no es una referencia al pasado. La eternidad es completamente diferente. La eternidad siempre es nueva. Cualquier contacto con la eternidad da lugar a un sentimiento de impulso creativo absoluto. Es decir, el futuro no solo está contenido en la eternidad. La eternidad nos está presionando para crear este futuro. La eternidad vive de nosotros, no está separada de nosotros.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Entonces, ¿es una ilusión que las personas están construyendo la sociedad, creando ciudades, sistemas políticos, creando la historia? Resulta que la historia crea a las personas. La eternidad crea una situación. El tiempo se proyecta en una persona y le da esta o aquella una forma temporal. Y si es así, entonces el cambio de lo eterno a lo temporal es también un capricho de la historia misma. Esto no fue hecho por inventores, alquimistas, buscadores de la piedra filosofal. Se hizo en el tiempo mismo. Por alguna razón se encontraba encerrado en su antigua copa. Se ha desbordado más allá de sus límites. Ahora podemos esperar que regrese a su lugar, y nuevamente esto no es un problema de nuestra construcción, no es un problema de nuestra revolución humana, sino un problema del tiempo mismo, de la historia misma. Se derramará en el lugar que ha creado, y luego lo dejará. Y esta colmena se vaciará, y la historia pasará a otros procesos.

 

Alexander DUGIN.

 

Cuando razonamos así, resulta que existe una persona que crea algo por sí misma, y existe una eternidad que es diferente. Pero nuestra relación con la eternidad es más sutil. Nuestra relación con la eternidad y con la lógica de la historia no es solo que alguien cree su proyecto, sino que somos solo figuras. De hecho, el hombre es el representante de la eternidad, y toma decisiones.

 

Tengo una orientación filosófica separada sobre el Sujeto Radical. Por supuesto, aquí somos peones, pero ni siquiera somos peones de la eternidad o la historia, sino peones de los paradigmas, los códigos. ¿Pero quién instala este código? Esto somos, solo en nuestra dimensión eterna. En realidad, somos precisamente las criaturas de la eternidad, somos almas de luz. Y las almas de luz que tienen la autoridad para crear el mundo pueden hacer el mundo de todos modos. Pueden crearlo en el espíritu de la eternidad y convertirse en compañeros del Creador; luego construyen una sociedad tradicional, cuando toda la cultura se convierte en una especie de himno de la eternidad. De ahí su carácter sublime: todo se eleva.

 

Pero el infierno se puede construir en la tierra, somos libres en esto. Es decir, mucho depende de nosotros precisamente porque somos los portadores del principio creador de que la eternidad se envuelve en las personas. Una vez tomamos la decisión de sacrificar la eternidad por el tiempo, construir el paraíso en la tierra sin Dios. Y este se convirtió en el infierno. Pero esa es nuestra responsabilidad. Pero este poder que nos fue dado es nuestra libertad. Y no solo todo volverá por sí solo. Fue una prueba, y los que siguieron la Modernidad no pasaron la prueba. Traicionaron lo más importante y más valioso que define a una persona humana. En última instancia, traicionaron al hombre, y ahora estamos viendo una transición a una época poshumana con la posmodernidad. La robotización, la ciborgtización: el último paso para matar a lo humano en los seres humanos. Pero comenzó en los albores de los Nuevos Tiempos. Y ahora lo que está al final de este período, lo que ya está viviendo después del desastre, es decir, ya en el límite, no son solo los pequeños hombres miserables que levantan la mano, claman a Dios: sálvanos, construye un mundo nuevo. No, esta es la eternidad que está en nosotros y que nos empuja a cambiar el curso de la historia en la dirección opuesta y participar en el juicio de la historia. Esta es la Cuarta Teoría Política. Y para construir ese mundo, que no se basará en patrones humanos, sino como dicen el Salmo de la Biblia: «Señor, no a nosotros, no a nosotros, sino en tu nombre a tu nombre». No debería ser la creación humana, sino la co-creación con Dios. Es decir, el futuro no está siendo construido por nosotros, sino no sin nosotros. Debemos construir este futuro no para nosotros, no para vivir aún más cómodamente, con privilegios, absolutamente no para esto. Debemos entender que la orientación de una persona hacia sí misma no es más que el asesinato por parte de un hombre de sí mismo, su dignidad interior. Encontrar la eternidad dentro es el problema. Pasamos la prueba de la Modernidad, lo perdimos todo, pero algo permaneció cierto, algo no perdió contacto con lo que es el arquetipo humano. Aunque Occidente decidió perder lo humano por completo. El nuevo presidente de Francia, al parecer, realmente afirma ser el Anticristo del mundo. Él es un circuito del sistema, imaginándose a sí mismo como moshiach (mesías) global. Ya se está acercando el mesías electrónico, que será la última palabra de la civilización, rodando hacia el abismo. Macron se parece a un ciborg. El próximo Macron, o Micron, ya será un robot real.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Confías en las civilizaciones antiguas, en las sociedades tradicionales. Pero después de todo, ¿cuál es el nacimiento del cristianismo? Una negación de las sociedades tradicionales. Las sociedades tradicionales llevaron a la humanidad a un punto muerto, la llevaron a Sodoma. Cristo pareció cambiar este trágico determinismo, cuando las personas llegaron a esta oscuridad absoluta. Cristo es una gran revolución espiritual. Entonces, ¿por qué idealizar estas sociedades precristianas? Hicieron lo que la sociedad poscristiana está haciendo ahora.

 

Alexander DUGIN.

 

Y la sociedad cristiana ha llegado a lo mismo. Esta es una ley, la ley de la entropía…

 

Alexander PROKHANOV.

 

No existe tal ley. Esta es una ley física. La ley de la entropía es una ley física.

 

Alexander DUGIN.

 

No exactamente. Una persona toma una decisión sobre el esfuerzo o la laxitud. Y, por ejemplo, si los sodomitas tomaron una decisión sobre la laxitud, entonces Abraham tomó una decisión sobre la autodisciplina, una decisión sobre la piedad. Y después de Sodoma hubo un período de prosperidad de la civilización sagrada espiritual. Por lo tanto, no se puede decir que todo es degradante. Solo en una situación determinada, el cristianismo, como sucedió en Occidente e incluso en nuestro país, y como en otras religiones, decide no apoyar el fuego de la Sagrada Tradición…

 

Alexander PROKHANOV.

 

¿Pero es este el trabajo de manos humanas?

 

Alexander DUGIN.

 

Es una cuestión de decisión. Después de todo, el hombre también es una criatura poderosa.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Entonces, ¿la eternidad cada cierto tiempo se hace pedazos?

 

Alexander DUGIN.

 

Si. La eternidad crea libertad. La eternidad se manifiesta en la libertad. Y la libertad se puede usar tanto en una forma como en otra. Esta es la apertura de la historia sagrada. La historia se vuelve sagrada cuando esta elección está ahí, cuando podemos seguir el camino de Sodoma o el camino de Abraham. ¿Cuándo podemos seguir el camino de Cristo o el camino del Gran Inquisidor? La tradición cristiana misma, como cualquier sociedad sagrada, conlleva la posibilidad de la sustitución. Esto es lo que pasó. Los Viejos Creyentes señalan directamente dónde y cuándo sucedió esto. Desde el punto de vista de los ortodoxos, la Iglesia Occidental presento una situación de apostasía aún más antigua. Ninguna religión está a salvo de esto. Esta es precisamente su mayor responsabilidad: después de haber elegido la enseñanza sagrada, aún no somos inmunes al hecho de que, incluso habiendo emprendido el camino correcto, no necesariamente alcanzaremos el objetivo correcto.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Además, dado que tenemos libertad de elección, esta libertad finalmente nos lleva a Sodoma, y ​​es necesaria una intervención externa. Entonces, en esencia, la eternidad conduce a la humanidad y, por lo tanto, a sí misma en un callejón sin salida, de modo que la eternidad interviene en la eternidad. ¿Entonces la segunda venida?

 

Alexander DUGIN.

 

Por supuesto.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Luego, la Segunda Venida: ¿es esta la encarnación de la Cuarta Teoría Política?

 

Alexander DUGIN.

 

Sería demasiado. Creo que uno debería ser más modesto aquí. No estoy tratando de crear una nueva escatología, soy un creyente ortodoxo y me adhiero a las normas que existen en nuestra Tradición. Estoy interesado en otra cosa. La Cuarta Teoría Política está orientada no tanto a la expectativa de la Segunda Venida como a su atractivo desde el lado del hombre. No podemos acelerar ni frenar esta venida. Pero podemos hacerlo libremente nosotros mismos. La Segunda Venida no depende de nosotros. Podemos estar listos para ello o no, sucederá cuando Dios lo considere necesario. Pero nosotros mismos podemos actuar aquí y ahora sin esperar nada. Podemos tomar la decisión que tomaron nuestros antepasados, pero solo en una dirección diferente, avanzando en la dirección de la Modernidad. O recurrir a una fórmula completamente diferente, a la fórmula de la eternidad, recurrir a la tradición.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Pero no importa lo que hagamos, la Segunda Venida es inevitable de todos modos. No estamos hablando del momento ni de los tiempos. Entonces, es inevitable. No importa cómo la esquivemos aquí e intentemos mejorarnos a nosotros mismos o a nuestro mundo, no podemos prescindir de la Segunda Venida.

 

Alexander DUGIN.

 

No es para nosotros, nosotros somos para ella. No es que sea completamente independiente de nosotros. También vendrá por una conexión muy sutil con lo que somos, lo que hacemos, cómo vivimos, en qué nos enfocamos. Y la Cuarta Teoría Política se refiere al hombre para que cambie su actitud hacia la eternidad. Podemos hacer esto, podemos revisar, hacer un gran análisis de los escombros de la Modernidad. Podemos regresar a la sociedad tradicional por nuestra cuenta, y todos podemos regresar por nuestra cuenta. Y si uno regresa, entonces llamaremos a otros. Entonces, un hombre es un guerrero, y dos personas ya son el todo…

 

Alexander PROKHANOV.

 

La Armada.

 

Alexander DUGIN.

 

Si. Cristo dijo: «Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos». Y si Él está con nosotros, entonces nadie está en contra de nosotros. Es muy importante que la Cuarta Teoría Política en este caso no afecte a la teología. Ella habla a las personas en un idioma que es comprensible para un musulmán, un latinoamericano, un indio y un europeo. Deliberadamente evito los detalles de nuestra religión ortodoxa. Estoy tratando de describir esto en una forma que todos entiendan. Es curioso que la Cuarta Teoría Política en Rusia siga siendo un libro cerrado. Ella no despertó ningún interés. Nada mal. Pero este libro mío está traducido a quince idiomas. Hablo con políticos, figuras públicas, filósofos, figuras religiosas de diferentes países, y todos ven lo suyo en él. Cada uno interpreta la Cuarta Teoría Política en el contexto tal como la entiende. Es decir, logré hacer lo más importante: crear un modelo que levante a las culturas, los pueblos y sistemas enteros contra la dominación liberal. Esta es la verdadera teoría profunda de la antiglobalización. Además, para evitar que todos los que se oponen al liberalismo sean empujados nuevamente al comunismo o al fascismo, las personas, al darse cuenta de estas tres o cuatro fórmulas y encontrar su propio lugar en ellas, usan esto de manera cada vez más efectiva.

 

Si la primera parte de mi actividad se centró en gran medida en Rusia, entonces la Teoría del Mundo Multipolar y la Cuarta Teoría Política son mucho más influyentes fuera de Rusia. Me sorprendió: me reuní con el presidente del parlamento iraní, y durante dos horas discutimos la relación de los pensadores iraníes y la Cuarta Teoría Política. ¡En detalle! Porque en Irán existe la tradición de interpretar a Heidegger en el marco del chiismo. Es decir, nos entendemos perfectamente. Y tales interlocutores están en Filipinas, en Argentina, sin hablar de Francia, Italia, los Estados Unidos. Por cierto, en Estados Unidos, el círculo de Trump está leyendo la Cuarta Teoría Política, y son solo las personas del círculo de Trump quienes lo han publicado y también varios de mis otros libros. Cada uno ve en él lo suyo, interpreta a su manera. Resulta que podemos, al menos a nivel de las fórmulas, crear una brecha importante en la base de la visión del liberalismo, demostrar el totalitarismo de esta ideología y conquistar el espacio para luchar de manera completa y equitativa. Los liberales niegan la posibilidad de la Cuarta Teoría Política. Recientemente, un artículo salió en mi contra en Newsweek: «aquí Dugin es un representante del fascismo-nacionalista, un partidario de Putin» (y esto es para ellos lo mismo que el fascismo). Luego citan el libro «La Cuarta Teoría Política» y estipulan que el mismo Dugin escribe que está en contra del liberalismo, el comunismo y el fascismo. Es decir, ahora se ven obligados a mentir abiertamente y citar de la «Cuarta Teoría Política» aquellos fragmentos que niegan lo que ellos mismos escriben. Y la gente en la red busca fácilmente el sitio de la Cuarta Teoría Política y no ve ningún fascismo allí, por el contrario, leen las críticas al fascismo.

 

La Cuarta Teoría Política es extremadamente importante, ya que cualquier rebelión de extrema derecha o extrema izquierda será barrida. Aquí está la rebelión europea actual contra el liberalismo: es populismo de izquierda (SYRIZA, «Podemos», «Cinco Estrellas») o de derecha (Marine Le Pen, «Alternativa para Alemania»). Y el liberalismo realmente quiere conducir la creciente protesta profunda hacia los viejos esquemas habituales, hacia el comunismo o el fascismo. Es lo que la Cuarta Teoría Política propone evitar. Ni siquiera para unir el comunismo y el fascismo, sino para dejar de lado las teorías de la Modernidad y avanzar en una dirección diferente. Y este es un mensaje extremadamente demandado.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Tus ideas tienen un destino interesante. Los arrojas al mundo, no son asimilados por los que se adhieren a ellas, sino que de alguna manera extraña se filtran a la vida como tales. Y los procesos mismos que tienen lugar en nuestra sociedad se convierten en los portadores de estas ideas. Sin embargo, no pudiste crear una escuela; tienes relaciones bastante trágicas o dramáticas con los estudiantes. ¿Por qué? ¿Por qué las personas específicas no alcanzan un alto grado de comprensión tuyo? Al mismo tiempo, sus ideas no desaparecen en absoluto, por el contrario, se absorben en los procesos de la vida real.

 

Alexander DUGIN.

 

También lo pienso. Estoy de acuerdo en que esto es desagradable desde un punto de vista individual, aunque hay seguidores exitosos. Pero, por supuesto, estas escuelas no se adquieren a la escala que se poseen las ideas. Quizás el hecho es que hay una brecha entre el pueblo y la población, entre el pueblo y el individuo. Quizás a menudo me dirijo directamente a una persona, a un pueblo, a una historia. Y la historia me escucha, y el pueblo me escucha, y las instancias a las que apelo me escuchan. Y por separado, nadie. Es decir, estoy en una especie de desierto, pero este vive y responde. Constantemente interactúo con él, veo cómo se realizan mis proyectos, cómo se realizan. Pero no a una escala global.

 

Solía ​​estar indignado y preocupado. En los últimos tiempos, ya he dejado de indignarme y sorprenderme. Me di cuenta de que mi conversación no era con ellos, es decir, no me importa en absoluto cómo me tratan las personas. Anteriormente, quería ser el capitán de un barco que tradujera los planes a la realidad. Y ahora veo que están encarnados sin un equipo, sin un barco, solo en base a mi sueño. Ni siquiera puedo decir que lo he soportado. Vi un cierto patrón en esto, porque para ser portadora de una idea, una persona necesita trabajar mucho. Y en nuestro tiempo, el mundo no brinda esa oportunidad. Cuántos seguidores y enemigos había. Incluso los enemigos se cansan de ser mis enemigos. Ellos atacan, atacan… Hay algunos que están poseídos y se aferran a ello, y me inspiran un profundo respeto. El odio profundo, como el amor profundo, es algo para reverenciar.

 

Alexander PROKHANOV.

 

El odio es la fuerza que convierte la leche en crema agria.

 

Alexander DUGIN.

 

Esta es una buena idea. Sí, lo más importante es que sea profundo. Los destellos de hostilidad, el escupir, las groserías son características de las almas bajas. Y odiar durante mucho tiempo, de forma venenosa, como un veneno a lo largo de mi vida, al menos esas cualidades me hacen reconocerlos. Esta es la atención que se debe prestar a mis ideas. Más o menos…

 

Alexander PROKHANOV.

 

Superaste este drama, le diste la espalda. Pero hay un drama del conocimiento. Para un investigador, para un visionario, una prueba muy grande es acercarse a la frontera del conocimiento. Donde se acaban las oportunidades y estás agotado, y frente a ti hay un gran misterio.

 

Alexander DUGIN.

 

No conozco este drama, porque para mí el mundo de la metafísica es un mundo abierto. El secreto del límite interno es que no está allí. Es solo que estamos completamente abiertos. Por lo tanto, cuando nos acercamos a la frontera, nos acercamos a un nuevo camino. Nos acercamos a un nuevo desafío.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Pero esta frontera no solo está afuera, está dentro de ti. Este es el límite de tus posibilidades.

 

Alexander DUGIN.

 

Son interminables.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Hay mundos desconocidos.

 

Alexander DUGIN.

 

Y gracias a Dios. Esto hace que el proceso sea verdaderamente eterno. Siempre existe algo que Gumiliov dijo: «Pero en el mundo hay otras áreas, la luna que atormenta por la sed. Para un poder superior, un valor superior, ambos son inalcanzables siempre». Y esto no es drama, es un desafío. Es genial que haya mundos así, es genial que haya fronteras, qué genial que lo trascendental nunca esté disponible. Esto hace que nuestro ser, en general, sea interminable. Y vamos, porque la figura principal de mi filosofía es el Sujeto Radical. No soy yo y tampoco tú, y nadie más. Esto es humano, que es lo absolutamente abierto y siempre consiste en superarse a uno mismo. El Sujeto Radical es más elevado que nuestra vida, por lo tanto, no comienza con nuestro nacimiento, con nuestros textos, con nuestra actividad. Cuando recurro a textos antiguos, cuando leo obras filosóficas y religiosas, veo su presencia. A veces me parece que el futuro se puede leer de la misma manera que el pasado. También es, fluye desde la eternidad. Y leer este futuro como un texto, por ejemplo, un libro no escrito o una imagen aún no creada por un artista, o una ciudad construida por un arquitecto no nacido, puede santificarme, porque todo esto es una creación del Sujeto Radical. Y este Sujeto Radical no tiene límites. Si estamos enfocados en él, si vivimos y nos movemos hacia él, entonces nosotros mismos gradualmente dejaremos de ser de interés. Ya no sufrimos por lo que entendemos o aceptamos, no estamos contentos cuando logramos el éxito, y especialmente ni siquiera nos importa nuestra vida y la de los demás, porque esto no es tan fundamental. ¡Ese fundamento que constituye el espíritu, el significado, las metas, los objetivos y, al mismo tiempo, la riqueza colosal de la mente y su brillo, que podemos ver indirectamente, es en sí mismo tan hermoso, completo, tan dramático y tan problemático en sí mismo! Porque percibo el mundo divino como una pregunta, y no como una respuesta. No creo que esta sea una cierta compensación para nuestras búsquedas. Este es el comienzo del viaje. Creo que lo divino es dinámico. La eternidad no está congelada, está absolutamente viva. Además, ella es lo que da vida a nuestra vida.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Pero no puedes mantener esta condición a cada segundo. Es el momento. Un milagro te visita y te encuentras con el Sujeto Radical. Y ¿cuándo te alejas de él, no te desanimas, cuando la oscuridad viene hacia ti, no lloras por la noche?

 

Alexander DUGIN.

 

El hecho es que estas cosas coexisten. Una presencia real, de la que se puede hablar, tal vez incluso la presencia primaria, que todavía no definimos en términos religiosos o de otro tipo, que nunca se va. Coexiste con el drama. Una persona está molesta, perdida, triste, cae en la desesperación, se regocija, se divierte y no importa. Es decir, estos son algunos eventos, por así decirlo, en la superficie de nosotros mismos, nuestra dimensión interna no fluctúa, como un observador frío de nosotros mismos. Y nuestro drama, nuestros sufrimientos, lágrimas o éxtasis, no es nada. No es eso el hombre. El hombre está en esa dimensión que está cerrada y profundamente inaccesible para nosotros, en la que solo podemos actuar del otro lado. Somos la sombra de nosotros mismos. Y en la medida en que somos una sombra, todo sombra es peculiar para nosotros. Pero en la medida en que nosotros, los que arroja esta sombra, somos lo contrario. Plotino tiene una fórmula maravillosa: solo los juguetes toman en serio un juego. Es decir, en la medida en que somos juguetes, lloramos y nos regocijamos. Pero cómo jugar con nosotros mismos, esto no es tan importante para nosotros. Bueno, sí, existe una emoción mínima, pero no es lo que podría ser en otros casos.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Tal vez, al pasar de un nivel a otro, simplemente complicamos el tipo de juego.

 

Alexander DUGIN.

 

No excluyo la presencia de este otro nivel, que nos percibe como piezas de ajedrez. Completamente con todas sus cualidades, con todas sus propiedades, con todas sus limitaciones. Esto cambia tanto la propiedad del juego que en nuestro país todas las proporciones se vuelven diferentes. Los desafíos, las huelgas, las victorias, las derrotas tienen su propio significado. Admito que todo es muy animado allí. Los románticos ingleses tienen un trabajo sobre cómo los dioses resultan ser piezas de ajedrez impulsadas por una mano invisible. Y esta es la contemplación de los dioses, que son simplemente personajes en manos de una autoridad aún mayor, mientras que para las personas son la última instancia del destino, hay un sistema abierto, es muy posible.


Alexander PROKHANOV.

 

Donde termina el juego, comienza el juego.

 

Alexander DUGIN.

 

Tal vez sí. O lo que la gente llama juegos es una rutina banal, el movimiento mecánico de las bolas.

 

Alexander PROKHANOV.

 

A veces pienso que nuestro ruso arcaico hoy es nuestra salvación.

 

Alexander DUGIN.

 

Y una maldición al mismo tiempo.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Maldición, no. Porque el progreso por el que nos esforzamos nos aleja de la tradición.

 

Alexander DUGIN.

 

Es verdad. Tengo un trabajo importante, Martin Heidegger: La posibilidad de la filosofía rusa. Analizo la estructura de nuestra sociedad, donde el denominador es arcaico y el numerador es moderno. Resulta en lo arqueo-moderno. Lo arcaico no da la oportunidad de llevar a cabo la modernización, porque es necesario reinterpretarlo todo el tiempo. Y la modernización no permite que lo arcaico se exprese, no da la oportunidad de dar lugar al Logos. Y uno no salva al otro, uno atormenta al otro. Por cierto, esto fue sentido por los eslavófilos y los occidentalistas. Y trataron de resolver esto, algunos en dirección a lo arcaico, otros en dirección a la modernización.

 

Y todavía no lo hemos hecho. Creo que lo arcaico es hermoso, pero debemos liberarlo, está aprisionado. Experimentos abusivos, inhumanos, en la cultura, en la política, se llevan a cabo todos los días en la televisión sobre nuestra entidad arcaica encadenada y atornillada. Lo arcaico, lo nuestro, está sufriendo. Y representarlo como chicas con balalaikas u osos con pan y sal es una burla. No se permite que lo arcaico florezca, esto es un rebrote. Este es nuestro todo, pero lo moderno nos impide revelar nuestro Logos.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Creo que lo arcaico nuestro no es lo que se nos ofrece en una sartén, sino que seguimos siendo, como antes, sinceros, ingenuos, confiados, locos, compasivos, extremadamente crueles. Estamos vivos y nuestra naturaleza arcaica nos hace capaces de la transformación de la que hablaste. La ausencia de una estructura de hierro y acero en el alma de una persona rusa, tal vez, lo hace muy atractivo para otros pueblos del mundo. Y, probablemente, Rusia todavía se considera el alma del mundo, a la que se le debe dar la palabra.

 

Alexander DUGIN.

 

Estoy completamente de acuerdo. Rusia es el alma del mundo. Y ella debe tener la oportunidad de formular su propio Logos. Pero estamos privados de este derecho. Esta es la fuente, es decir, el drama de mi lucha personal. Creo que nuestro principio arcaico debe convertirse en palabras. No solo debemos obtener el derecho al voto, debemos darle espacio a la palabra rusa, al Logos ruso, a nuestro mito ruso, al sueño ruso. Históricamente, nos hemos acercado a esto varias veces. Veo cómo se repite este mismo movimiento: una vez que la puerta de hierro se cerró, la segunda vez, nuevamente la puerta de hierro se cerró. Y aquí ya, como soy una persona rusa y me es imposible avanzar en el tema, sin pasar por el comienzo ruso, sin el tema de lo ruso no habrá el paso más importante. En consecuencia, el tema de lo ruso es para mí el objetivo principal, la apuesta principal ya en la encarnación existencial de la vida aquí en Rusia. Y esto constituye el pathos de mi lucha: la lucha por el tema de lo ruso, por el Logos ruso, por lo arcaico ruso que comienza a declararse a sí mismo no solo por esta anticipación de la que se habló, por algún tipo de sinceridad, apertura, una característica de realmente todos y que asusta y atrae. Pero todavía hay algo por lo que todo esto es. Por lo que es nuestra historia de mil años. No hemos dicho la palabra más importante en nuestra historia. Tal vez esta sea solo la palabra de la eternidad rusa. Nos acercamos a esto varias veces. Casi dijimos nuestra palabra, nuestros labios ya estaban formados de tal manera que la fórmula del Logos ruso estaba lista para salir de nuestros labios, y en ese momento una especie de corriente de hierro o catástrofe nos barrió, nos dispararon en la cara. Y todo continúa, tan pronto como nosotros nos acercamos, nos empezamos a alejar.

 

Alexander PROKHANOV.

 

¿Cuáles son estos momentos?

 

Alexander DUGIN.

 

Creo que el más llamativo es Moscú: la Tercera Roma. Cuando nos liberamos tanto de Bizancio como de la Horda, pero al mismo tiempo asumimos sus misiones. Nos hemos convertido en un bastión del imperio ortodoxo, nos hemos convertido en el Katehon, la Tercera Roma. E Iván el Terrible casi logró esto. Bajo él, lo ruso adquirió el carácter de un edificio ya reconstruido. Este es el período más despreciado en nuestra historiografía modernista, pero este es el momento más bello y blasfemo cuando los rusos nos acercamos a la eternidad. Casi hemos dicho la palabra. Tal vez, con la unción de Iván el Terrible, casi la dijeron a Stoglav, literalmente quedaba poco, pero luego… El Tiempo de los Problemas nos echó atrás.

 

El segundo período fue muy bueno después del Tiempo de Problemas. Nuevamente comenzamos a levantarnos. Pero hay una división, una lesión terrible.

 

A finales del siglo XIX, la conciencia rusa despierta. El momento del Sínodo de Pedro se está alejando. Estamos comenzando a avanzar hacia la Edad de Plata, hacia una nueva filosofía religiosa. Rusia está lista para expresar su Ser, su pensamiento secreto. Nuestros poetas, artistas, músicos (y todos los músicos clásicos rusos eran eslavófilos) ya reflejaban esta idea. Nos acercamos al Logos ruso y la revolución nos echa para atrpás.

 

Y ahora, parece, ahora no hay un solo obstáculo, ninguno, ni comunista ni petrino-occidentalista. Parece que somos libres. Pero nunca hemos estado tan esclavizados como hoy. Si nos fijamos en la cultura, la política, la estatidad, la economía, todo lo ruso, que, al parecer, Dios mismo ordenó aparecer ahora, queda excluido de la participación en la historia como nunca antes. A pesar del hecho de que tenemos antecedentes históricos y el pueblo ha conservado su ser. A pesar de todo. De hecho, somos tan rusos como siempre lo hemos sido, y tenemos un presidente, nuestra oportunidad. Refleja todas las estructuras rusas. Entiendo perfectamente que él es parte del pueblo ruso. ¿Pero qué hay entre él y nosotros? ¿Qué tipo de búnker de concreto existe, en el que una persona rusa, como en la San Petersburgo del siglo XVIII, tenía prohibido entrar si llevaba barba? Y las barbas de nuestros reyes aparecen a fines del siglo XIX bajo la influencia de las ideas eslavófilas. Los eslavófilos, por cierto, también perdieron todo al principio, y luego casi lo ganaron todo. El último Zar Nicolás II fue el Zar eslavófilo, pero, desafortunadamente, todo resultó trágicamente también.

 

Alexander PROKHANOV.

 

¿Debería Putin dejar de afeitarse?

 

Alexander DUGIN.

 

Así es como él quiere verse. Ya vemos que se trata de una persona rusa. Pero entre él y nosotros hay un búnker. ¿Quiénes son estas personas que están entre él y nosotros? Son ese gancho de hierro que mantiene al pueblo en el sótano. Formalmente, también son rusos, pero son lo inverso del hombre ruso. Veo alrededor de Putin tres tipos, tres partidos: funcionarios corruptos que convierten cualquier acción en su propio beneficio; espías que coordinan todo con Occidente; y los imbéciles son todo lo demás. Todavía existen otras formas intermedias. Y estas personas, por un lado, son parte de nuestra cultura, son personas ruso-soviéticas, son anti-personas. Bloquean la unión del presidente y su pueblo. Y este es el producto de esa alienación moderna. Este es un estrato interminable de fórmulas falsas, construido sobre el error original. Esto no quiere decir que los imbéciles, los espías y los funcionarios corruptos sean un fenómeno técnico, espontáneo, de que llegaron allí por accidente. Nuestra élite es un cierto resultado negativo de la historia. Y en Occidente, domina exactamente la misma élite, creo que solo menos corrupto.

 

Alexander PROKHANOV.

 

A pesar de esto, la hierba rusa brota a través del asfalto y aún no se ha cortado. Simplemente hay un crecimiento lento y sombrío de esta hierba. La situación actual en comparación con los noventa, por supuesto, ha cambiado mucho. El factor ruso se ha liberado de la locura post-soviética. Pequeños grupos, movimientos, organizaciones públicas desaparecieron. Entonces fue solo una limpieza. Y luego el núcleo, el contenido del movimiento ruso, se libera lenta y constantemente del liberalismo. Y estoy de acuerdo con usted en que una de las manifestaciones de esta unión es el presidente. La apariencia misma de Putin y su evolución en la historia rusa es, por supuesto, la evolución del factor ruso en el período post-soviético, veo cuatro o cinco períodos de su autoconciencia, reflexión. Y estoy seguro de que Putin no está construyendo un Estado, sino que lo está construyendo algo. No es que Putin este creando una nueva forma para el comportamiento del Estado ruso, pero está creando en él, en Putin, un canal para su implementación.

 

Alexander DUGIN.

 

Estoy de acuerdo contigo. Creo que Putin es el pueblo. Sus ventajas y desventajas son nuestras ventajas y desventajas. Y me parece que el pueblo se comunica con Putin de manera sombría, al nivel del inconsciente, al nivel de los sueños. Cuando la situación se vuelve difícil, Putin da respuestas rusas a cualquier desafío. Otro problema es que políticamente en los años noventa el movimiento patriótico perdió y Putin no salió de nosotros. No es nuestro candidato. Pero fue él quien se convirtió en el portavoz de la estrategia rusa o la respuesta rusa a pesar de todo.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Esta es una propiedad de la historia rusa que no se puede entender sin la categoría de milagro. No se puede entender a través de una secuencia racional de fenómenos, a través de factores económicos, a través del comportamiento de las élites. La historia rusa es explicable solo a través de un milagro.

 

Alexander DUGIN.
Si. Y ahora me parece que la élite que separa a Putin del pueblo es el lado racional que no nos pertenece. Es decir, el discurso, el nivel de la conversación, el nivel de la reflexión: todo esto se explota fundamentalmente. Ya sea uno u otro, o por un tercero. Y quebrar el sistema que separa a Putin del pueblo, en mi opinión, también es tarea de él mismo. Y él debe perforar, y nosotros debemos perforar el túnel a través de la masa de esta pesadilla.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Cómo no perderse.

 

Alexander DUGIN.

 

Tienes razón, también puedes fallar, porque hay una roca de granito muy dura: funcionarios corruptos, espías e imbéciles. Cada uno tiene su propia configuración, sus propios clanes. Y ya existen decenas de miles de candidatos. Jóvenes funcionarios corruptos ya están creciendo. Jóvenes imbéciles están en camino. Y, por supuesto, se están formando generaciones liberales. Esta es el bloque de granito de las élites políticas de Rusia. Tienen una cierta vitalidad, una especie de poder vampírico. Atraen gente nueva. Independientemente del cambio de líderes de las direcciones principales, nuevos y nuevos miembros se sienten atraídos por ellos. Cambian, pero el sistema no lo hace. El sistema solo cambiará fundamentalmente cuando Putin se une con el pueblo, y esto debe ser racional. Este es el pensamiento ruso. Ya no solo los sentimientos y no solo la gobernanza supranacional, sino que el pensamiento debería combinarlos. Cuando surge este pensamiento, se forma una institución alrededor de este delgado hilo. Quizás esta institución es la única importante. Es decir, es necesario crear una cierta cuarta columna entre los espías, los imbéciles y los funcionarios corruptos en la comunicación de nuestro presidente con su propio pueblo.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Entonces aparecerá el ungido.

 

Alexander DUGIN.

 

Yo no sé. Tal vez. En cuanto a la monarquía en Rusia será, según los staretz (ancianos), restaurada antes del fin del mundo. Otra cosa es qué tipo de monarquía será esta. Si, por ejemplo, surgiera una monarquía ahora, surgiría fácilmente como una parodia monstruosa, ya que todos los ladrones actuales, que representan a la élite política, se apropiarán del estatus de los príncipes más brillantes, de los boyardos y solo se agregarían mayor impunidad a sí mismos. La monarquía en la época posmoderna es algo extremadamente peligroso, porque se convierte fácilmente en una parodia. Y lo que el presidente no puede hacer, como sabemos, es ser el monarca que acabe con el país.

 

Alexander PROKHANOV.

 

La unción no puede ocurrir en el templo ni a través de la corona. La unción puede ocurrir a través de la victoria, una gran victoria espiritual. Me parece que Putin está sintiendo su misión. Tuve una reunión personal con él hace unas semanas, y le conté sobre él, ya que lo veo y lo entiendo a través de los misteriosos códigos rusos que se despiertan en él. Escuchó todo esto con interés, atención y comprensión. Por lo tanto, superar este trombo, este búnker, no solo es posible, es inevitable. Es necesario proclamar una categoría como el sueño ruso, y el trombo se disolverá. Porque este es el encuentro entre los dos túneles: el que va de él a nosotros y el túnel que estamos cavando.

 

Alexander DUGIN.

 

Estoy completamente de acuerdo contigo. Lo único: lo inevitable no es una categoría de la historia.

 

Alexander PROKHANOV.

 

¿Por qué? La Segunda Venida es inevitable.

 

Alexander DUGIN.

 

Sí, pero es diferente. Creo que lo más interesante es que en la historia nos arriesgamos abiertamente a lo que pueda suceder y lo que no pueda suceder. Si es así, entonces la vida se vuelve verdaderamente astringente. Por ejemplo, ¿tienes tiempo o no? ¿Hasta qué punto nuestro presidente entiende esta necesidad? ¿Cómo lo ve él? Después de todo, sus pensamientos en este sistema de la élite política se refractan de inmediato. Él dijo muchas veces: que debía darse una idea nacional. Pero proporcionó esta tarea a un funcionario corrupto, a un espía o a un imbécil. O a los tres. Como resultado, uno nos da una versión amputada de todo, otro quiere convertir todo en liberalismo y el tercero, bueno, simplemente no entendió lo que querían de él.

 

Alexander PROKHANOV.

 

El determinismo tiene el carácter de un huevo de pascua. La historia rusa es un púlsar en el que surgimos, florecemos y luego perecemos, nos convertimos en oscuridad, en nada. Y de esta oscuridad, de la nada, surge nuevamente el florecimiento. Esto recuerda la entrada de Cristo en Jerusalén, los azotes, la crucifixión, la muerte y la resurrección del sepulcro. En este sentido, la historia rusa está predeterminada. Rusia no desaparecerá. No sé esto, solo creo en ello. No llegué a esto entendiendo los textos y estudiando los anales. Creo que la historia rusa, como parte de la Rusia supramundana, atemporal, es indestructible, no está sujeta a la muerte. Y en el contexto de esta mi propia conciencia, la inevitabilidad de la llegada de Putin es obvia. Quizás esto ya haya sucedido, a pesar de la existencia de un coágulo de sangre. Tal vez a través de Crimea, tal vez a través de su último mandato. Putin irrumpió en la historia rusa como un milagro y transformó esta historia. Una vez más, nos arrebató de la boca de una bestia negra y terrible.

 

Alexander DUGIN.

 

Lo que hizo es una verdadera hazaña. Esta es la salvación del país. Por lo tanto, Putin bien puede tener el estatus de un salvador nacional en un momento crítico; todavía lo tiene todo para sí mismo. Y esta es la fragilidad de la situación. Por supuesto, él no es él mismo, él es el pueblo. Él es como la nación. La batalla por Crimea, la batalla por Donbass, la batalla por Siria. La batalla por Ucrania. La batalla por el triunfo. La batalla por mantener la soberanía. Todos los días parece que Putin se ve obligado a tomar un examen. Todos los días durante estos diecisiete años recibe una marca negra: una carta del gobierno mundial que dice: para ya, es suficiente, de lo contrario, una guerra mundial o algo más. Es realmente una hazaña mantenerse en tal situación.

 

Pero no puedo entender por qué no crear una cuarta línea, una cuarta columna de la que estamos hablando. Después de todo, la gente lo apoya a través de todo ese granito. No es casualidad que las calificaciones de Putin estén fuera de los gráficos, y las calificaciones gubernamentales son al revés. O cuando Putin acude al Congreso de Familias para protestar junto con sus familias contra la ley que aprueba. Incluso tengo una hipótesis, que ahora usan los politólogos en Occidente: el Putin solar y lunar. Hay una división: Putin como élite estatal y Putin como persona rusa. Y entre ellos todavía hay una lucha abierta. Y nosotros también tenemos argumentos, podemos perder algo, ganar algo.


Alexander PROKHANOV.

 

Nosotros no somos solo argumentos. Tenemos un lugar en esta lucha, hay tareas y misiones. Me parece que la tarea de los movimientos rusos no es crear otro partido, luchar por el poder, y no imponer ninguna nueva forma a la  que darle vida. Es abrirse paso hasta Putin. Golpear este coágulo de sangre.

 

Alexander DUGIN.

 

Esto es exactamente lo que quiero decir. Y existe un riesgo: estamos enfocados en la victoria, pero no hay victoria sin posibilidad de derrota. Es decir, sin el riesgo de perderlo todo, no hay nada. Si asumimos que todo ha sido decidido por nosotros, debilitaremos nuestro despertar interior.


Alexander PROKHANOV.

 

Estoy diciendo que la realidad es que perdimos, estamos derrotados. Es necesario transformar esta oscuridad, el sentimiento de gran fracaso en un sentimiento de victoria. No necesitamos tener miedo a la derrota, estamos en ella.

 

Alexander DUGIN.

 

Además, Putin se está manteniendo al límite. Es como si una casa de doce pisos se cargara sobre un hombre, y él la sostiene. Esta hazaña es real, pero no es para siempre. Esto es arriesgado. Debemos entender que todo esto puede colapsar. Por lo tanto, arremangándose la camisa, cada uno de nosotros debe actuar, todo depende de cada uno de nosotros. Usted dijo correctamente: escribes, y nadie le presta atención. Pero si dejaste de actuar, entonces perdiste. No prestes atención, está bien: trabajas, pierdes, te levantas de nuevo. Toleramos muy mal los fracasos, comenzamos a sentirnos tristes, nos deprimimos y bebemos. Debemos aprender a estar firmes hasta el final. Creer es bueno, sí, en Putin. Pero necesitas participar de él. Y sostenerte.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Pero estamos haciendo eso contigo.

 

Alexander DUGIN.

 

Y todos deberían hacer eso. Los rusos, cuando se brillan, pueden hacer milagros. Los rusos generalmente no conocen límites. Son en verdad un pueblo genial, pero están dormidos. Duermen y en sus sueños internos bendicen a Putin.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Un pueblo dormido. Pero Dios no quiera si viene el insomnio a visitarnos. Entonces no nos ayudarán las pastillas para dormir.

 

Alexander DUGIN.

 

Solo creo que no debemos tener miedo de su despertar. Hablé con muchos alrededor de Putin, realmente le tienen miedo al pueblo. Temen que cuando se despierte, será completamente diferente de lo que parece. Siendo el pueblo rusa, entendemos qué tipo de universo está contenido en nosotros. Pero debemos decidir. Porque, aquí se puede recordar a Nietzsche, solo una persona que tiene caos en su alma puede dar a luz a una estrella danzante. Daremos luz al Logos solo si nos liberamos.

 

Alexander PROKHANOV.

 

Hemos llevado a cabo una excursión bastante poderosa de nuestro yo, y de nuestro yo común, y nuestro yo separado el uno del otro, solo hubo algún tipo de ritual. Entonces a trabajar y no dudar.

 

Alexander DUGIN.

 

Si.

 

Alexander PROKHANOV.

 

«¡Golpeen, o mis enojadas piedras yámbicas!» Gracias por la conversación.

LA URSS COMO KATECHON ROJO A LA LUZ DE LA CUARTA TEORÍA POLÍTICA (4PT)

Por Nikolay Arutyunov

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

 

La versión completa del informe se encuentre en la conferencia internacional «Religión y política», que se celebró en la ciudad de Grozny, Chechenia, del 4 al 8 de octubre de 2018. Las presentaciones fueron hechas por delegados de Suecia, Italia, Francia, Polonia, Rusia y vía Skype – Libia, Bélgica, Serbia, Rusia.

 

En el informe, consideraré el comunismo como una idea mesiánica y escatológica, y también intenté demostrar el rechazo de las teorías políticas clásicas y la creación de una plataforma única para los representantes de las opiniones de izquierda y derecha es la única forma de construir un mundo multipolar.

 

El comunismo como idea mesiánica. El mesianismo en el campo de las ideas rusa apareció junto con el cristianismo, y fue reconocido como la necesidad de educar a los pueblos no cristianos sobre la palabra de Dios. El mesianismo cristiano adquirió un contexto nacional bajo la pluma del monje Filofei, quien expresó la idea de Moscú, la Tercera Roma, después de la caída de la segunda Roma, Constantinopla.
En este concepto, Moscú actúa como un Katehon. “Porque el misterio de iniquidad está ya en acción, sólo falta que el que le retiene sea apartado.” (Segunda Epístola de San Pablo a los Tesalonicenses 2: 7). El Katehon es la «restricción» que impide que el Anticristo reine en nuestro mundo, después de su venida habrá una gran batalla y el Juicio Final.

 

Pero, ¿cómo se puede conectar el Katehon, que impide que venga el Anticristo, y el poder soviético impío, que muchos creyentes llamaron el Anticristo? ¿Es posible llamar a la URSS el Katehon Rojo?

 

Primero. La ideología comunista expresada (y adaptada) a las aspiraciones de la gente. El comunismo yacía en el suelo de la tierra negra, porque el 84% de los campesinos vivía una forma de vida comunitaria, lo que incluso fue comentado por Marx: “En este movimiento occidental se trata, pues, de la transformación de una forma de propiedad privada en otra forma de propiedad privada. Entre los campesinos rusos, por el contrario, habría que transformar su propiedad común en propiedad privada” (carta a Vera Zasulich). El Artel (1), como la principal unidad económica de la economía tradicional rusa, se opone al capitalismo, ya que su propósito no es el beneficio del propietario, sino el bienestar de los miembros de la comunidad. John Reid describió cómo en Alemania, en los cafés, los líderes sindicales vestidos de burgueses estaban discutiendo con sus abogados el cómo exprimir más al dueño de una empresa; en Rusia, en las reuniones de trabajo, se hacen demandas radicales de la redistribución comunitaria de la tierra y los medios de producción. Es por eso que la idea de la igualdad de derechos a la educación, la medicina, etc., y lo más importante, la idea de transferir activos fijos y medios de producción a las manos de los trabajadores, llevó a la gente común hacia los bolcheviques, porque los bolcheviques prometieron cumplir las antiguas aspiraciones de las personas sobre una forma de vida comunitaria a escala nacional.

 

Segundo. La gente percibía el comunismo como una idea religiosa. Del comunismo esperaban una transformación completa de la realidad. El mismo John Reed describe cómo, en Petrogrado en 1918, después de un discurso en un mitin de izquierda, la multitud se congela, vacila, en estado de trance, como si estuviera lista para entrar en el comunismo en este momento. Los trabajadores de la huelga en Petrogrado en 1918, según informes oficiales, esperaban el comunismo y, por lo tanto, no fueron a trabajar. Los líderes bolcheviques usaron la fórmula «con nosotros están los que creen en el comunismo». En esencia, el comunismo mismo se ha convertido en una religión, a pesar de su agresiva agenda antirreligiosa. Es decir, la forma externa del comunismo es el racionalismo y la impiedad, y la esencia es la expectativa religiosa de un nuevo mundo transformado.

 

Tercero. El comunismo en la Rusia revolucionaria no era solo una idea religiosa, sino que absorbía uno de los más controvertidos conceptos cristianos: el quiliasmo. Por quiliasmo se entiende un breve período del Reino de Dios en la tierra, cuando Cristo gobernará durante 1000 años antes del Juicio Final. La gente común no comprendía conceptos tan complejos, pero huyeron a Belovodye (2) por miles, y «no puede haber allí un Anticristo y nunca lo habrá». La superposición del comunismo sobre las expectativas quiliásticas da el siguiente esquema: Marx – Dios Padre, el proletariado (ungido, libertador) – Cristo, los líderes del partido comunista – los apóstoles. El proletariado de Cristo entra en la lucha contra el Anticristo, por el cual se entiende en esta visión al capitalismo y lo derrota, lo que asegura la época de la prosperidad, es decir, el Reino de Dios en la tierra. Gorki en la isla de Capri estaba desarrollando esta idea, pero no fue recibida en el movimiento oficial. M. Eliade señaló que «la sociedad sin clases de Marx y la desaparición gradual de los antagonismos históricos repiten con precisión el mito de la Edad de Oro, que es uno de los mitos más extendidos en el mundo y, según muchas creencias tradicionales, marca el comienzo y el fin de la Historia».

 

Así, el comunismo fue percibido por el pueblo en los primeros años revolucionarios en Rusia, consciente e inconscientemente, como el Katehon Rojo, como un elemento disuasorio para la esclavitud del poder del capital. Pero el paso del comunismo de guerra a la NEP decepcionaron a muchos ideólogos comunistas, ya que el comunismo de guerra es el momento del juicio, y la NEP es un regreso a la era prerrevolucionaria, cuando el especulador y / o propietario del gran capital estaba al mando nuevamente.

 

Solo al establecer un objetivo supra-económico, la defensa del país, fue capaz de revelar el potencial creativo y laboral del pueblo, lo que proporcionó un avance sin precedentes en el desarrollo científico e industrial, que se convirtió en la clave de la victoria en la Segunda Guerra Mundial. Dicen que todo fue “construido bajo presión”, pero aquellos que tienen algún control entienden que un esclavo no trabajará con entusiasmo, no hará descubrimientos científicos. El pueblo vio que se estaban construyendo jardines para la infancia, escuelas, universidades, fábricas, y ellos, el pueblo, disfrutaban de estos beneficios. Solo después del inicio de la industrialización, la gente volvió a creer en el «brillante futuro del comunismo».

 

Cabe señalar que, a escala mundial, la URSS cumplió la tarea de Katehon dos veces: 1. La victoria sobre la Europa capitalista unida y dirigida por Hitler, que durante muchos siglos había querido apoderarse de nuestros recursos. 2. La URSS contribuyó a mejorar el nivel de vida de los trabajadores en los países capitalistas, porque después de la guerra, los sindicatos y los partidos comunistas en varios países comenzaron una lucha contra la burguesía, y este última se vio obligado a mejorar las condiciones sociales de los trabajadores. Esto significa que la URSS en la práctica detuvo las aspiraciones del capital para maximizar las ganancias. Después de nuestra derrota en la Guerra Fría, vemos cómo los programas sociales están siendo eliminados gradualmente en todo el mundo, ya que no hay un segundo centro de poder.

 

Por cierto, Cristo mismo cometió un único acto de violencia descrito en la Biblia: lanzó lejos las mesas de los mercaderes del Templo, y fue después de eso que decidieron condenarlo. La URSS hizo lo mismo a escala mundial: atacó el orden mundial de los saduceos, solo que esta vez actuaron con más astucia, e hicieron que se crucificara a sí mismo. Cristo nos enseña que al oponerse a los mercaderes puedes perder tu vida, pero siguiendo este camino, Su camino.

 

Pasamos a la segunda tesis: la URSS a la luz de la 4TP. Habiendo examinado cuidadosamente el período estalinista, podemos llamar la atención sobre el hecho de que los dogmas marxistas no tuvieron plena implementación en el modelo socioeconómico del país. 1. Había pequeñas empresas (se permitía a la empresa privada tener hasta 50 personas, hacer un margen en sus productos un 12% más alto que el precio estatal; en 1936, el 6% de la producción industrial se debía a cooperativas privadas). 2. La idea de construir el socialismo en un solo país estaba en desacuerdo con el marxismo clásico. 3. El internacionalismo sin patria fue reemplazado por una corriente donde cada etnia y pueblo recibía el derecho de preservar sus propias tradiciones, y el pueblo ruso fue llamado «el hermano mayor de la familia de los pueblos soviéticos» (y esto es históricamente su gloria y su cruz). Stalin no era un marxista dogmático, era un practicante y entendió que era necesario construir un país teniendo en cuenta sus características nacionales e históricas. Esta es su diferencia con Jruschov, que comenzó a implementar prácticas marxistas irreflexivas (prohibir las parcelaciones domésticas, abolir el emprendimiento privado, renovar la lucha contra las religiones).

 

Es importante para nosotros notar que la idea roja no tiene que ser incorporada en la forma marxista clásica. Ejemplos exitosos de la fusión del socialismo y las características nacionales, incluidas las religiosas, en la construcción del sistema estatal pueden ser el socialismo árabe del partido Ba’ath, el socialismo islámico Jamahiriya, el socialismo cristiano latinoamericano (la Bolivia de Evo Morales).

 

Hoy debemos abandonar los 3 sistemas políticos existentes: liberalismo, comunismo (marxismo), nacionalismo (fascismo), mientras tomamos lo mejor de ellos para las necesidades de nuestro propio desarrollo. La 4TP, desarrollada por el filósofo A. G. Dugin, ofrece la metodología para crear un Estado soberano, en la que se puedan tener en cuenta las características nacionales e históricas del país. La 4TP propone descomponer cada sistema en elementos / ideologías, luego resulta que cada uno tiene algo valioso. Por ejemplo, en el liberalismo: el concepto de libertad para, para la creatividad, para la familia, para el trabajo (y no la libertad de, del género, de las tradiciones étnicas y populares); en el comunismo: el concepto de justicia social y un sentido de proporción en la creación y distribución de bienes (no hay crisol para las naciones, cada nación tiene derecho a preservar su identidad); en el nacionalismo: el concepto de dependencia de los valores tradicionales (no existe exclusividad nacional en forma de racismo).

 

Esta metodología es una invitación a la creatividad, porque cada nación tiene sus propias características, pero supondré que, en general, cualquier nación saludable elegirá una opción de desarrollo con una economía de justicia social y una política basada en seguir sus propias tradiciones.

 

Observó que en Rusia y en Europa hay pocas fuerzas o partidos con una plataforma similar. En Rusia, A. A. Prokhanov une a la izquierda y la derecha margina con el periódico Zavtra, así como a la publicación de Svobodnaya Pressa de S. A. Shargunov. También se puede notar el gran trabajo en esta dirección del Club Izborsk. En Europa, con Alain de Benoit, también vemos intentos de crear un gobierno de coalición de izquierda y derecha en Italia. Supongo que el surgimiento de tales plataformas no es extremadamente positivo para el capital mundial, es beneficioso que nos divida siempre en dos frentes, de izquierda y de derecha, y al mismo tiempo continúe controlando los procesos políticos y económicos.

 

Por lo tanto, nuestra tarea es combinar fuerzas políticas adecuadas en una sola plataforma, la metodología 4PT nos ayudará en esto. Este proceso se convertirá en la base para construir un mundo multipolar en el que cada nación podrá elegir su propio camino, dejando en el pasado la división entre derecha e izquierda. Debe recordarse que los rusos están compuestos de grupos étnicos unidos por un objetivo común, y si este objetivo es la idea de construir un Estado justo, obtendremos una gran cantidad de energía creativa de la que los pueblos de Europa y el mundo entero podrán alimentarse. Entonces Rusia volverá a aparecer al mundo en la imagen de Katehon. Y Espero que sea por última vez antes del Juicio Final.

 

Notas del Traductor:

 

  1. Un artel(Артель) es, en Rusiay en los antiguos Imperio ruso y Unión Soviética, una asociación voluntaria de personas para la colaboración u otra actividad colectiva, a menudo con participación en los ingresos generales y responsabilidad general con base en la caución solidaria. Este tipo de cooperativas predominaron desde la reforma emancipadora de los siervos de 1861 a la década de 1950.
  2. El Reino de Opona es un reino mítico en el folklore ruso, imaginado por los campesinos rusos ubicado en los límites de la tierra. Se creía que los campesinos vivían vidas felices sin ser molestados por el Estado o la nobleza, bajo el «Zar blanco» que gobernaba «verdadera y justamente». También se conocía bajo los nombres de la Tierra Dorada, la Tierra de Chud y Belovodye. El mito de este reino utópico de la antigua Rusia es similar a otros mitos de «paraísos terrenales», fuera del mundo, pero siendo accesibles para el explorador valiente, como Shambhala, El Dorado, etc. Incluso se sabe que grupos de campesinos habían realizado expediciones en el extremo norte de Rusia para encontrar la mítica utopía. Apodados los ‘viajeros’, pasaron sus vidas tratando de descubrir el paraíso escondido, al que se decía que podían llegar aquellos que buscaban ‘con suficiente diligencia’.

Giorgio Agamben: CUARTA TEORÍA POLÍTICA UNA MIRADA DESDE LA IZQUIERDA

Por Alexander Dugin

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

 

El futuro, para ser, debería ser del cualquiera (quodlibet).

 

Giorgio Agamben: el campo de concentración democrático y la metafísica escatológica del cualquiera

 

Desde la época de los años 70, el pensamiento izquierdista de Italia, así como de Francia y otros Estados europeos, se ha desviado cada vez más del marxismo ortodoxo, acercándose al liberalismo (como el comunismo europeo de Berlingueur y Carillo), o a las teorías comunistas de derecha, al tradicionalismo e incluso a la Revolución Conservadora. Si el tradicionalismo de H. Corbin tuvo una influencia fundamental en Cacciari, entonces otro brillante filósofo de la izquierda italiano, Giorgio Agamben, construye sus teorías, a partir de las ideas de Martin Heidegger y Carl Schmitt. Por otro lado, habiendo estudiando en el Instituto Warburg bajo la supervisión de Francis Yates, la autora de la teoría de la Ilustración Rosacruz, que puede atribuirse a una versión suave del tradicionalismo (sin embargo, como todos los otros científicos agrupados en torno al Instituto Abi Warburg, se encuentra interesada por el hermetismo y el misticismo europeos). Agamben dedica su tesis a Simone Weil (1909-1943), una filósofa que criticó fuertemente a la Modernidad hasta sus propios cimientos. Además, Agamben fue influenciado por las teorías del círculo de Georges Bataille (especialmente el tema de la «sacralidad oscura») y el estudio de la biopolítica y las «sociedades disciplinarias» de Michel Foucault.

 

A partir de esta síntesis de ideas de izquierda y derecha, Agamben construye su propia filosofía. Se basa en una crítica radical al liberalismo.

 

Según Agamben, las democracias modernas de Europa son formas encubiertas de dictadura, estructuralmente no diferentes de las formas soberanas del poder descritas en el Leviatán de Hobbes o en la teoría política de Carl Schmitt. El parlamentarismo y la Constitución, según Agamben, solo ocultan la naturaleza dictatorial del poder en la época moderna, que se revela cada vez que las democracias enfrentan un desafío más o menos serio. El estilo de la democracia desaparece instantáneamente, y en su lugar se revela la verdadera naturaleza de la estructura política moderna, el campo de concentración. La atomización del poder vertical en las repúblicas burguesas modernas es una ilusión. De hecho, la sociedad burguesa es rígidamente totalitaria y se rige por el principio del eje del poder. Según Agamben, esta es la naturaleza de lo político: lo político, ya sea vertical o no. Los intentos de encontrar un compromiso a través de la distribución de las decisiones en todo el espacio de la sociedad civil están condenados: tan pronto como esta acción se vuelve de naturaleza política, entra en juego el principio de exclusión radical y subordinación jerárquica; esto se manifiesta inmediatamente en la selectividad al garantizar los derechos, en su contenido cuantitativo y cualitativo. El sujeto político, contrario a la tesis principal del liberalismo, no puede ser el individuo político, argumenta Giorgio Agamben. Lo político en el extremo opuesto, en su periferia extrema (entre la sociedad y la naturaleza) no constituye el ciudadano, sino la «vida desnuda» (nuda vita) [1]. Este es el concepto central de la filosofía de Agamben, construido sobre la base del estudio de crónicas sobre prisioneros de campos de concentración en la Alemania nazi y durante la Segunda Guerra Mundial [2]. La población del campo de concentración no son las personas, sino una masa de «vida desnuda». Y es aquí donde se abre la escala y la naturaleza de la biopolítica de Foucault: el poder siempre trata con biomasa de baja calidad, en la que soberanamente introduce una vertical radicalmente heterogénea. Lo que es manifiesto en el nazismo está velado en la democracia. Pero la esencia sigue siendo estrictamente idéntica. Cualquier régimen de modernidad política es profundamente totalitario, ya sea fascismo, comunismo o liberalismo, argumenta Agamben. La «sociedad civil» es solo un eufemismo para la «vida desnuda»; un ciudadano, como lo entienden los liberales, simplemente no existe. Por lo tanto, surge una tríada insustituible de Agamben, que está estrictamente presente en todo tipo de regímenes políticos de la Modernidad: Política / Leviatán / Soberanía (estado de excepción) – sociedad / campo de concentración – vida desnuda (objeto de la biopolítica).

 

Las críticas al liberalismo por parte de Agamben, así como en el caso de Constanzo Preve y en parte de Massimo Cacciari, se acercan al terreno de la Cuarta Teoría Política, que también se basa en el rechazo radical del modernismo político. Y dado que el liberalismo, la Primera Teoría Política, es la única forma relevante y dominante de modernismo político en la actualidad, la identificación de su naturaleza totalitaria y sus prácticas violentas se convierte en la tarea práctica principal de un nuevo tipo de revolución política.

 

El mismo Agamben en 1990, en vísperas del colapso de la URSS, publicó el texto programático «La comunidad que viene» [3], que describía la realidad del totalitarismo liberal y proponía una alternativa revolucionaria. Agamben interpreta este totalitarismo sobre la base de las ideas de Guy Debord sobre la «sociedad del espectáculo». Una sociedad construida sobre el principio de la comunicación de masas ha cambiado gradualmente las proporciones: ya no hay más mensajes en la comunicación, ya que se pierde la base de referencia; esto ya no es una combinación de discursos, sino un reciclaje completamente estéril y totalitario de la lengua como tal. En el caso del totalitarismo liberal, la violencia no es llevada a cabo por el líder y el grupo gobernante, sino por el Político mismo, como una expresión concentrada de LA alienación, manifestada en la exteriorización completa del lenguaje. Agamben escribe:

 

La comunicación se ve obstaculizada por la posibilidad misma de la comunicación; las personas están divididas por lo que las une. Los periodistas y gobernantes de los medios son una especie de nuevo clero que produce este alejamiento del hombre de su naturaleza lingüística [4].

 

Y, además:

 

El poder, basado en la suposición de cualquier fundamento último, se ha sacudido hoy en todo el planeta, y los reinos terrenales se están moviendo rápidamente uno tras otro hacia un espectacular régimen democrático en el que el propio Estado, como forma, llega a su fin. Significativamente más que la necesidad ambiental y el desarrollo tecnológico, los pueblos del mundo están siendo empujados hacia un destino común y unificado precisamente por la alienación del ser lingüístico, la expulsión de cada nación de su refugio vital: el idioma. [5]
Al observar el triunfo del liberalismo sobre sus oponentes tradicionales (el fascismo y el comunismo), Agamben define a un nuevo enemigo: la «pequeña burguesía mundial» como la única clase de la sociedad postclasista. Da su análisis en las siguientes palabras:

 

Si hoy intentamos nuevamente mirar el destino de la humanidad desde el punto de vista de clase, deberíamos decirse que no hay más clases sociales, que todas ellas han desaparecido en la pequeña burguesía mundial, porque el mundo en su conjunto es heredado por la pequeña burguesía, y es y existe esta forma en que la humanidad pordrá sobrevivir al nihilismo.

 

El fascismo y el nazismo lo entendieron perfectamente y, por lo tanto, su comprensión distintiva de la inevitable decadencia de los antiguos sujetos sociales se convirtió en un diagnóstico irrefutable de la Modernidad misma. (Sin embargo, si los consideramos en un aspecto puramente político, ni el fascismo ni el nazismo han sido superados aún. Y todavía vivimos bajo su signo). Anteriormente, expresaron los intereses de la pequeña burguesía nacional, que aún conservan una identidad pseudo-popular: ese es el terreno del que nació el sueño de la grandeza burguesa. La pequeña burguesía mundial, por el contrario, se liberó de estos sueños y ganó la capacidad del proletariado para abolir toda identidad social. De lo que se trata la conversación, con el mismo gesto que el pequeñoburgués parece querer exaltar, lo devalúa: solo conoce a los alienados y los no auténticos, y rechaza la idea misma de la palabra verdadera. Las diferencias en idiomas, dialectos, estilos de vida, personajes, moralejas y, sobre todo, las características naturales que distinguen a cada persona, las diferencias que constituyeron la verdad y la falsedad de los pueblos de la tierra a lo largo de las generaciones sucesivas, todo esto ha perdido significado para las personas, en todo esto ya no hay ninguna novedad o secreto. La pequeña burguesía despojó de cualquier contenido las distinciones que marcaban la tragicomedia de la historia mundial, y todas ellas aparecieron de inmediato ante nosotros en una especie de vacío fantasmal. La falta de sentido del ser individual, que adoptó este subsuelo nihilista, finalmente se hizo tan familiar que perdió su agudeza y su patetismo, porque fuera de ese subsuelo lo absurdo se convirtió en el objeto de la demostración o exhibicionismo cotidiano: la vida de la humanidad moderna a este respecto es similar a una película publicitaria, que del producto anunciado en sí no deja rastro. La contradicción del pequeño burgués es que todavía está buscando en esta película los bienes de los que fue privado, tratando tercamente, a pesar de todo, de apropiarse de una identidad que de hecho es completamente ajena e innecesaria para él. Vergüenza y arrogancia, conformismo y marginalidad: estos son los polos ubicuos de cualquiera de sus manifestaciones emocionales [6].

 

Agamben ve en el dominio de la pequeña burguesía, que los ideólogos del liberalismo, en particular F. Fukuyama, proclamaron con optimismo «el fin de la historia», no tanto llegando al punto más alto del progreso, como el inevitable momento del suicidio. Él escribe:

 

La pequeña burguesía del mundo es probablemente la forma en que la humanidad se está moviendo hacia la autodestrucción. [7]

 

El análisis de Agamben básicamente coincide con la Cuarta Teoría Política en su diseño de la izquierda, y aquí generalmente es solidario con Constanta Preve y Massimo Cacciari.

 

Agamben se acerca aún más a la Cuarta Teoría Política cuando aborda la descripción de la alternativa y la definición de su tema. Cabe señalar que Agamben sigue en gran medida a Heidegger, a cuyos seminarios asistió en los años 60. Se acerca al tema del Dasein, como un nuevo polo de política escatológica [8]. Agamben introduce el concepto del «cualquiera», del latín quodlibet. Le da el estatuto de un «nuevo sujeto», que difiere del «cada uno» (serial, estandarizado), y del «todo» (suma mecánica), y del «tipo» (concepto, clase). En el término quodlibet, Agamben enfatiza la presencia de la palabra libet, que se remonta a la misma raíz que el ruso «amor» (любовь) o el Liebe alemán. Agamben ve en esto una incertidumbre volitiva del amor que está adicional e imperceptiblemente (como un halo) presente en una cosa o criatura, completamente descrita y fijada en todo excepto esta dimensión como materialidad y como un lugar en una estructura racional. El totalitarismo liberal, que subyugó la vida desnuda en la forma de la pequeña burguesía mundial y usurpó la totalidad del lenguaje cada vez más alienado (la sociedad de la información como la sociedad del espectáculo total, según Debord), no tiene poder sobre este elemento sutil que no es un individuo (tan totalitario como y cualquier concepto político), sino que es algo móvil, sutil e indefinido. Precisamente, según Agamben, ese ser singular y finito debe oponerse al Estado liberal mundial y, en consecuencia, al Gobierno mundial. Esta singularidad no individual (singularidad) es una alternativa escatológica que, sin embargo, está diseñada no solamente para contrarrestar el suicidio de la humanidad en el extremo liberal de la historia, sino que la complementa sutilmente con otra dimensión, la más importante y más difícil de comprender. Agamben habla de esto en términos poéticos con referencias a los conceptos de la Cabalá judía:

 

Solo aquellos que logran completar este experimento, cuando la insignificancia revelada ya no oculta el idioma que lo reveló, aquellos que pueden llevar el idioma al idioma, se convertirán en los primeros ciudadanos de una comunidad que no requiere suposiciones, existe sin condiciones, sin un estado en el cual el insignificante y fatídico poder de lo que es compartido será pacificado; y, dejando al fin su prisión, la Shejiná (1) dejará de exudar su leche malvada [9].

 

El futuro, para ser, debe ser el cualquiera (quodlibet), es decir, colocarse más allá de los límites de una dicotomía rígida, accidental y necesaria. El cualquiera (quodlibet) no es accidental y no es necesario, pero al mismo tiempo es aleatorio y necesario por igual. Agamben escribe:

 

Es una novedad en la política futura ya que no será una lucha por la conquista del Estado o por el control sobre él, sino una lucha entre el Estado y el no-Estado (humanidad), la pérdida irreversible de uno solo como cualquiera de las organizaciones estatales [10].
La humanidad no es tanto un concepto colectivo, como la humanidad en su conjunción con la posibilidad actual de ser el cualquiera (quodlibet). Esta humanidad no es el todo, y no es la suma de la suma de cada persona, sino una especie de «hermandad revolucionaria semántica» que encarna la humanidad inherente de la humanidad, que se acerca al límite de su propia deshumanización.

 

Notas:

 

[1] Агамбен Дж. Homo sacer. Суверенная власть и голая жизнь. М.: «Европа», 2011. Traducción al español: Homo sacer. El poder soberano y la nuda vidaPre-Textos. Valencia 1998. Traducción: Antonio Gimeno Cuspinera.

[2] Агамбен Дж. Homo sacer. Что остается после Освенцима: архив и свидетель. М.: «Европа», 2012. Lo que queda de Auschwitz. El archivo y el testigo. Homo Sacer IIIPre-Textos. Valencia 2000. Traducción: Antonio Gimeno Cuspinera.

[3] Агамбен Дж. Грядущее сообщество. М.: Три квадрата, 2008. La comunidad que vienePre-Textos. Valencia 2006. Traducción: José Luis Villacañas, Claudio La Rocca y Ester Quirós.

[4] Агамбен Дж. Грядущее сообщество. Указ. соч. С. 74.

[5] Агамбен Дж. Грядущее сообщество. Указ. соч. С. 74.

[6] Агамбен Дж. Грядущее сообщество. Указ. соч. С. 59-60.

[7] Агамбен Дж. Грядущее сообщество. Указ. соч. С. 61.

[8] Дугин А.Г. Четвертый Путь. Введение в Четвертую Политическую Теорию. Указ. соч.

[9] Агамбен Дж. Грядущее сообщество. Указ. соч. С. 75-76.

[10] Агамбен Дж. Грядущее сообщество. Указ. соч. С. 78

 

Notas del traductor:

 

  1. Shejináes una palabra hebreaque significa ‘la radiancia’ o ‘la presencia’ de Dios (Yahveh).

JOSÉ MARTÍ COMO PRECURSOR DE LA CUARTA TEORÍA POLÍTICA

José Martí retrato más conocido Jamaica 1892.jpg

Leonid Savin

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

 

El legado de José Julián Martí Pérez revela la imperfección de las ideologías que llegaron a dominar en el siglo XX y confirma la necesidad de crear una nueva teoría política.

 

El poeta, filósofo, político y revolucionario cubano José Julián Martí Pérez en Cuba es un héroe nacional que dio su vida por la liberación de la patria. En los círculos literarios es considerado uno de los fundadores del modernismo. En Rusia, es conocido principalmente en los círculos de latinoamericanistas, y tal vez de aquellos que están ampliamente y profundamente interesados ​​en la historia de la Revolución Cubana, sin limitarse al conocimiento del Che Guevara y los hermanos Castro Rus. En la época soviética, solo se publicaron dos libros (Martí, Escenas sobre Norteamérica. M: GIHL, 1963; Marty, Favortios. M: Fiction, 1974), que representan solo una pequeña parte de la obra del autor cubano, que estaba censurada. La elección, por supuesto, fue dictada por la crítica de Martí al capitalismo norteamericano, que él conoció desde adentro, viviendo por algún tiempo en los Estados Unidos («Viví en las entrañas del monstruo y lo conozco por dentro. En mis manos está la honda de David»).

 

También estamos interesados ​​en José Martí, no solo como el Apóstol de la Independencia, como se le llama en Cuba, sino también como un filósofo político, al que se le puede atribuir con seguridad ser del círculo de pensadores que precedió a la Cuarta Teoría Política.

 

Por supuesto, en su momento no había marxismo ni fascismo, y las realidades del Caribe estaban relacionadas principalmente con el colonialismo y las ambiciones imperialistas. Pero en las obras de José Martí vemos no solo la superación del pensamiento económico estrecho, característico de la reacción socialista y nacionalista (fascista) ante los inicios del capitalismo. Se las arregló para ver las verdaderas aspiraciones de la gente, más allá de las ideas políticas y las formas organizativas de su época. Él plasmó sus pensamientos sobre este tema en una carta a su camarada en armas, el general Máximo Gómez del 10.20.1884, escrita en Nueva York: «Por las ordenes, las tropas se pueden controlar en general, pero el pueblo no se crea por medio de las ordenes. Estamos preparando una revolución más compleja que requiere una preparación más hábil que cualquier otra revolución».

 

José Martí se opuso al imperialismo, pero no al imperio, lo cual a menudo es enfatizado por los martinistas. Criticó el capitalismo liberal burgués, al tiempo que entendía la naturaleza parasitaria del sistema bancario de entonces (y del futuro). «Si no es posible robar tierras extranjeras, actúan como una camarilla cohesiva, interfieren en la política nacional y cambian las leyes del país para sus propios fines. Inflan el prestigio de alguna empresa, venden sus acciones, fomentan la confianza pública con fraude deshonesto y luego arruinan esta empresa… A su servicio hay periódicos, telégrafos, damas seculares, caballeros elocuentes y respetados, diputados, polemistas ardientes que derraman sus elogios al Congreso, defendiendo sus intereses. Todo está en sus manos, pueden comprarlo todo», escribió en su obra periodística el «Ministro de la Marina Whitney».

 

Su vida en los Estados Unidos dejó una marca indeleble en el trabajo de Martí. «Esta nación es como un árbol: los gusanos a menudo anidan en las raíces de los árboles poderosos», así describió a la nación norteamericana en el ensayo “Premio de Boxeo”. Y aquí existe una caracterización muy detallada en la que trata de capturar tanto el pasado como el futuro: «El tiempo mostrará cuán profundas fueron las raíces de este árbol en flor y lo que une más fuertemente a la gente: el dolor común y el sacrificio conjunto de los hechos o el mismo deseo de obtener ganancias. Solo el tiempo dirá si las fuerzas del mal monstruoso y la destrucción están madurando en las profundidades de este país gigantesco y sorprendente, y si el alma de un pueblo, en cuya vida no había un ennoblecimiento femenino, esta fuente del sentido de la belleza y un rasgo que complemente el carácter nacional, no se ha corrompido» (En Coney Island se vacia Nueva York).

 

Martí fue un revolucionario brillante y activo, alabando las tradiciones y la cultura popular. Entendió la complejidad de la construcción independiente del Estado en el contexto de las relaciones internacionales. Echó un vistazo a las profundidades de aquellos países y pueblos que tuvo la oportunidad de visitar, expresándolo en su poesía o periodismo.

 

Anticipó el surgimiento de América Latina como un polo especial de la política mundial, especialmente señalando el papel de Cuba en la geopolítica regional.

 

La comprensión de la importancia de la libertad de la Isla de Cuba, que se convirtió en una realidad debido a las acciones de Fidel Castro y sus camaradas de armas, está claramente indicada en una carta a Manuel Mercado: «Debemos lograr la independencia cubana, de lo contrario, Estados Unidos se apoderará de las Antillas y desde aquí atacará a las tierras de Nuestra América… Hay pueblos (y estos incluyen al nuestro) que están vitalmente interesados ​​en asegurar que los imperialistas extranjeros no estén de acuerdo con los españoles y allanen el camino a través de Cuba para la anexión de los países de Nuestra América al Norte cruel, agresivo y despreciativo… »

 

«Nuestra América», un pequeño ensayo político de José Martí, es muy amplio en contenido y conserva su relevancia. Al mismo tiempo, el término en sí entró en uso para todos los patriotas latinoamericanos que abogan por la creación de un Gran Espacio, es decir, continuar desarrollando las ideas de Simón Bolívar en un nuevo contexto. En este ensayo, Martí habla sobre las ideas, sobre la identidad de los pueblos, sobre la necesidad de una lucha conjunta, incluso si estos países están separados por grandes distancias, sobre la necesidad de evitar copiar formas de gobierno («el espíritu de gobierno debería ser el espíritu de su pueblo»). En este trabajo, Martí también critica la teoría racial-biológica, que ya estaba de moda en Europa. Si el apóstol Pablo dijo que «no hay griegos ni judíos», entonces Martí declaró que «las personas de diferente físico y color de piel están dotadas de la misma alma». Entonces, el camino hacia el 4PT está abierto a todos los pueblos de pensamiento libre que no han sufrido la decadencia del liberalismo o el racismo-nacionalista burgués y superficial.

 

Curiosamente, las ideas de José Martí están consagradas en la Constitución cubana como la base ideológica que guía al Estado. Por lo tanto, es correcto decir que Cuba sigue no solo al marxismo-leninismo, sino también al josemartismo. Si Marx propuso un análisis económico de la relación entre las clases, y Lenin describió otras prioridades en la lucha contra la burguesía y el capitalismo, Martí representa a un filósofo original que condensa las letras caribeñas con la práctica de la lucha de liberación, las ideas legales (José Martí era un abogado de formación) y un espíritu de libertad. ¡Imaginemos, por ejemplo, que las ideas de F.M. Dostoievski se vieran reflejadas en la Constitución de Rusia!

 

En nuestros trabajos filosóficos, políticos e ideológicos sobre 4TP, a menudo planteamos la cuestión de la libertad positiva, que, en nuestra opinión, debe incluir el significado de un sistema político ideal. Martí escribió en su ensayo “Los tres héroes”: «La libertad es el derecho a ser honesto: no a ser hipócrita en palabras o pensamientos». En otro lugar, señaló: “Antes de que naciera un hombre, y cerca de su cuna, ya están listos en los amplios y gruesos brazaletes que lo encadenan a la filosofía, las religiones, los pasatiempos de los padres, los sistemas políticos. Una persona así se retuerce, atada, y permanece amordazada y ensillada como un caballo de por vida. Por lo tanto, la tierra ahora está llena de personas cuyos rostros están ocultos bajo disfraces».

 

Entonces, Martí sugirió buscar un camino hacia la liberación, no solo del dominio de España, sino también del dominio de las ideas escolásticas de la filosofía racional de Europa Occidental (en gran parte culpable del actual estado de crisis del mundo), cuya incompatibilidad con el espíritu de América Latina fue previsto providencialmente por el poeta cubano.

 

«Si hay un tribunal superior, solo con ustedes estaré ante este tribunal: o seremos condenados ambos, o seremos salvados juntos». Estas líneas se atribuyen a Martí como dedicados a su musa. ¿Pero quién era ella realmente? Esta musa es su tierra natal, Cuba. La historia ha demostrado que Martí tenía razón. Por eso es necesario seguir estudiando las ideas de este gran filósofo y revolucionario cubano. Y desarrollarlas en el contexto del orden mundial actual.

 

El artículo se publicó por primera vez en enero de 2014.

LA CUARTA TEORÍA POLÍTICA Y LA DESTRUCCIÓN DE LA MODERNIDAD

Alexander Dugin

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

(prefacio a la nueva edición italiana de la Cuarta Teoría Política)

 

La nueva edición de La Cuarta Teoría Política en Italia es un evento importante. Las ideas presentadas en este libro se hacen cada vez más relevantes cada año.

 

La principal idea es el colapso total de la Modernidad política y el agotamiento de su potencial histórico.

 

Los Nuevos Tiempos son un gran error. Todos sus principios, axiomas y vectores resultaron ser un callejón sin salida. Tanto en filosofía como en religión, tanto en ciencia como en política. Esto se hizo evidente durante el turbulento siglo XX, cuando las tres principales ideologías políticas de la Modernidad –el liberalismo, el comunismo y el fascismo– convergieron en una batalla mortal. Sin embargo, su confrontación fue oscurecida por la intensidad del hecho de que los tres se basan en los mismos requisitos previos: materialismo, progresismo, ateísmo y tienen características comunes, principalmente el racismo biológico o de civilización (considerando a Occidente como un tipo universal de sociedad), totalitarismo y cero tolerancia para la disidencia. Cuando en el transcurso del siglo XX el liberalismo obtuvo una victoria decisiva sobre las otras teorías políticas, se convirtió en el heredero de toda la Modernidad política. De ahora en adelante, fue precisamente el liberalismo el que se convirtió en la principal encarnación de las falacias y el mal que forman la base de la Nueva Era Política.

 

Hoy estamos experimentando un colapso obvio, el colapso de la ideología liberal. Sí, está sigue siendo la ideología de las élites globales, en un grado u otro, controlando la mayoría de las sociedades existentes. Pero se está debilitando rápidamente, perdiendo su legitimidad, demostrando su esencia anti-populismo y su estilo de gobierno totalitario. Hoy solo queda una teoría política: el liberalismo, y es contra ella que se dirige la indignación justificada de las masas. El colapso del liberalismo aún no ha ocurrido, pero esto es lo que está sucediendo ante nuestros ojos.

 

En todas partes vemos una oleada ascendente de crecientes protestas antiliberales: las sociedades se rebelan contra las élites, la periferia contra el centro, la mayoría desposeída y engañada contra la minoría globalista cada vez más alienada y aislada. En Europa, esto se manifiesta en el surgimiento del populismo, que hasta ahora no ha sido capaz de convertirse en un proyecto político independiente y alcanzar el éxito político, pero es precisamente el populismo, tanto de derecha como de izquierda, lo que revitaliza los principales procesos políticos, empujando a las sociedades a la rebelión (como los «chalecos amarillos» en Francia) y amenaza con convertirse en una fuerza independiente. Si hay algo en común en el populismo de todo tipo es un rechazo radical del liberalismo y la ideología liberal, lo que llamamos «la Primera Teoría Política» en este libro.

 

En esta situación, los liberales, como los únicos ganadores en la batalla para ser los herederos ideológicos de la Modernidad y la Posmodernidad, son responsables de todo. Por el fracaso de la globalización, los costos de los flujos migratorios, el retraso del crecimiento de la clase media y el fracaso de la política occidental en el Medio Oriente. Y también por la epidemia de coronavirus (que bien puede ser el resultado de una fuga de armas biológicas), por el terror policial (que causó consecuencias tan drásticas en los EE. UU.), por los desastres ambientales y los riesgos asociados con la robotización, la virtualización y la inteligencia artificial. Después de haber derrotado a sus oponentes ideológicos, a los representantes de la Segunda y Tercera Teoría Política (los comunistas y los fascistas), las élites liberales globalistas y sus protegidos locales son ahora responsables de todo. Y como todo va bastante mal, entonces se les presentan reclamos precisamente. Los liberales son los portadores de la principal ideología que se ha convertido en planetaria: la democracia liberal, el capitalismo de mercado, la hegemonía cultural del Occidente Posmoderno. Y cualquier falla en el funcionamiento de este sistema lógicamente se vuelve contra los liberales. Entonces la victoria ideológica de los liberales fue pírrica.

 

La Cuarta Teoría Política se dedica en gran medida a criticar el liberalismo. Pero el punto más importante de este libro es que, junto con la destrucción final del globalismo liberal, nosotros (es decir, los pueblos y las sociedades que se rebelan contra el dominio de las élites globales) debemos liquidar las fuentes de la Modernidad como tal. La victoria del liberalismo en los años 90 del siglo XX resume la lógica política y la semántica de los Nuevos Tiempos. Fue el liberalismo el que se convirtió en la encarnación más perfecta del espíritu moderno: materialismo, individualismo, utilitarismo, progresismo, capitalismo, tecnocracia, atomismo, etc. Las otras dos teorías políticas fueron menos «modernas», menos «progresistas», menos coherente con el paradigma básico de la Modernidad. Por eso, no por casualidad, perdieron su batalla contra el liberalismo. Por lo tanto, no podremos derrotar al liberalismo, contra el cual se alza el odio mundial actual, sin derrotar a la Modernidad, sin revisar las decisiones básicas tomadas por Europa en los albores de los Nuevos Tiempos, lo que finalmente nos llevó a la catástrofe global de hoy.

 

En el ámbito político e ideológico, esto significa que no tiene sentido y tiene defectos metodológicos contrastar el liberalismo con aquellas formas de Modernidad que ya han sido derrotadas con éxito al incorporar sus componentes individuales. De modo que el liberalismo moderno absorbió el «marxismo cultural» con su odio frenético hacia cualquier forma de jerarquía y diferenciación. Los liberales modernos tomaron prestado el racismo y el totalitarismo del nazismo, pero no en una forma biológica, sino cultural y tecnológica. Las sociedades que van a la zaga de los países del Occidente moderno o que no quieren seguir su camino son inmediatamente objeto de un ataque masivo por parte de los globalistas. Además, cualquier crítica a los principios liberales se demoniza de inmediato, y quienes lo permiten están en la posición de los «enemigos de la sociedad abierta» (K. Popper), que es el equivalente de los «enemigos del pueblo» en la URSS o los «Untermenschen» bajo el nazismo.

 

Al mismo tiempo, no tiene sentido, y es contradictorio, ineficaz e incluso provocativamente opuesto al totalitarismo liberal de las élites globalistas por las otras dos, que también son ideologías modernas y totalitarias: el comunismo y el fascismo. El liberalismo ha aprendido a hacerles frente a ellas, incluso obligándolas a trabajar en pro de su propio interés. Y, además, se basa igualmente en el modelo modernista, materialista, ateo y progresista que el mismo liberalismo.

 

Aquí es donde comienza el principal mensaje de la Cuarta Teoría Política. Para derrocar al liberalismo y destruir a las élites globalistas, se necesita una nueva teoría política, que aún no existe. Hasta ahora, esta teoría se ha descrito de manera bastante aproximada, y principalmente en categorías negativas, debe ser antiliberal, pero no comunista y no fascista. A primera vista, tal definición es vaga e indefinida. Pero si comenzamos a pensar seriamente en esta propuesta en sí, pronto resultará que, de hecho, estamos pensando en una alternativa al liberalismo, de alguna manera nos deslizamos al comunismo (socialismo) o al nacionalismo (fascismo, nazismo). Por lo tanto, es muy difícil ir más allá de las Tres Teorías Políticas, incluso si solo estamos de acuerdo con su programa negativo y reconocemos la necesidad de construir un paradigma antiliberal que no sea comunista ni fascista.

 

Además, la «Cuarta Teoría Política» llama la atención sobre el tema de Tres Teorías Políticas: el individuo en el liberalismo, la clase en el comunismo y la nación (raza) en el fascismo y el nazismo. Todos estos conceptos son abstracciones introducidas como estándares por la filosofía política de los Nuevos Tiempos y tienen su origen en el sujeto cartesiano, representando sus diversas modificaciones. Por lo tanto, el método de la «Cuarta Teoría Política», con una crítica radical del individualismo, se niega a contrastarlo con otras abstracciones de la Modernidad: como la clase o la nación.

 

Por lo tanto, si despeja el espacio para la Cuarta Teoría Política a través de la destrucción de las otras Tres Teorías Políticas, también aparecerá un espacio vacío en el centro de este espacio, donde se encontraba el sujeto cartesiano (en una de las tres formas ideológicas, como el individuo, la clase o la nación). Y aquí la Cuarta Teoría Política da un paso teórico importante, proponiendo poner en este centro, que liberó después de desmantelar el sujeto moderno, la categoría de la filosofía de Martin Heidegger: el Dasein. Con tal gesto, incluimos implícitamente en la construcción teórica toda la filosofía de Heidegger con sus críticas al «olvido del ser» y todo el programa positivo de crear una ontología fundamental y un movimiento hacia un Nuevo Comienzo de la filosofía. Y en un sentido aún más amplio, al poner al Dasein en el centro, obtenemos una base detallada del existencialismo y la fenomenología, que nos permite desarrollar con más detalle el contenido de la Cuarta Teoría Política.

 

Pero al mismo tiempo, avanzando en la dirección opuesta a la formación de la Modernidad, llegamos a una sociedad tradicional en la que el sujeto era el alma inmortal o el «yo» trascendental, que sirvió como modelo general para la antropología, la cosmología y la política, que se ve claramente en Platón y Aristóteles, así como en Edad Media cristiana, así como en otras civilizaciones sagradas. Entonces, el Dasein empírico obtenido por Heidegger en el curso de las deducciones fenomenológicas del hecho de la existencia humana de numerosos complementos mal concebidos y axiomas ontológicos ilusorios tomados con demasiada rapidez, encuentran en el curso de la destrucción de la Modernidad la antropología de lo sagrado de la sociedad tradicional, con la inmortalidad del alma y la eternidad de la verticalidad ontológica. La Cuarta Teoría Política invita a moverse en ambas direcciones al mismo tiempo, y hacia adelante, en el camino de superar la metafísica de los Nuevos Tiempos y del nihilismo moderno, al Nuevo Comienzo, y volver al punto donde comenzó el camino de degradación y degeneración total, que finalmente condujo al globalismo moderno y al liberalismo.
Entonces, la estrategia para construir la Cuarta Teoría Política se puede establecer en la secuencia de los siguientes pasos:

 

  1. Un rechazo rígido y total del liberalismo en todas sus formas y con todas sus premisas teóricas y metafísicas;
  2. Crítica radical de la Segunda y Tercera Teoría Política (comunismo y fascismo) como algo secundario, pero igualmente imbuidas del espíritu de la Modernidad y su metafísica, productos de los Nuevos Tiempos;
  3. La eliminación del individuo, la clase y la nación como versiones políticas e ideológicas del sujeto de los Nuevos Tiempos, y después de esto la eliminación de este sujeto en sí;
  4. Poner en el centro de este asiento vacante al Dasein o un concepto premoderno de antropología sagrada y al alma inmortal con el desarrollo paralelo de la teología existencialista;
  5. Construir sobre la base de la filosofía y la fenomenología de Heidegger (de Brentano y Husserl, pero también sobre la interpretación fenomenológica de Aristóteles) formas más detalladas de política, incluidas las instituciones, las leyes y los reglamentos.
  6. La integración de movimientos populistas y de protesta a escala global en un frente único, aunque multipolar y policéntrico, de la Cuarta Teoría Política;
  7. El comienzo de la revolución mundial (conservadora) antiliberal y antiglobalista.

 

Estos siete pasos generalmente se pueden anticipar ahora. Los primeros cuatro de ellos se describen en los términos más generales del libro La Cuarta Teoría Política. La quinta etapa requiere un mayor desarrollo y un gran trabajo teórico, que se realiza en parte en nuestros otros libros, cursos de conferencias y seminarios, y en parte todavía está esperando su hora. Además, esto será posible solo si un número crítico de intelectuales no conformistas calificados están involucrados en el desarrollo de la Cuarta Teoría Política, tanto de la derecha (principalmente del entorno de la «Nueva Derecha») como de la izquierda.
Además, ciertos pasos, aunque simbólicos, para la implementación de los aspectos prácticos de la Cuarta Teoría Política, correspondientes a la sexta etapa, se pueden comenzar a dar ahora, sin esperar a que se complete la quinta etapa. Además, la participación en la vida política directa de los partidarios de la Cuarta Teoría Política puede ser crítica para la implementación del programa al construir una teoría completa.

 

Y finalmente, la etapa 7 debería ser el resultado de todas las anteriores.

 

La Cuarta Teoría Política no es otro sistema político-ideológico o filosófico. Ella es la cuarta, no en el sentido de 3 + 1. No significa para nada agregar una más a las Tres Teorías Políticas de los Nuevos Tiempos, sino el desmantelamiento radical, la abolición y la destrucción de las tres, y, sobre todo, el liberalismo y su tema. Además, la Cuarta Teoría Política no es tanto un contenido nuevo como un algoritmo o incluso una red neuronal. Se le pueden conectar a volúmenes y a campos gigantescos de pensamiento filosófico, político, social, cultural, histórico y científico. Incluye el tradicionalismo, la revolución conservadora, la fenomenología, el estructuralismo, la antropología plural, Heidegger, la teología, la escatología, la geopolítica, los estudios de las civilizaciones, así como algunos aspectos de la crítica posmoderna de la Modernidad, las estrategias de destrucción (deconstrucción), el análisis epistemológico, la ecología y el anticolonialismo, etc. Al mismo tiempo, la Cuarta Teoría Política extrae la dimensión política implícitamente contenida en cualquier filosofía o ciencia, y la hace explícita. Al fin y al cabo, estamos hablando de la creación de una «Contra Enciclopedia», la construcción de una impresionante variedad de conocimientos y prácticas de la Gegen-Aufklärung. Al mismo tiempo, la Cuarta Teoría Política aprovecha algunas oportunidades tecnológicas proporcionadas por la cultura contemporánea y, por lo tanto, el desmantelamiento de la Ilustración y la Modernidad debería tomar mucho menos tiempo que su formación. La desaparición del liberalismo se convertirá en el fin irreversible de la Modernidad, pero en lugar del nihilismo de la izquierda posmoderna o del realismo crítico, la Cuarta Teoría Política ofrecerá una alternativa completamente constructiva. La destrucción preliminar posmoderna en nuestro caso será seguida por una reconstrucción ontológica y política (así como epistemológica), la reconstrucción del espacio contemplativo y existencial ocupado temporalmente por la Modernidad y aún bajo su control.

 

El libro «La Cuarta Teoría Política» es el primer paso de una gran cantidad de trabajos. Y estoy convencido de que Italia, el país de Empédocles, Pitágoras, Virgilio, César, Ficino, el Concilio de Trento y Evola, se convertirá nuevamente en el territorio elegido para el renacimiento de la verticalidad solar apolínea. Entonces la Tercera Roma (Moscú) devuelve el testigo a la Primera.

 

  1. Dugin

LA CUARTA TEORÍA POLÍTICA Y El LOGOS ITALIANO

Alexander Dugin

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

 

La Cuarta Teoría Política se refiere al concepto de «pueblo» como una categoría jurídica y filosófica independiente.

(prefacio a la edición italiana)

 

La Cuarta Teoría Política y el Tradicionalismo de Julius Evola

 

Para mí, la edición italiana de La Cuarta Teoría Política es de gran importancia. En primer lugar, esto se debe al hecho de que mis puntos de vista se formaron bajo la influencia decisiva de la filosofía del tradicionalismo, y uno de sus dos pilares (junto con Guénon) es el filósofo italiano Julius Evola. En general, mis puntos de vista se basan completamente en el tradicionalismo, aunque prefiero no repetir las fórmulas y declaraciones de sus fundadores, sino que, a partir de sus principios, construir conceptos y teorías en áreas que, por una razón u otra, no eran prioritarias para los fundadores del tradicionalismo. Y, sin embargo, es el tradicionalismo el que subyace en todas mis investigaciones, sin importar a qué campo pertenezcan: filosofía, religión, política, geopolítica, sociología, relaciones internacionales, historia de las civilizaciones y las ideas, etc.

 

Como Evola era italiano, naturalmente, en Italia había una escuela de sus seguidores, en la cual sus ideas tuvieron una influencia decisiva. Para este grupo de lectores, muchos aspectos de la «Cuarta Teoría Política» serán bastante, espero, comprensibles y familiares. En primer lugar, estamos hablando de contrastar el paradigma de la Modernidad con el paradigma de la Tradición. Las Tres Teorías Políticas, en cuya superación se basa la Cuarta Teoría Política, pertenecen enteramente al paradigma de la Modernidad. Y su alternativa, la Cuarta Teoría Política misma, se refiere al paradigma de la Tradición. De hecho, la Cuarta Teoría Política puede considerarse como una estrategia de Rebelión contra el mundo moderno aplicada a las condiciones políticas e ideológicas del siglo XXI.

 

Pero, por otro lado, hay una serie de puntos fundamentales que difieren del evolismo clásico y en parte del tradicionalismo en su conjunto. Las más importantes son los siguientes:

 

  1. El rechazo del individuo como base del liberalismo. Esto contrasta con el trabajo de Evola (especialmente los primeros), donde desarrolla la doctrina del «Individuo Absoluto». Aquí, sin embargo, el problema es terminológico: quiero decir con «individuo» el concepto de hombre como ser racional-material de los Nuevos Tiempos, y que está representado por la filosofía anglosajona y la sociología moderna (principalmente como lo entiende L. Dumont). Un «individuo» es un ego atómico completamente cerrado a cualquier dimensión trascendental. Obviamente, Evola, bajo «individuo», especialmente «absoluto», se refiere a algo completamente diferente. Él usa este término como sinónimo del Atman hindu, que no tiene nada que ver con el liberalismo individual y los Nuevos Tiempos. En la tradición occidental, se podría hablar de la «persona». Si aceptamos esta enmienda, se elimina la contradicción.
  2. Aclaración de la relación entre las tres funciones de Dumézil (o las tres castas más altas) y las tres clases en la historia de Europa Occidental. Si, con respecto a la homología, los sacerdotes (clerigos) – brahmanas (Primera Casta) y guerreros (aristocracia) – kshatriyas no tienen ningún problema (no toco la polémica de Evola con Guénon con respecto a la dialéctica de las relaciones entre las dos castas superiores), entonces la más problemática (e incluso, en mi opinión, incorrecto) es la identificación de la Tercera Casta, la tercera función (vaishya) con la burguesía y el Tercer Estado. Según mis estudios, detallados en el libro de Etnosociología, la tercera casta (vaishya) en la sociedad tradicional son los campesinos y pastores de las sociedades nómadas, pero no la burguesía urbana y la clase de comerciantes y cambistas. Es decir, la similitud entre la Tercera Casta y el Tercer Estado es puramente externa. De hecho, la burguesía como clase se crea sobre la base de aquellos grupos sociales que generalmente se trasladaron fuera de la sociedad de castas o desempeñaron el papel de estratos más bajos en comparación con los campesinos. Eran artesanos, músicos, herreros y sirvientes. La burguesía estaba compuesta por los sirvientes de los guerreros (Segunda Casta), que eran demasiado cobardes para luchar y demasiado flojos para trabajar en el campo. Originalmente era una clase de parásitos y mentirosos, usurpando funciones intermedias entre la Segunda y la Tercera Casta. Estos son los escuderos o lacayos, como Sancho Panza en Don Quijote o los sirvientes de los mosqueteros en las novelas de A. Dumas. Es por eso que la burguesía (y la ideología liberal inherente a ella) salió victoriosa de la batalla con el comunismo: no fue una victoria de la tercera función sobre la cuarta, sino de la escoria mundial, los banqueros vampíricos y los parásitos. En consecuencia, propongo revisar la actitud hacia el «proletariado». Por supuesto, el proletariado en sí es un concepto burgués, construido después de que el mundo de la burguesía urbana comenzó a tomar la consistencia visible de la civilización moderna. El parásito urbano burgués constituía su antípoda, su antítesis. Pero la génesis social del proletariado urbano indica claramente que representa un miembro arruinado o empobrecido de la tercera función (campesinos, vaishya), es decir, se encuentra más arriba en la jerarquía de las castas que un comerciante o un artesano. Por supuesto, bajo las condiciones de la ciudad y la explotación burguesa, pierde gradualmente estos signos del portador de los valores de la sociedad tradicional, pero su oposición a la burguesía no es una rebelión de los inferiores contra los superiores, sino el deseo de devolver a los capitalistas usurpadores a su lugar verdadero, bajo la autoridad legítima del poder de las castas. Por supuesto, este no es el caso del marxismo clásico, pero en la práctica histórica de la revolución bolchevique y especialmente en la experiencia de los regímenes socialistas de China, Corea, Vietnam, Kampuchea o Birmania, esto es completamente obvio. Las revoluciones «proletarias» ganaron solo en aquellos países donde casi no había proletariado urbano industrial. De hecho, fue una venganza legítima del campesinado trabajador (incluido el arruinado) contra los burgueses usurpadores de sin casta. De esto se desprende una reformulación de la Segunda Teoría Política sobre la Primera Teoría Política. Esto contradice las ideas de Evola, especialmente del período de la posguerra («Orientaciones»), cuando él aprobó la posibilidad de una alianza de los tradicionalistas con movimientos burgueses anticomunistas.
  3. La interpretación de Heidegger. Tengo una interpretación completamente diferente de las ideas de Martin Heidegger que la Julius Evola en Cabalgar el Tigre. Desde mi punto de vista, Heidegger está mucho más cerca del tradicionalismo de lo que parece a primera vista, aunque sus ideas pueden parecer difíciles de entender. Heidegger, hablando del Dasein, revela ese principio humano que precede a las superestructuras conceptuales y empareja al hombre con elementos poderosos y primordiales: la muerte, el tiempo, la paz, el horror, etc. En la Cuarta Teoría Política, el Dasein aparece en el papel de un «sujeto», y toda la metafísica se construye ahora a partir de allí, comenzando por él mismo. En esto se pueden ver fácilmente los temas inmanentistas de la iniciación tántrica, insistiendo en los detalles específicos de las transformaciones humanas y sobrehumanas. Heidegger llama a su filosofía «ontología fundamental», es decir, la doctrina del ser, construida sobre una conexión inextricable con el Dasein. Esto es bastante similar a la crítica de Evola al idealismo de Europa Occidental. Admito que Evola y Heidegger estaban en corrientes diferentes y no coincidían entre sí, pero están igualmente cerca de mí. Además, considero a ambos autores como heraldos de la Cuarta Teoría Política, los requisitos previos que crearon, en particular, por su crítica de la Tercera Teoría Política, con la que ambos tuvieron alguna relación en un momento determinado.

 

Otras diferencias, incluida la aversión de Evola al cristianismo (el autor de la Cuarta Teoría Política es un cristiano ortodoxo convencido) o algunas de sus tesis en defensa del racismo (el autor de la Cuarta Teoría Política es un firme opositor de todas las formas de racismo) son menos significativas, que son explicadas por preferencias personales o por condiciones históricas y culturales.
En general, la Cuarta Teoría Política, aunque con ciertas reservas, debería estar cerca de los tradicionalistas, ya que continúa la línea de crítica radical de la Modernidad, pero ofrece nuevas formas y nuevas estrategias para una lucha irreconciliable.

 

La antropología cultural

 

Pero el medio tradicionalista está lejos de agotar al público al que se dirige la Cuarta Teoría Política. Teóricamente, se puede abordarla o comenzarla desde cualquier posición, dándose cuenta del agotamiento y el punto muerto tanto del liberalismo como del comunismo o el nacionalismo. Con respecto al liberalismo, se puede prestar atención al principio de libertad con el que los liberales se escudan. Por supuesto, si tenemos en cuenta la historia de la filosofía del liberalismo, ya quedará claro que esta libertad es muy especial, es puramente negativa («libertad de» Mill) y conlleva un nihilismo rígido y obsesivo. Sin embargo, esto es comprensible solo para los «más altos iniciados» del liberalismo, que conocen y aceptan la estrategia diabólica del liberalismo, dirigida al exterminio completo de toda naturaleza humana en la humanidad. Para tales «iniciados liberales», el satanismo, el totalitarismo y la destructividad de esta ideología son obvios y aceptables. Aunque esto a menudo se oculta a los extraños.

 

La mayoría de los liberales no son iniciados y, por lo tanto, toman en serio los valores de la libertad. En este caso, pueden preguntarse por qué el liberalismo moderno está adquiriendo características cada vez más totalitarias, permitiendo que la libertad sea «liberal», pero demonizando a todos aquellos que rechazan el liberalismo. Entonces, el liberalismo de la época de la globalización demuestra las mismas características totalitarias inherentes a sus oponentes de las otras dos teorías políticas: el comunismo y el fascismo. Un «liberal honesto» (si es que lo hay) no puede en ningún momento preguntarse: ¿es el totalitarismo adecuado y compatible con el valor de la libertad? Aquí la tesis de la Cuarta Teoría Política se vuelve extremadamente relevante. Por lo general, los liberales hacen frente a esta dificultad al comparar el liberalismo con la Segunda y Tercera Teoría Política. Por ejemplo, incluso si el liberalismo no es perfecto, en cualquier caso es mejor y da más libertad que el comunismo y el fascismo. Es lo correcto. Pero solo si acordamos limitar el alcance de la comparación a estas Tres Teorías Políticas. La Cuarta Teoría Política rechaza el liberalismo, pero también rechaza el comunismo y el fascismo. Por lo tanto, el principio de comparación cambia. La Cuarta Teoría Política no defiende ni el comunismo, ni el fascismo, ni su síntesis. Ella rechaza la Modernidad política como tal. Y si los liberales son consistentes en su defensa de la libertad, ¿por qué no deberían reconocer el derecho de la Cuarta Teoría Política a existir, como un nuevo oponente del liberalismo, como una nueva teoría crítica del siglo XXI?

 

Además, la Cuarta Teoría Política, en completamente de acuerdo y está basada en la antropología cultural (F. Boas, C. Levy-Strauss, etc.), afirma la multiplicidad de culturas y la incapacidad de establecer una jerarquía entre ellas. De esto se desprende el antirracismo dogmático y radical de la Cuarta Teoría Política. Además, la Cuarta Teoría Política revela el racismo inherente al liberalismo, como producto del desarrollo histórico de la civilización de Europa Occidental. Al centrarse en el derecho de un pueblo, sociedad, civilización o tribu a tener su propio sistema de valores y construir sus estructuras políticas sobre sus tradiciones, la Cuarta Teoría Política protege la máxima libertad. Es decir, si comparamos el liberalismo no con el comunismo y el fascismo, sino con la Cuarta Teoría Política, la Cuarta Teoría Política se verá como una doctrina de la libertad frente a la versión racista del globalismo totalitario encarnado en el dominio de Occidente.

 

Podemos considerar la Cuarta Teoría Política como la encarnación de la ética de F. Boas o Levi-Strauss, así como de algunos filósofos posmodernos que critican duramente el liberalismo solo por su etnocentrismo euroamericano.

 

Además, el desarrollo natural del liberalismo, que destruye sucesivamente todas las formas de identidad colectiva, desde la religiosa y de clases hasta la nacional y de género, está entrando en la última fase de su estrategia, en la era del posthumanismo o transhumanismo. Esto significa que, en el futuro cercano, la Inteligencia Artificial, los cyborgs, las quimeras, los híbridos y una amplia variedad de formas de vida posthumanas se convertirán en algo común. Y esto completará el proceso de «deshumanización» de la humanidad, ya incrustado en el paradigma materialista y racionalista de la Modernidad. Para un cierto número de liberales que no están preparados, a diferencia de la élite satánica de los globalistas, para tal cambio en la historia, esto también puede levantar sospechas de que algo está mal con esta ideología.

 

Por lo tanto, no se puede descartar por completo que la Cuarta Teoría Política será abordada no solo por aquellos que están librando una lucha (sin esperanza) con el mundo moderno (mortalmente cansados ​​de él y su desesperanza), sino también aquellos que ahora son conscientes del otro lado de la ideología liberal y aceptan buscar alternativas. La Cuarta Teoría Política, siendo dogmática y abierta, no ofrece tanta alternativa, ya que prepara el terreno e invita a todos a construirla, tanto los que inicialmente rechazaron la Modernidad como los que sucumbieron a su hechizo o su inercia, pero, encontrándose cara a cara con el abismo, en el último momento que se puso en marcha y que se dieron cuenta de cómo el héroe de «Twin Peaks» de Lynch / Frost – algo salió mal…

 

La Cuarta teoría política y la izquierda: Preve, Cacciari, Agamben

 

Y, finalmente, la Cuarta Teoría Política apela a la izquierda italiana. En Italia, ya tenemos el precedente de un acercamiento entre los tradicionalistas y los eurasiáticos con el filósofo de izquierda Constance Preve (1943 – 2013), que reconoció la necesidad de un frente común de derecha-izquierda contra la globalización, la hegemonía estadounidense y la dominación liberal. Pero esto no es todo. Si consideramos las tendencias anticapitalistas de la izquierda en la filosofía italiana, entonces podemos ver fácilmente a los autores que tienen un estado de ánimo y actitudes bastante cercanos a la Cuarta Teoría Política. La crisis del pensamiento marxista es evidente, y la ética anticapitalista de Marx, completamente justificada en sí misma, ya no puede confiar en un aparato dogmático que ha perdido por completo toda relevancia en estas nuevas condiciones. Además, los revisionistas entre los comunistas europeos en realidad perdieron terreno a favor de la Primera Teoría Política, convirtiéndose en una formación instrumental en manos de los liberales y su Sistema.

 

En este sentido, podemos mencionar a dos filósofos italianos de izquierda, cuyas ideas no se congelaron en los viejos esquemas, sino que no capitularon frente a los liberales: estos son Massimo Cacciari y Giorgio Agamben.

 

Massimo Cacciari combina el horizonte del sueño comunista con esta naturaleza angelical del hombre, cuya revelación es el objetivo de la revolución. Caccari expone sistemáticamente estas ideas en el programa de su libro el «Ángel necesario» [1], así como en otros textos, de una forma u otra relacionados con la angelología [2].

 

Otra característica original de la filosofía de Cacciari, también inusual para los izquierdistas que gravitan hacia el universalismo, es el interés en la geopolítica y la geografía de las civilizaciones, es decir, en la geofilosofía o geosofía [3]. Cacciari presta gran atención a la diferencia entre las culturas e identidades, ofreciendo interpretar cada una de ellas, en base a sus criterios internos. En esto, sigue la antropología cultural de F. Boas y la sociología de L. Dumont. Al estudiar la geosofía de Europa, Cacciari introduce un concepto como «Archipiélago-Europa», enfatizando así la diversidad de mosaicos de varias regiones europeas. En esta mayor atención a la estructura del mosaico en conjunto, se puede ver una característica típica italiana: Italia consistía en varias políticas distintivas e independientes, por lo que sería muy apropiado aplicar el concepto de Cacciari, el archipiélago de Italia en relación con él.

 

Según Agamben, las democracias modernas de Europa son formas encubiertas de dictadura, estructuralmente no diferentes de las formas soberanas de poder descritas en el Leviatán de Hobbes o en la teoría política de Carl Schmitt. El parlamentarismo y la Constitución, según Agamben, solo ocultan la naturaleza dictatorial del poder en la época moderna, que se revela cada vez que las democracias enfrentan un desafío más o menos serio. El estilo de la democracia desaparece instantáneamente, y en su lugar se revela la verdadera naturaleza de la estructura política moderna, el campo de concentración. La atomización del poder vertical en las repúblicas burguesas modernas es una ilusión. De hecho, la sociedad burguesa es rígidamente totalitaria y se rige por el principio del eje del poder. Según Agamben, esta es la naturaleza de lo político: político, ya sea verticalmente o no. Los intentos de encontrar un compromiso a través de la distribución de decisiones en todo el espacio de la sociedad civil están condenados: tan pronto como esta acción se vuelve de naturaleza política, entra en juego el principio de exclusión radical y subordinación jerárquica; esto se manifiesta inmediatamente en la selectividad de los derechos de adjudicación, en su contenido cuantitativo y cualitativo. El sujeto político, contrario a la principal tesis del liberalismo, no puede ser un individuo político, argumenta Giorgio Agamben. Lo político en el extremo opuesto, en su periferia extrema (entre la sociedad y la naturaleza) no constituye un ciudadano, sino una «vida desnuda» (nuda vita) [4]. Este es el concepto principal de la filosofía de Agamben, construido sobre la base del estudio de crónicas sobre prisioneros de campos de concentración en la Alemania nazi y durante la Segunda Guerra Mundial [5]. La población del campo de concentración no son personas, sino una masa de «vida desnuda». Y es aquí donde se abre la escala y la naturaleza de la biopolítica de Foucault: el poder siempre trata con la biomasa de baja calidad, en la que soberanamente introduce una vertical radicalmente heterogénea. Lo que se reveló en el nazismo está velado en la democracia. Pero la esencia sigue siendo estrictamente idéntica. Cualquier régimen de Modernidad política es profundamente totalitario, ya sea fascismo, comunismo o liberalismo, argumenta Agamben. La «sociedad civil» es solo un eufemismo para la «vida desnuda»; el ciudadano, como lo entienden los liberales, simplemente no existe. Por lo tanto, surge la tríada insustituible de Agamben, que está estrictamente presente en todo tipo de regímenes políticos de la Modernidad: Política / Leviatán / Soberanía (estado de excepción) – sociedad / campo de concentración – vida desnuda (objeto de la biopolítica).

 

Las críticas al liberalismo por parte de Agamben, como en el caso de Constanzo Preve y en parte de Massimo Cacciari, se acercan al terreno de la Cuarta Teoría Política, que también se basa en un rechazo radical de la Modernidad política. Y dado que el liberalismo, la Primera Teoría Política, es la única forma relevante y dominante de la Modernidad política actual, la identificación de su naturaleza totalitaria y sus prácticas violentas se convierte en la principal tarea práctica de un nuevo tipo de revolución política.

 

El mismo Agamben en 1990, en vísperas del colapso de la URSS, publicó un programa en su libro «La comunidad que viene» [6], que describía la realidad del totalitarismo liberal y proponía una alternativa revolucionaria. Agamben interpreta este totalitarismo sobre la base de las ideas de Guy Debord sobre una «sociedad del espectáculo». Una sociedad construida sobre el principio de las comunicaciones de masas ha cambiado gradualmente las proporciones: ya no hay más mensajes en la comunicación, ya que se pierde la base de referencia; esto ya no es una combinación de discursos, sino un reciclaje estéril y totalitario. En el caso del totalitarismo liberal, la violencia no es llevada a cabo por el líder y el grupo gobernante, sino por el Político mismo, como una expresión concentrada de la alienación, manifestada en la exteriorización completa del lenguaje.

 

Al observar el triunfo del liberalismo sobre sus oponentes tradicionales (el fascismo y el comunismo), Agamben define a un nuevo enemigo: la «pequeña burguesía mundial» como la única clase de la sociedad post-clasista.

 

Agamben ve el predominio de la pequeña burguesía, que los ideólogos del liberalismo, en particular F. Fukuyama, proclamaron optimistamente como «el fin de la historia», no tanto llegando al punto más alto del progreso, como a un inevitable momento de suicidio. Él escribe: “La pequeña burguesía mundial es probablemente la forma en que la humanidad se moverá hacia su autodestrucción” [7].

 

El análisis de Agamben básicamente coincide con la Cuarta Teoría Política en su versión de la izquierda, y aquí generalmente es solidario con Constance Preve y Massimo Caccari.

 

Agamben se acerca aún más a la Cuarta Teoría Política cuando aborda la descripción de la alternativa y la definición de su tema. Cabe señalar que Agamben sigue en gran medida a Heidegger, a cuyos seminarios asistió en los años 60. Se acerca al tema de Dasein, como un nuevo polo de política escatológica [8]. Agamben introduce el concepto de «cualquiera», del latín quodlibet. Le da el estatuto de un «nuevo sujeto», que difiere del «cada uno» (serial, estandarizado), del «todo» (suma mecánica), y del «tipo» (concepto, clase). En el término quodlibet, Agamben enfatiza la presencia de la palabra libet, que se remonta a la misma raíz que el ruso «amor» o el alemán Liebe. Agamben ve en esto una incertidumbre volitiva del amor que es adicional e imperceptiblemente (como un halo) presente en una cosa o criatura, completamente descrita y fijada en todo excepto en esta dimensión como materialidad y como lugar en una estructura racional. El totalitarismo liberal, que subyugó la vida desnuda en la forma de la pequeña burguesía mundial y usurpó totalidad del lenguaje, ahora alienado, que es incapaz de decir algo (la sociedad de la información como la sociedad del espectáculo total, según Debord), no tiene poder sobre este elemento sutil que no es un individuo (tan totalitario como y cualquier concepto político), sino algo móvil, sutil e indefinido. Precisamente, según Agamben, ese algo singular y finito debe oponerse al Estado liberal mundial y, en consecuencia, al Gobierno mundial.

 

La Cuarta Teoría Política y el populismo

 

Lo último que quisiera mencionar es la correlación de la Cuarta Teoría Política y el fenómeno del populismo. El fenómeno del populismo ha recibido una gran atención recientemente por parte de una amplia variedad de autores. Entre todos, debe destacarse un excelente y profundo estudio del filósofo francés Alain de Benoit, uno de los creadores de la Cuarta Teoría Política, «El momento populista» [9]. Todos ellos señalan el final de la división tradicional del espectro político en izquierda y derecha y el surgimiento de una nueva geometría de los sistemas políticos. La división entre la derecha y la izquierda es característica de toda la sociedad, tanto para las élites como para las masas. Esto se debe al dominio total de la Primera Teoría Política. Cuando el liberalismo adquiere una hegemonía completa, comienza a aparecer como tal, sin registrarse en el campo de la derecha o la izquierda. Los enfoques de derecha (el mercado) dominan en la economía, la izquierda domina en la política (libertarismo, política de género, mezcla de sexos y pueblos, multiculturalismo, etc.). El liberalismo es la ideología de las élites, y cada vez más vemos la cima de la red liberal: los mismos «iniciados liberales» que ya no ocultan sus verdaderos planes y proclaman abiertamente el curso de la posthumanización de la humanidad. Además, los métodos de gobierno que utilizan los medios y las redes sociales para forzar la introducción del dogma liberal en la conciencia se están volviendo cada vez más abiertamente totalitarios.

 

Gradualmente, los estados de ánimo de protesta se concentran en el polo opuesto de la sociedad, que, al igual que la ideología de las élites, ya no son de derecha o izquierda. Quienes rechazan el liberalismo con mayor frecuencia no piensan en una alternativa positiva: rechazan el statu quo, que a sus ojos se vuelve inaceptable e intolerante. Al mismo tiempo, los opositores de las élites no tienen una plataforma ideológica, y las fuerzas que expresan estos sentimientos en la política a menudo no siguen ningún principio estrictamente definido. Estos estados de ánimo de protesta y su expresión espontánea y no sistemática se denominan «populismo». El populismo siempre ha existido, pero hoy se convierte en el factor político más importante. Este es precisamente el «momento populista», según de Benoit.

 

Aquí debemos prestar atención al término populus, en el que se basa el concepto mismo de populismo. Populus, el pueblo, es un concepto que no tiene un estatus legal claro en la ideología de la modernidad, pero está presente en la mayoría de las constituciones modernas como fuente de autoridad legítima. El pueblo es mencionado en todas Constituciones y es interpretado en los distintos modelos legales ya sea en forma liberal (como un conjunto de individuos, acercándose a la teoría de los derechos humanos), o de forma nacionalista (como un conjunto de ciudadanos con ciudadanía de un país), o en forma de una sociedad socialista (como una sociedad de clases, en los regímenes de las democracias populares). Pero en todas partes el pueblo actúa como una expresión generalizada condicionalmente, y no como un concepto. Es decir, como sujeto, no es reconocido.

 

Este es históricamente el caso en la transición del Renacimiento a los Nuevos Tiempos. El pueblo permaneció inscrito en las Constituciones precisamente desde el Renacimiento, donde tenía un significado conceptual independiente, aún no sujeto a la interpretación de ninguna de las teorías políticas de la Modernidad. Por lo tanto, el pueblo no pertenece a las estructuras políticas de la Modernidad, está en sus fronteras, presente en las Constituciones, pero ausentes como una entidad legal de pleno derecho.

 

La Cuarta Teoría Política se refiere al concepto de «pueblo» como una categoría jurídica y filosófica independiente, más allá de su interpretación en el contexto de las Tres Teorías Políticas de la Modernidad. Pero el «pueblo» se entiende existencialmente, como el Dasein. La fórmula de Heidegger «Dasein existiert völkisch» es clave. Al pueblo, populus, la Cuarta Teoría Política lo entiende como Dasein, Volk als Dasein. Esto hace que el fenómeno del populismo no sea vago, caótico y espontáneo, sino profundamente arraigado, filosófico y vanguardista. En este caso, la Cuarta Teoría Política puede considerarse como una «metafísica del populismo», explicando su aparición y ofreciendo una protesta ciega a la humanidad contra la élite satánica, que se hizo con el poder sobre ella, con una estrategia, una conciencia, un pensamiento, un sistema, un plan de lucha.

 

Para resumir este prefacio a la edición italiana, quiero enfatizar: la Cuarta Teoría Política se dirige a todos: tradicionalistas, socialistas, liberales, conservadores, personas con convicciones y sin convicciones. Esta es una invitación al pensamiento, y no una imposición de juicios o plantillas ya hechas. Nuestro objetivo es despertar en la sociedad italiana un interés en la filosofía política, en las ideas y en una percepción aguda, verdaderamente italiana, de la realidad.

 

Admiro a Italia, o más bien, a las numerosas sociedades y culturas, pueblos y estados que conforman la historia de Italia, desde los etruscos y el Imperio Romano hasta el Vaticano y el Risorgimento. Dediqué un libro entero al Logos latino, donde expresé mi amor por el espíritu italiano y la belleza del pensamiento dramático y sublime italiano.

 

La Cuarta Teoría Política, publicada en italiano, es un evento importante en mi vida.

 

Moscú, julio de 2017.

Notas:

 

[1] Cacciari M., L’Angelo necessario. Milano: Adelphi, 1986. Traducción al español: El ángel necesario (1989), A. Machado Libros, S.A

[2] Cacciari M., L’Angelo necessario. Milano: Electa, 1981

[3] Каччари М. Геофилософия Европы. СПб.: Пневма, 2004. Traducción al español: Geo-filosofía de Europa (2001), Alderabán Ediciones, S.L

[4] Агамбен Дж. Homo sacer. Суверенная власть и голая жизнь. М.: «Европа», 2011. Traducción al español: Homo sacer. El poder soberano y la nuda vidaPre-Textos. Valencia 1998. Traducción: Antonio Gimeno Cuspinera.

[5] Агамбен Дж. Homo sacer. Что остается после Освенцима: архив и свидетель. М.: «Европа», 2012. Lo que queda de Auschwitz. El archivo y el testigo. Homo Sacer IIIPre-Textos. Valencia 2000. Traducción: Antonio Gimeno Cuspinera.

[6] Агамбен Дж. Грядущее сообщество. М.: Три квадрата, 2008. La comunidad que vienePre-Textos. Valencia 2006. Traducción: José Luis Villacañas, Claudio La Rocca y Ester Quirós.

[7] Агамбен Дж. Грядущее сообщество. Указ. соч. С. 61. La comunidad que vienePre-Textos. Valencia 2006. Traducción: José Luis Villacañas, Claudio La Rocca y Ester Quirós.

[8] Дугин А.Г. Четвертый Путь. Введение в Четвертую Политическую Теорию. Указ. соч.

[9] Benoist, Alain de. Le Moment populiste, Droite-Gauche, c’est fini! P.: Pierre Guillaume de Roux, 2016.